Joan

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[Adelanto de una de las parejas sexuales favoritas de la protagonista, Laura. Los siguientes capítulos irán en orden cronológico de todos sus ex-novios.]

"Te voy a poner muy cachonda." La miró de arriba a abajo con una mirada que nunca se esperaría de él tras esas gafas negras. Tenía la boca entreabierta y dejaba salir una respiración agitada.

Tras tantos intentos fallidos con sus ex-novios inexpertos, mandones, sin cariño ni sentimiento sentía que Joan era distinto y haría que Laura se sintiera bien por una vez. Sentía que su tacto le pertenecía y estaban buscando lo mismo; un rato de calor puro.

"Necesito que te levantes la camiseta y me dejes ver esos pechos tuyos, necesito verte."
Ella afirmó, un poco tímida, revelando bajo ella unas tetas necesitadas de sus manos. Le miró con una pequeña sonrisa.
"Joder... Me pones fatal, princesa." dijo y soltó un gemido ahogado al sujetar las dos tetas de Laura con su manos. Cabían perfectas y no queria soltarlas nunca.

Empezó a jugar con sus pezones y aprovechó el tenerla encima de sus piernas para chupar, lamer y morder todo su pecho a su antojo. No podía más con ella, lo tenía enloquecido. Quería más.

Laura gemía y alborotaba sus cabellos rubios y despeinados. Sentía toda la humedad de la saliva de Joan y la calidez de sus manos bajando por su espalda. Agarraba firme pero con cuidado, le encantaba eso de él. Se preocupaba del mínimo movimiento que hacía contra ella.

La miró de nuevo, casi agotado de placer pero con muchas ganas de más.
"Ahora quiero ver tu coño. Tu dulce coño ya mojadito y con ganas de que lo toquen, eso quiero." suplicaba, cada vez con la voz más profunda. "No, lo necesito princesa."

Así que sin decir nada, se puso de pie, bajó la falda y las bragas que ocultaban toda su humedad, exponiéndose a su amante.

Otra vez sintió un poco de miedo, pero la sonrisa de Joan analizando cada detalle de su cuerpo le hizo estar más segura que nunca.
Laura notaba en los boxers de Joan que estaba completamente dura, pero sólo él sabía sobre el líquido caliente que iba a bajar por su polla si no se apresuraba.

Enseguida volvió a tocarla. Se había despeinado un poco y su rostro ya estaba sonrojado por la emoción, sus labios no se separaban. Le quitó las gafas suavemente y las apartó un momento.
"Estás tan guapo así..." confesó Laura casi sin darse cuenta de lo que decía. Él la miró con cariño.

"Estoy loco por ti. Me pones demasiado solo con mirarte". Le sujetó las mejillas con cuidado. "Bésame otra vez".

Se besaron más y más. Quitaron toda la ropa que hubiera por medio y Joan se puso encima de ella en la cama.

La miró de arriba a abajo. Supo por su mirada que la quería, que la quería dentro y la quería ya. Abrió sus piernas tras tumbarla de un empujón y vio su pequeño, mojado y rosado coño. Latiente sólo para él. Y su dura polla lo sabía.
Estaba completamente excitado y nervioso. Había sido un día agotador, pero se estaba volviendo increíble.
Agarró su polla suavemente y restregó la punta por toda la humedad. Quería que ese momento durara para siempre. Pero necesitaba sentirla dentro.

"¿Estás nervioso?" preguntó, algo impacientada y preocupada de haber hecho algo mal.
Joan la miró con cariño, casi prepotencia en ese momento.
"No quiero hacerte daño. Dime si algo te disgusta, ¿Vale princesa?" añadió.
Ella asintió y pocos segundos después la empezó a meter lento. El desliz fue lo mejor que había experimentado en su vida. Se estremeció de gusto. Se sentía tan estrecho y tan mojado. Las paredes de su coño hacían presión sobre su duro miembro, casi a punto de estallarlo entero y follarla tan duro como pudiera. Pero se contuvo.

Estaba completamente sumergido en ese mundo de placer que siempre había imaginado. Lo tenía dentro de ella. Y ese gran dolor de miembro le estaba enseñando cada vez más placer.
Laura tampoco se quedaba corta en sentir todo el placer del mundo recorriendo su cuerpo a cada estocada. Era como las manecillas de un reloj, lento y firme.

"Oh, oh... Sigue. Sigue. Sigue. Me gusta mucho, sí, así..." gemía ella llena de placer, haciendo que Joan agarrara su pierna para ir más rápido y rudo.
"Así me gusta. Más profundo. Sigue así. Es maravilloso..."

Como si fuera una página de un libro que había descifrado, Joan sabía muy bien lo que hacía en ella. Su gran polla, arrastrándose dentro y saliendo lentamente por las fuertes paredes que la atesoraba y que lo mantenían sintonizado. Se movió lentamente. Y muy lento, para no lastimarla, aumentó su velocidad.

No soportó más y le empezó a mover con fuerza. Sujetaba su cuerpo mientras que sus caderas jugaban con los de la morena, que en ese momento se movía sin tapujos, y le retorcían el corazón.
En medio de todo lo que pasaba, Laura ahogó sus palabras:

"¡Ya voy a correrme! Oh... oh... oh... estoy cerca. ¡Ah!"

Joan empezó a embestir con fuerza, luego de salir casi toda la longitud para que no se sintiera desestabilizada. Estaba tan cerca de venirse cuando se detuvo. Tenía la respiración agitada, las pupilas dilatadas. Y ahora era él quien empezaba a temblar.
Ella lo miró. No había visto una expresión así en toda su vida.

"¿Estás bien?" preguntó, casi preocupada.

"No... no... me voy a correr ya mismo si me lo suplicas." Dijo, algo avergonzado.

Le gustaba, le quedaba increíble.
"No te voy a suplicar. Me encanta verte así." sonrió y acarició el fino brazo del chico.
"Quiero que te corras dentro de mi".

Como un relámpago que bajaba por su columna, sintió esas palabras como un flechazo que bajaba directamente a la punta de su polla. Sin decir nada más, la metió una y otra vez, más rápido y bruto que nunca. Hacía gemir a Laura casi sin esfuerzo.
Apoyó la mano en el cabecero de la cama y la embistió sin dejar de agarrar su brazo, siempre con esa dulzura característica de Joan que tanto apreciaba ella. La cubría con su cuerpo, haciendo que todo lo bruto que pudiera ser no quitara todo el cariño y preocupación del chico porque Laura se sintiera bien.

"Sigue.. Sigue... Joan, ¡Ah!" Tembló todo su cuerpo y dio vía libre para que el chico se corriera dentro de ella con un grito ahogado casi indescriptible. Que gimiera su nombre lo había vuelto loco y aún más obsesionado con Laura si era posible.

Joan no la iba a dejar escapar ahora que la había hecho suya.

Los ex-novios de LauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora