Cien veces

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—. No creo poder - dice el menor, viendo como Spreen se subía sobre un caballo. 

—. Vamos, tendremos clases - alienta, sonriente y emocionado. 

Quackity se resignó, aceptando el andar a caballo. 

Luego de treinta minutos aprendiendo, fueron al prado a cabalgar juntos. El lago, el monte, las montañas de fondo y los girasoles, les daban una vista y un paisaje inolvidable. 

Spreen no podía apartar su mirada de Quackity, y Quackity no podía apartar la mirada del paisaje. Y no era porque Quackity no pensara en Spreen, era más como, no necesitar de estar al tanto del otro para saber que todo estaba bien, seguridad. Así como Spreen no necesitaba que Quackity lo viera todo el tiempo para saber que también le importaba. 

Por la tarde, hicieron un picnic en el prado y alimentaron a los caballos, dándoles agua y descansando bajo la sombra. 

Spreen llevó una manta que colocó debajo de ellos, disfrutando el estar acostado junto a la persona que amaba. 

—. ¿Sabes qué sería bueno? - pregunta Spreen, sonriendo con malicia. 

Quackity lo miró, pensativo. El mayor le dio una pista, acercando su dedo índice a sus labios y lamiéndolo. El menor se sonroso, negando con la cabeza y fingiendo molestia. 

Ambos regresaron al lugar de donde rentaron los caballos, dejándolos descansar libremente en su zona. 

Spreen lo llevó a cenar a un restaurante con mirador, cerca del lugar en el que se encontraban sus cabañas. 

Y así, con la puesta de sol de fondo, Spreen sacó una cajita y miró fijamente a Quackity. 

—. ¿Sabes? Quackity Maldonado, eres el mejor amigo que tuve por años, mi primer amor, y la persona que me motiva a ser mejor persona cada día. Quizá vivimos muchas cosas en el pasado, pero ahora, quiero que vivamos más en el futuro, unas mejores. Y así, como mi primera pareja, quiero pedirte que seas la última - dice, abriendo la caja y revelando un anillo. 

Quackity abrió su boca, asombrado. No era un anillo de lujo, era simple, sencillo, pero tenía grabada la inicial de ambos: SQ.

—. Aunque seamos jóvenes, quiero que me asegures que en el futuro también aceptaras el real y oficial anillo. Así que, Quackity Maldonado, ¿me darías el derecho de ser tu futuro esposo? - finaliza, con el rostro sonrosado de vergüenza y sintiendo los nervios a flor de piel. 

Quackity limpió las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas, asintiendo, con sus labios fruncidos conteniendo el llanto. 

Spreen se levantó de su puesto, acercándose a él para colocar el anillo en su dedo y besar su mejilla. 

—. Gracias - susurra, Quackity no soportó sus palabras y lo abrazó, aferrándose a él. 

Las personas en el lugar comenzaron a aplaudir, sacándolos de su burbuja. Ambos se sintieron avergonzados repentinamente, agradecieron las felicitaciones y continuaron con su cena con normalidad. 

Esa noche hacer el amor fue distinto, cada roce entre sus cuerpos fue caliente, como si el otro quemara. Los besos y caricias fueron suaves, el choque de cuerpos, el jugueteo entre sus bocas, cada momentos, cada acción, fue distinta y especial.

Así, cumplieron un año juntos, dos y hasta cuatro. 

Cuando cumplieron los veinte, ambos estudiaban la universidad y se escapaban de vez en cuando para verse entre clases. Terminando así con "resbaladas" en los baños solitarios o en el almacén de limpieza del gimnasio. Pero no había mejor lugar que la casa del mayor, solitaria y acogedora. 

With - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora