Adrián (2)

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Le bajó la tela que separaba al agotado pero hambriento Adrián del jugoso y virgen coño de Laura. Iba a ser la primera vez que una lengua pasaba por esa zona, y qué suerte tenía de que lo iba a hacer con ganas.

El chico sonrió al verlo de tan cerca y se le escapó una lamida desde abajo hasta arriba antes de hacer nada más. Laura se estremeció y, si aún podía estar más húmeda, lo estaría.

Adrián plantó su aguileña nariz en su coño, al igual que su boca y su larga lengua, llena de saliva antes incluso de empezar a lamer.

La habitación era una sauna, olía a sexo y se llenaba de pequeños y tímidos gemidos de placer de Laura. Le agarró de su cabello negro y liso, casi haciendo un puño con su mano sin poder controlar los jadeos que salían de su boca.

El chico comía torpe y lento, pero continuado. Estaba con demasiadas ganas de imitar los tantos vídeos que había visto. Se sentiría avergonzado si admitiera que había visto hasta tutoriales, pero Laura le gustaba mucho y quería hacerlo bien.

"Adri..." soltó, casi susurrando. Le gustaba mucho escuchar su nombre así, corto y entre gemidos sonaba mucho mejor.

"¿Mm?" pronunció, sonó ronco y húmedo, pues no apartó la boca de su coño. Solamente levantó la vista para mirar y fue un grave error, ya que toda la polla se le puso muy dura tan solo de ver a la chica así de roja y despeinada.

Laura no dijo nada más que "Sigue", casi ahogando las palabras en ella misma.

Círculos en su clítoris, de arriba a abajo por sus labios, por dentro, por fuera, besos, pequeñas mordidas en los muslos y la pelvis... Lo tenía todo, nervioso, pero todo.
La boca de Adrián no dejaba de producir placer y calor en una misma zona, ayudado con sus propios dedos en alguna ocasión, que daban caricias y frotaban en momentos más brutos. En casi todo momento era lento y cuidadoso, pero se volvía un animal si pensaba por un segundo en meter su dura y palpitante polla en el mojado coño que estaba disfrutando tanto.

Metió suavemente un dedo mientras centraba la lengua en su clítoris y la notó estremecerse. Lo metió entero y puso los ojos en blanco de lo bien que se sentían las paredes de su vagina envolviendo su dedo. Si imaginaba cómo sería follársela se correría en los pantalones ahí mismo, ya era difícil comer sin pajearse mientras tanto.

"Adri, m-más... te necesito..." suplicó. Agradecería más tarde la mirada de excitación que recibió en respuesta, era un chico increíble. Al menos en ese momento.
Las embestidas del dedo y el ritmo de la lengua de Adrián, que no se iba de ese lugar, le volvían loca. Poco a poco se iba acercando a su orgasmo, algo que estaba aguardando desde hace ya tiempo. Casi no conseguía llegar jugando sola, pero el entusiasmo que recibía del ojicastaño la estaban dejando al límite.

Le daba vueltas la cabeza y no podía dejar de pensar en su coño siendo besado, comido y casi devorado. Estaba muy mojada, su clítoris estaba siendo mimado con cuidado con una lengua ágil y larga, perfecta para subir y bajar entre los labios de su vagina.

El dedo se movía al ritmo de la lengua, además de explorar todo lo que era capaz, la chica estaba roja y mojada de sudor. Tenía los ojos cerrados y los labios resecos, aunque sus manos no dejaban de jugar con sus cabellos.

"¿Puedo... acabar?" balbuceó, "Por favor". Dijo, intentando mantener el orgasmo hasta recibir respuesta.

"Donde quieras, bonita." respondió Adrián con voz ronca y lleno de saliva y sudor, sin poder esconder la sonrisa bajo ella.

Estaba disfrutando mucho sus flujos, sabían a gloria para un chico que soñaba casi cada día con esta situación. Y se masturbaba el doble de veces pensando en recibir la mamada que acababa de hacerle acabar, pero si seguía pensando en eso iba a terminar antes que ella. Y necesitaba ver a una chica correrse y más si era en su boca, en su cuarto y más tarde, en su polla. O eso deseaba a cada embestida que recibía Laura con su dedo, sus finas manos eran hábiles y sabían dónde tocar a pesar de ser un novato.

Las embestidas del dedo se volvieron más rápidas y fuertes, incluso recibió a ratos dos o tres con un buen movimiento de lengua.
Laura se aferraraba a sus cabellos mientras gemía, cada vez más desesperada, cada vez más torpe. Nunca había sentido nada igual. Era un chico tan increíble.

"¡Ah! Adri..." gimió al sentir la lengua de Adrián subiendo hasta su clítoris y haciendo círculos con la lengua. Luego abrió toda la boca y empezó a chupar como si fuera un helado. El chico sabía cómo hacerlo a la perfección.

Por un momento le pareció una oportunidad para mirar hacia arriba y ver cómo la chica se agarraba a su cabello fuertemente. Estaba colorada y llenaba la habitación con su voz gimiendo una mezcla entre su nombre, "¡Más!", "¡Sí!" y mucho "¡Ah!" y "¡Oh".

Le volvía completamente loco. Y a ella mucho más.

"¡Adri...! ¡Adri, ah!" gritó Laura al sentir sus piernas temblar y estremecerse, acabando en la boca del chico mientras sujetaba el peso de su cuerpo en los hombros del pelinegro.

El chico también tuvo una oleada de placer. Se sentía que se iba a salir el corazón. Sentía todo el calor del orgasmo de Laura en la boca, pero estaba ya todo tan mojado que no notó ninguna "corrida" como la suya. Seguía succionando su clítoris hasta la última gota, haciendo pequeñas caricias con su lengua.

Laura se sentía tan sensible después de acabar que la lengua de Adrián era puro placer, casi debía ser ilegal sentirse así de bien. Era un desastre en jadeos, sus manos seguían en los hombros del chico y al fin bajó la cabeza para encontrarse con su penetrante mirada, casi con los ojos más oscuros de lo que recordaba de tanta excitación.

Adrián se separó de sus muslos y aunque la vio tan hermosa y sonrojada, con los labios hinchados y su cuerpo todavía tembloroso, se quedó mirando su coño. Destrozado en saliva y rojo como un tomate, le pareció bastante bonito.

"Sabes delicioso" dijo al fin, con una sonrisa. Su boca estaba llena de sus intimidades más húmedas. Laura sonrió. "Realmente increíble-" Jadeó del esfuerzo, de repente, todo su cuerpo pesaba. "Joder..."

"Me ha encantado" respondió con sinceridad. La chica también estaba muy cansada, pero un sexo así de nuevo te llena de energía para lo que hiciera falta.

Laura estaba a un paso más de conocerse a sí misma y lo que le gustaba. Aunque fuera su primera vez, aún tenía mucho que probar, pero ya sabía algunas cosas que le encantaban; el sexo pasional, que se esfuercen en hacerla llegar al orgasmo y los chicos dulces. Quizá esto último sea uno de muchos, pensó.

Los ex-novios de LauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora