Sincero

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Quackity acompañó a Spreen hasta su casa, donde su madre llegó apresurada del trabajo. 

—. ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? Perdona que no pude llegar antes, pero estaba en una cirugía de emergencias y-

Spreen interrumpió a su madre dándole un beso en la frente, tranquilizándola mientras acariciaba sus hombros.

Quackity los miró, sintiéndose feliz de que Spreen por fin pudiera estar con su madre. Suspiró pesado e intentó irse, pero fue detenido por Spreen. 

—. ¿No te quedarás a cenar? Ya es hora, y se supone que hoy no llegará tu madre, quédate - pide, sonriente. 

Quackity insistió, tratándose de negar, pero no pudo con los dos pelinegros pidiéndoles el favor de quedarse. 

Cenó junto a ellos, alegre y riéndose de cada cosa que pasaba, se sintió bien, como si volviera a los tiempos de antes cuando ambos eran niños que vivían casi en la casa del otro. 

Al terminar, Spreen lo acompañó a su casa, dejándolo en la puerta y despidiéndose de él con un beso en la frente. Sonrió sin poder evitarlo, devolviéndole sorpresivamente el beso, pero posándolo en su mejilla. 

—. Nos vemos - se despide, para luego entrar apresurado a su casa. 

Suspiró pesado, sintiendo su corazón acelerado. 

A los días siguientes, ambos entablaron mejor conversación. 

Spreen solía cargar su mochila, sin importarle realmente si alguien hablaba de ellos a sus espaldas, se distanció de sus antiguos "amigos" y comenzó una mejor relación con Roier y Wilbur. 

Todo marchaba bien, hasta que Spreen habló seriamente con él y lo invitó a una cita. 

El día acordado, era de noche y hacía frío, pero el alfa le pidió específicamente que no llevara suéter o algo parecido. 

Lo esperó en la calle, congelándose y arrepintiéndose de haberle hecho caso. 

—. Hola, gracias por esperar - dice Spreen, saludando y apareciendo frente a él. 

Quackity lo saludó, sonriente. 

Spreen se acercó a él y tomó su mano, acercándolo a su cuerpo para abrazarlo. 

Quackity se dejó hacer, sintiendo como su cuerpo se calentaba poco a poco. 

—. Perdón por no llegar antes, el autobús se atrasó - justifica el mayor, acariciando su espalda para crear fricción. 

Ambos se fueron, llegando así a un lugar de cabañas y lago. 

—. ¿Trajiste todo lo que te pedi? - preguntó el mayor, caminando de la mano junto a Quackity. 

—. Sí, tres mudas de ropa para bañarse, cuatro para cambiarse, mucha ropa interior, toalla, manta, agua y botanas - enumera, una por una —. Oh, se me olvido el-

—. ¿Protector solar? Lo traje por si acaso, te conozco - interrumpe el mayor, sonriente. 

Quackity sonrió, asintiéndose. 

No se sentía bobo por eso, incluso diría que se sentía un poco enamorado de que Spreen lo conociera tan bien.

Ambos entraron a una cabaña, se veía espaciosa y tenía un gran ventanal que daba hacia el lago, además de una pequeña terraza que justo quedaba sobre el agua. Era la cabaña más alejada, por lo que Quackity suponía y debía de ser costosa. 

—. ¿Cuánto pagaste por alquilar esto? - pregunta, viendo las estrellas por el balcón. 

Spreen no respondió de inmediato, terminó de alistar las camas y se acercó a él, abrazándolo por detrás. 

With - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora