Parte 6

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A ibara no le importaba si la chica elegida fuera ya casada, si el la veía hermosa, sería suya.

Encontró una pareja recién casada y aunque el chico se negaba no podía luchar contra lo inevitable.

De pronto el panorama cambió. Matzukaze era el herido y Ginro era quien estaba siendo manoseado por el segundo al mando.

El  viejo alfa pasaba los brazos por cada centímetro de su cuerpo. Estaba paralizado. Tenía miedo y lloraba y gritaba. Nadie le alludaba, estaba tendido en el suelo desnudo y vestido,el panorama cambiado por razones, e Ibara  mordisqueaba sus pezones.

Matzukaze solo era reducido y obligado a ver cómo lo violaba el segundo al mando.

—Me duele— lloraba y luchaba.

Fue arrastrado hacia una choza de una pobre familia. —No, no porfavor—

Tener a ese viejo lamiendo su cuerpo se sentía asqueroso y al sentir esas garras levantado un pequeño vestido lo aterro más.

Esas garras rozaron su intimidad y lloro. Esas garras dañaron sus muslos y al ser profanado lloro y grito más.

Era aterrador y asqueroso, escuchaba a Matzukaze llamarlo y el solo podía llorar y sentir esa violación.

Quería que todo acabara. Y algo hizo click, y si era un sueño. Solo tenía que despertar.

Sentir esa lengua intentar entrar en su cavidad bucal, era asqueroso. Matzukaze, Kinrou, Alfa alludenme.

Kinrou, Matzukaze por favor despiertenme. Por favor.

El vaivén aumento y aquel asqueroso viejo le susurraba cosas. —Serás mío. Me darás una camada, tan lindo—

Al sentir esos colmillos perforar su piel escucho claramente la voz de Matzukaze llamándolo insistentemente. —Ginro—

—Ginro. Despierta— y abrió los ojos dándose cuenta de que todo habria sido una horrible sueño.

Una horrible pesadilla y Matzukaze lo veía con preocupación.

Se tiró a los brazos de Matzukaze y lloró como nunca. El Moreno solo pudo sostenerlo mientras el más pequeño se desahogaba.

—Ya. Shhhh. Todo estará bien. El ya no te tocará más.—

.....

Se encontraba con el Consejo y ellos le miraron asombrados sin poder creerlo.

Matzukaze estaba allí frente a Senku. Pidiendo permiso, como líder de la aldea. Permiso que necesitaba para empezar  a cortejar a Ginro.

Después de pegarse unas piñas con Kinrou para mostrar su valía. Fue aceptado. Se dio unos cuantos madrazos con cada alfa del grupo menos con Senku que era un Omega y que no veía la necesidad de ello.

Ya aceptado por el grupo y nerviso llegó al cuarto que compartía con Ginro. Había hablado con Kinrou sobre su hermano, su secreto. De que no sabía cual era su género. Su ignorancia en aquello.

Lo vió allí dormido con las recurrentes pesadillas.

Le remeció un poco intentando despertarlo y los gimoteos no sesaban. Continuó llamándolo y logró despertarlo.

Ginro se despertó y lo abrazo. —Porque. Porque me pasó eso a mí. No puedo olvidarlo. No sale de mi cabeza. No puedo seguir. No puedo seguir— lloraba.

Tomó sus manos tranquilizandolo. —Si puedes, empieza una nueva vida conmigo. Yo te protegere, te alludare a olvidar, solo dame una oportunidad. Te alludare a superarlo. Solo dame una oportunidad.—

Ginro aún temblando y llorando se aferró más a Matzukaze —Si— apenas susurró temblando. —Lo are, te daré una oportunidad.—

Se quedaron allí los dos abrazados uno desahogandose por lo ocurrido y el otro era su apollo y paño de lágrimas.

Las Consecuencias de la victoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora