Mis privatters - Volkacio 🔞

Necesito ayuda...🫧 Parte 2

El federal y su psicólogo estaban terminando de abrochar sus respectivas camisas, acababan de terminar una sesión muy importante y ya era algo tarde, así que Horacio debía partir a casa.

–Gracias por recibirme en sábado.– dijo el moreno.

–Bueno, tuviste suerte porque estaba libre pero no te confíes mucho.–

–¿No das tarjetas VIP o algo? Las quiero todas.–

El ruso bufó divertido. –No, no doy ese tipo de servicios.– Viktor se acercó a su escritorio y sacó de ahí un papel, extendiéndolo hacia Hache.

–¿Qué es esto?– preguntó extrañado.

–Es un cheque, tiene la cantidad de dinero que diste por adelantado.–

–¿Y esto por qué? No... no entiendo.–

–Pues yo soy psicólogo y mis servicios no están siendo utilizados, no le veo lógica que pagues por algo que pues... no, ¿comprendes?–

–¿O sea... qué?– El de ojos bicolor no entendía bien el punto.

–Qué no me tienes que pagar por sexo... no cuando es algo que decidimos los dos.–

–Pero no tienes porqué regresármelo, solo puedo ya no seguir pagando pero... las primeras dos sesiones se podría decir que si las utilice.– Hache volvió a dejar el cheque sobre el escritorio.

–Si vamos a seguir con esto... es mi condición.– dijo el ruso.

–Vale, vale, no insisto más.– volvió a tomar aquel papel, guardándolo en la bolsa de su chaqueta.

–Y otra cosa... será mejor que comencemos a vernos en otro lado.–

–¿Por?–

–Bueno a ver, tantos lugares qué hay.– dijo nervioso.

–Ya entiendo, bueno, está bien rusito.– el moreno se acercó al mayor para despedirse de él, unieron sus labios suavemente en un beso sutil, terminando con una pequeña mordida en el labio inferior del peliplata. –Te mando la dirección del próximo encuentro, tengo el lugar perfecto.–

Volkov bajó sus labios hasta el cuello del federal para succionar su deliciosa piel, mientras terminaba de hablar. –Me parece muy bien, nos vemos entonces.–

–Si sigues no po-podré irme.– hablo en un susurro.

–No puedo parar– seguía en su laborioso trabajo.

–Ahh..– gimió levemente, el cuello era una zona muy delicada para el moreno. –Podemos i-irnos a ot-otro lugar.–

El psicólogo paró lo que estaba haciendo abruptamente. –O podemos dejarlo para otro día.– sonrió.

–¿Piensas dejarme así?–

–Exactamente.– le dijo mientras le guiñaba el ojo.

–Con que quieres jugar sucio... muy bien, espera mi mensaje ru-si-to.– se despidió, dirigió sus pasos a la puerta y salió, ya había pensando en un lugar para el próximo encuentro, pero a cómo lo había picado ahora, había hecho volar su imaginación, ojalá los días pasaran rápido, necesitaba llevar a cabo su lujurioso plan.

Realmente Horacio tenía que infiltrarse así que por lo menos unos tres días estaría muy ocupado, aunque no iba a mentir, este peligroso juego lo estaba volviendo loco y quería estar en los brazos de aquel profesional que conoció hace apenas poco más de una semana, solo habían follado tres veces pero pareciera como si llevaran mucho más, tampoco quería preguntar a qué iba esto, por el momento sea lo que sea que tuvieran, era suficiente y lo disfrutaría hasta el último momento, aunque para ser sinceros, ojalá y no acabe nunca, aquel ruso de cabellos grisáceos lo hacía ver las estrellas y algo más, mucho más.