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Quiero volver a aclarar que esta es la continuación de una historia, para ver las anteriores partes tienen que ir a "I Hate You, I Love You".

Mi despertador sonó y me levanté con una sensación extraña en el cuerpo, sentía que me faltaba algo, y esa cosa era la compañía de Ana. Ya lo sé, tenía nuevos amigos, pero pensar que todo había cambiado en cuestión de días me dejaba un mal sentimiento en el cuerpo, la semana pasada yo no tenía ni idea de lo que iba a pasar.

Caminaba hacia el instituto con Ana en mi mente además de un sentimiento amargo en mi pecho, pues me sentía sola sin tenerla a ella caminando conmigo. Nunca pensé que la echaría tanto de menos. Llegué al Instituto con una única esperanza, ver a Clara y que mi dolor cesara como lo hizo el día anterior.

Una sonrisa se plantó en mi cara al verla a lo lejos, con esa máscara de persona fría que tanto me gustaba.

—Cuidado que se te cae la baba—. Conan apareció de la nada y le di un golpe ante su comentario.

—Cállate—. Le miré por un segundo y volví a mirar hacia donde estaba Clara, mierda, ya no estaba.

—¿A quien miras así?—. Entrecerró los ojos para ver a lo lejos.

—A nadie—. Le di otro golpe.

—Sí, y yo soy más tonto que tú, tonta—. Se río en mi cara. —Me voy antes de que me sigas maltratando—. Me lanzó un beso y se fue.

Empezaba a pensar que conocer a Conan fue una de las mejores cosas que me pasaron durante esos meses.

Sonó el timbre dando lugar a la primera hora, me tocaba con Clara, así que fui directa a mi aula mientras recordaba con una sonrisa tonta lo que viví con ella el día anterior. Finalmente llegué y me senté en mi sitio, ahora sin acompañante y volví a recordar a Ana.

De nuevo, sola en clase.

Desvíe la mirada de su asiento vacío y me encontré con unos ojos oscuros brillantes cochando contra mi mirada y sonreí involuntariamente, sin importarme si alguien me veía. Había conseguido de nuevo con tan solo una mirada aislarme del dolor.

Vi sus labios curvarse levemente mientras dejaba las cosas en su escritorio y yo volví a sonreír, de nuevo sin importarme si alguien me veía.

Cosa que dudo que hicieran.

—Quiero comunicarles que el equipo directivo hemos decidido hacer a parte del viaje de fin de curso, otro viaje dentro de poco—. Comentó Clara y mis compañeros no tardaron ni un segundo en celebrarlo entre sí.

Obviamente, yo también lo celebré mentalmente. Pero no por el viaje, sino porque estaría más tiempo con Clara.

Finalmente la clase terminó, al parecer íbamos al norte de país, donde hace frío de pleno invierno aún estando en Abril.

—Señorita Moore, ¿no piensa
despedirse?—. Escuché una voz seria detrás mía justo antes de salir del aula, como siempre la última.

Cerré la puerta y me di la vuelta para encontrarme con una perfecta sonrisa que pocas veces veía. Y ahí fue cuando terminé de derretirme.

Me acerqué poco a poco hasta quedar cara a cara con ella.

—¿Cómo estás?—. Me preguntó.

—No sé, me siento rara. Ella era buena compañía—. Respondí sincera.

Clara me abrazó y después de unos segundos le dejé un corto beso sobre sus labios. Y de nuevo, empecé a flotar. Era la primera vez que la besaba en clase y me puse nerviosa, bastante.

—Pelirroja, ¿cuantas veces te tengo que decir que así no?

Esta vez fue ella la que dio un beso mucho más largo y un calor empezó a recorrer todo mi cuerpo a la vez que una adrenalina por si nos pillaban. Y la mezcla de esos dos provocó querer hacer otra cosa. Por un motivo que nunca entenderé Ana ahora estaba muy lejos de mis pensamientos y lo único que quería es estar con Clara durante el resto de mi vida.

—Mejor dejamos esto para luego, nos pueden pillar—. Dijo ella tras separarse de mí, igual de roja que yo.

Salí de la clase con un sentimiento agridulce, agrio porque Ana había vuelto a mi mente y dulce por haber estado con Clara. Y con ese mismo sentimiento llegué al grupo de Conan.

—Sarah, por fin llegas—. Dijo Beth cuando me senté con ellos.

—Ya, tuve que ir al baño—. Mentí con la primera excusa que se pasó por mí cabeza.

El resto del tiempo estuvimos hablando de como nos encontrábamos el día anterior. Al igual que yo, todos tuvimos una gran resaca.

Estuve un poco aislada del grupo, no me sentía tan bien para estar riéndome con ellos. Así también estuve durante el resto de las clases, aislada, como siempre, pero más de lo normal. Con ganas de llegar a mi casa y dormir hasta el día siguiente para volver a ver a Clara.

El último timbre sonó y tras despedirme de mi profesor de inglés con un "hasta mañana" desanimado, salí de mi clase.

Y casi me da un paro cardíaco.

—¡Hey!—. Aída salió de la nada y yo pegué un grito.

—Aída, para ya de asustarme—. Dije alterada todavía por el susto.

—Ay perdón. Oye, tienes que contarme el motivo de tu depresión—. Me señaló.

—No sé de qué me hablas, ¿qué depresión?—. Caminé dejándola a ella atrás y alguien salió de una habitación aleatoria.

—Sarah, se te nota a kilómetros. Algo te pasa y no te dejaré hasta que me lo cuentes—. Aída siguió hablando alto como si nadie estuviera junto a nosotras.

—¿Por qué tanto interés?—. Me di la vuelta y la miré con fastidio.

—Porque me caes bien, hace mucho que no conozco a alguien parecido a mí y creo que podríamos ser buenas amigas—. Explicó y corrió hacia mí, de nuevo ignorando que había una persona escuchándolo todo.

Tenía el mismo pensamiento de ella, la verdad es que hacíamos una buena pareja. Pero mi día no era concretamente bueno y eso me obligó a responderle mal.

—Vale, te lo contaré. Pero aquí no—. Pare de andar y me giré en su dirección.

Aída respondió con una sonrisa victoriosa y se quedó parada frente a mí.

Una persona aclarándose la garganta llamó nuestra atención y el segundo paro cardiaco del día llegó a mi corazón. Era Clara.

—Señoritas, no se si se han dado cuenta pero están taponando la puerta de mi despacho—. Dijo ella sería, mirándonos a las dos modo profesora.

Las dos respondimos con un "perdón" casi al unísono y nos movimos de ahí.

I Hate You, I Love You 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora