3

10 1 0
                                    


Despierto para darme un baño y estar muy preparado para ir a verlo. Sería una cita muy linda, eso creo yo.

Busco mi ropa para ponerme, primero mis calzones, después un pantalón de mezclilla con una camisa, con pequeños dibujos de paletas color rosa. Me miro al espejo y me siento muy bien con mi atuendo. Pruebo poniéndome unos zapatos, pero no se ve bien, así que decido unos tenis blancos. Seco mi cabello para peinarlo y quedar perfecto, lo único que falta es mi suéter, hace algo de frío afuera. Tomo el suéter de lana color blanco con azul marino.

Me pongo los audífonos y dejo que la música suene, pero para mí mala suerte, es pura música triste. Eso me hace acordarme de algunos momentos con Julián...

No Alex, no.

Cierro los ojos y sacudo la cabeza tratando de olvidar esos pensamientos.

Llego hasta donde está él sentado. Lleva una playera negra, un pantalón azul oscuro, casi siendo negro, sus zapatos negros y, por si fuera poco, sus lentes combinan muy bien.

—¡Hey!
Lo hago que mire hacia arriba.

—Hola —me sonríe, como es su costumbre—. ¿Nos vamos?

—Sí.

Todo el camino a Chapultepec es muy tranquilo y algo divertido. Platicamos más sobre nuestros gustos.

Llegamos a nuestro destino. Caminamos para buscar un lugar donde sentarnos.

Otra vez los pensamientos me llevan a Julián. Recuerdo la primera vez que venimos juntos, la vez que cumplimos un año de ser novios e incluso cuando veníamos a remar. Siento un poco raro la sensación. No quiero que Ernesto note que tengo algo.

Pasamos frente al árbol donde nosotros juramos nuestro amor verdadero y eso me trae nostalgia y ganas de llorar.

—¿Qué pasa? —maldita sea.

—Nada.

—De repente te pusiste raro y triste.

No sé si decirle, no quiero que piense que no he superado a mi ex y así es, pero no puedo, me interesa él y no quiero arruinarlo. Pero decido confesarlo.

—Es que me acorde de mi ex.

Hace una mueca y su mandíbula se tensa.

—Pero no pienses que sigo esperando por él o cosas así porque no.

—Te creo.

Nos sentamos en una de las bancas y platicamos más sobre nuestro pasado de la secundaria y algunas cosas amorosas. Termine por contarle muy bien cómo se volvió Julián.

Después de tanto platicar nos acercamos para poder besarnos. Me puse nervioso cuando sus labios estuvieron a centímetros de los míos, trago saliva, mis manos me sudan y siento mis piernas temblar. Siento el roce de su labio inferior y se aparta riéndose. Me siento frustrado ante eso.

—Es lindo ver cómo te pones —se burla.

Pongo cara de pocos amigos, esto no es divertido.

—Ya, ahora sí.

Se vuelve acercar. Parpadeo y abro levemente la boa para separar los labios y el beso pueda salir bien, se aproxima y con su labio inferior toda el mío. La sensación me produce un escalofrió inmenso por mi espalda y mis piernas. Se vuelve a separar de golpe, maldita seas Ernesto.

—No es divertido —le digo.

Su rostro expresa mucha diversión, pero eso a mí me frustra, es como cuando te dejan con las ganas de coger o cuando estás a punto de un orgasmo y te interrumpen, eso es frustrante. Es la primera vez que me hacen esto.

BETTER OFF | 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora