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Atsukio Hiirotsuki.
Al terminar las clases me reuní con mi hermana en la entrada pero cuando íbamos saliendo me di cuenta que se me avía olvidado mi libro con el cual tenia que trabajar.
— Mitsukio, espérame aquí, volveré por algo rapido — Le dije algo apresurada sin darle tiempo de responder.
Llegue a mi aula de clases y en mi asiento tome mi libro y salí para reunirme de nuevo con mi hermana. Cuando llegue a la salida pude ver a mi hermana, pero vi a alguien más junto a ella.
— Vamos linda, ¿no me quieres acompañar?
— Y-ya le dije que no quiero, déjeme porfavor.
En ese momento ese señor extraño agarro de la muñeca a mi hermana, no espere más y comencé a correr en su dirección, salte cuando estaba como a un metro de el y después darle una patada directo en su mentón, provocando que cayera de espaldas y se alejé.
— ¿Estas bien, Mitsukio? —Le pregunte a mi hermana preocupada.
— E-eh, si, estoy bien — Me dijo algo shoqueada.
El hombre estaba en el suela quejándose, cubriendo la parte en la que lo golpeé, al parecer estaba sangrando. El se comenzó a levantar y yo aparte a mi hermana y me puse delante de ella.
— ¡MALDITA PERRA! ¡¿Quien te crees para golpearme?! — Grito furioso.
Me puse en guardia, alerta de cualquier movimiento suyo. En ese momento aparecieron las dos personas que menos pense. Eran los Haitani.
— ¡Hey idiota! ¿que crees que haces? Este es nuestro territorio — Habló el que al parecer era hermano de Ran.
El hombre al verlos comenzó a correr despavorido, yo me asombre un poco pero seguí con mi semblante serio, no pensé que fueran a actuar al respecto. Estaban a punto de decirnos algo pero en ese momento llegó el chófer a recogernos, no pudo haber elegido mejor momento.
— Ya nos tenemos que ir — Le dije a Mitsukio.
La agarre de la mano para jalar la hacia el cache, ella se asombro un poco pero no se resistió. Al estar adentro Mitsukio me susurro.
— Debimos decirles por lo menos un gracias — Me dijo algo preocupada.
— Eso ya no importa, además ya lo tenia controlado — Le dije algo irritada.
Ella ya no me dijo más, pero aunque ellos nos hayan ayudado no pienso agradecerles nada, e de admitir que tengo un orgullo fuerte, pero no pienso ir a agradecerles como damisela en apuros.
Al llegar a casa me dispuse a subir a mi cuarto, hacer mi tarea, comer y dormirme un buen rato. Por suerte pude hacer las primeras tres, pero alguien interrumpió mi sueño.
— Hermanita, ¿cómo te fue en tu primer día de clases? — Me pregunto Dan, entre abriendo la pues de mi cuerto.
— Jodete, ¿que te importa? — Le pregunte fastidiada.
— ¿Tan mal te fue? — Me pregunto burlón. Yo solo opté por mirarlo con odio e ignorarlo, no le iba a seguir el juego. —De cualquier forma me beneficia, no tengo que verte la cara por las mañanas— Me dijo con ese irritante tono burlón.
— Lo mismo digo, Dan. Aunque estoy segura de que si tu fueras a las escuela, no encajarias con esa cara de niño con lento desarrollo — Le dije con molestia.
El me miró molesto y se fue azotando la puerta de mi cuarto, el se lleva pero no se aguanta, siempre a sido así. Sin más que hacer me dispuse a descansar, quien sabe que me esperaba al día siguiente.
《~》
Transcurrieron las semanas y ya me había adaptado, ya nadie me miraba raro y envés de eso creo que ahora les caigo bien o eso creo. Todos me saludan y me tratan bien, no le encuentro una explicación a esto, a menos que...
— Mina. — Le hable a mi amiga.
— Si, dime.
— ¿Sabes el porque algunas veces me miran... raro? — Pregunto poniendo una mano en mi nuca.
— ¿No sabés? — Pregunta como si la respuesta fuera obvia.
— eeh, ¿no?
— Atsukio, eres alguien muy llamativa, aunque parece que no lo intentas, además, pareces tener rasgos extranjeros, además de ser muy linda ¿acaso no te habías dado cuenta?
Me sorprendo un poco ante sus palabras, nunca me habían dicho algo al respecto, así que pensé que no era demasiado obvio.
— Bueno, mi madre era de Rusia, sin embargo nunca pensé que se notará tanto esos rasgos.
— Puedes llegar a notarlo por la forma de tus ojos y tu altura, eres bastante alta a decir verdad, cuadras muy bien con la típica chica popular. — Dijo con una leve risita.
Cuando dijo eso me acorde de cuando iba en la primaria y conocía a alguien que coincidía a la perfección con lo que dijo Mina.
— Si, pero yo no soy como ese tipo de chicas — Digo frunciendo ligeramente el ceño.
— Tienes razón, no eres como ese tipo de chicas, pero tu aspecto llega a decir lo contrario. — Me dijo mientras sonreía.
A mis ojos, mi físico no era la gran cosa, pero nunca me había puesto a pensar en lo que los demás pensaban, me había prometido a mi misma que no volvería a pensar en lo que los demás piensen de mí, pero ahora me daba algo de curiosidad.
Pero entre todos mis compañeros de clase había uno en especial que se comportaba muy raro, ¿podrían adivinar?, exacto, es Haitani. Me trata como si fuéramos amigos, se acerca a hablarme cada que puede e incluso en algunas ocasiones e notado su intento de coqueteo, y eso me hace notar sus intenciones, ya veremos como le va con eso.
Estaba guardando algunas cosas en mi casillero, en eso siento como alguien se para junto a mi. Hay no, es el.
— Hola Atsukio, hoy te vez diferente, más linda me atrevería a decir. — Y vaya que era atrevido. Yo seguía en lo mío y no me atreví a mirarlo.
— Y tu más insoportable — Le dije irritada con un suspiro, cerré mi casillero y me fui sin más.
Era los mismo todos los días, cada día sin falta venia a hablarme y coquetearme, pero se que tarde o temprano se va a cansar y aburrir, todos lo hacen. Siempre es lo mismo con todos los chicos que se me han acercado con esa intención, se terminan cansando de intentarlo y simplemente lo dejan. Siempre me pregunto si algún día me encontraré a alguien que valla en serio conmigo.
El solo se ríe entre dientes mientras me sigue se cerca, le diría algo si no fuera por qué vamos en la misma clase y prácticamente siempre estamos cerca, eso le da otra excusa para estar siempre presente a mi alrededor.
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~Amor Rojo~ {Ran Haitani × oc)
RomanceAtsukio nunca creyó que el conocer a ese tal Ran Haitani cambiaría su vida por completo. Pensó que no habría problema si tan solo lo ignoraba, pero el Haitani parecía tener otros planes... Una historia de amor entre dos jóvenes que vienen de mundos...