CAPÍTULO 6

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Seguramente pensaras en que soy un puto loco y desgraciado, antes siempre que te consolaba y incluso alguna vez en la que viste mis ojos rojos e inchados que hablara contigo, que era mejor contarlo que guardarlo, pero, no pude evitar el simplemente guardármelo todo, tenía tanto miedo de que te cansarás y te fueras como el resto, que simplemente guardaba mis lágrimas y, muchas veces, fingía que era feliz, cuando realmente no lo era, si, contigo, a tu lado lo fuí, te amo Andrew y me duele tanto tener que escribirte a duras penas, tener que escribir todo lo que me ha pasado, la realidad. El verdadero Alvin Finns.

Mi yo real, sin mentiras, sin tapaderas, sin nada que ocultar, siento que siempre te estaré agradecido por todo,¿sabes?,quiero que seas feliz, que siempre sonrías porque, adoro ver tus preciosos ojos ocultarse y cerrarse en tus mejillas, debes de sonreír eternamente, quiero verte así siempre, quiero eso, no quiero ni te pido nada más.

Recuerdo que después de varios meses viéndonos, siendo compañeros de bebidas, reirnos y disfrutar me dí cuenta del inevitable sentimiento hacia ti.

Me sentí mal por eso, ya que,yo te consideraba heterosexual y un gran amigo, supongo que tu hacias lo mismo, era inevitable para mi sentirme mal por eso, por sentir algo más allá que una amistad normal y corriente.

Odiaba que cada vez que te veía sintiera esa necesidad de besarte y tenerte a mi alcance, pero digamos que eras un estúpido dios griego esculpido por los dioses que jamás se fijaría en un, ya por ese entonces, recién adulto y legal cómo yo, era obvio que los hombres no te atraían , y seguramente menos yo.

Muchas veces quise decírtelo Andrew, pero, siempre me costaba expresar mi sentimiento de 'afecto' hacia ti.

Pude comprender cómo se sentían las mujeres que estaban en el bar en el que tú trabajas todos los miércoles tocando tu guitarra y expresando todo lo que tu corazón siente en cada momento de tu vida, eres magnifico y nunca me cansaré de repetírtelo.

Esas mujeres siempre iban detrás de ti, algunas en busca de tu número, otras en busca de una foto con ellas y otras sólo te daban cartas con las que pedir una relación, aunque fuera de una sola noche con ellas. Me dijiste que esas mujeres no te atraían nada y que la idea de las cartas era una estupidez.

Realmente me sentí mal por ellas y aún más por saber que nunca tendría ni una misera oportunidad de salir contigo.

Recuerdo una vez en la que ambos quedamos en vernos en el parque cercano a la casa de mi padre, ambos solos y por la mañana. Estabas sentado en tu motocicleta negra y plateada, apoyado en ésta con un cigarrillo entre tus labios, una postura relajada, simplemente, no sabría cómo describirte, parecías un dios.

Recuerdo el acercarme a ti, embobado, todo por tu culpa, esos bonitos labios que sostenían ese cigarrillo, me daban ganas de que mis labios sustituyeran ese cigarrillo y estuvieran sobre los tuyos...recuerdo morderme el labio de una manera inconsciente, tenía mi mirada sobre tus labios, era tan jodidamente obvio, que , lo notaste.

sonreiste, tan idiota, quitaste el cigarrillo de tu boca y expulsaste el humo desde tu boca.

-¿Quieres?- preguntaste ofreciendo esa mierda.

Yo simplemente, volví a la realidad en shock, te miré a los hermosos ojos que tienes y simplemente te miré confundido.

Reiste, lo recuerdo...

Sentí mis mejillas calentarse de una manera demasiado notoria.

Me miraste a los ojos y yo sólo desvié mi mirada de ti..

-¿Quieres?- repetiste, seguía demasiado anonadado, embobado y loco por ti, por lo que, sin siquiera saber lo que hacía asentí, parecía un idiota.

Recuerdo que me lo diste y yo seguía sorprendido por mis actitudes, traté de darle una calada a ese cigarrillo, me sentía un chico rebelde...

WEDNESDAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora