𝟎𝟏

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"𝘚𝘰𝘳𝘱𝘳𝘦𝘴𝘢"

Seis meses después de los acontecimientos en China, Leon recibe una sorpresa en su departamento, aunque la visita de aquella mujer de rojo no es realmente lo que lo sorprende.

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El frió ambiente golpeó su rostro, provocando una leve molestia en su nariz. Quizás había sido mala idea salir sin bufanda. Caminó bajo el estrellado cielo nocturno, las tenues luces de las farolas iluminaban el camino bajo sus pies y en sus manos sostenía las bolsas llenas de comestibles; por suerte para él, no muy lejos de su departamento, la tienda de servicios estaba disponible las 24 horas del día.

Después de caminar unas cuadras y esperar pacientemente el ascensor de su edificio, Leon había llegado a su departamento. Probablemente habría entrado con pasos lentos, arrastrando su sombra y tirándose directamente a la cama, cansado de otro día de cargas de trabajo y criaturas mutantes. No solía pasar mucho tiempo en casa, había que aprovecharlo.

Probablemente eso habría sucedido si la puerta de su apartamento no hubiera estado ligeramente abierta.

Justo cuando estaba a punto de deslizar las llaves en la cerradura, la puerta se movió ligeramente. Alguien había entrado. Instintivamente, soltó sus compras y buscó dentro de su abrigo, sacó su arma y quitó el seguro.

Abrió la puerta por completo con cuidado. El interior estaba completamente a oscuras. Había cerrado las cortinas antes de irse, algo que nunca solía hacer.

Genial.

Con el arma apuntando, entró sigilosamente, cubriendo cada rincón del pasillo de entrada. No percibió ninguna señal del intruso.

Vacío.

Bajó el arma, aunque aún permaneció alerta ante cualquier señal de un intruso. Fue entonces cuando un ruido particular llamó su atención. Sonó como un pequeño gemido, un gemido de dolor.

Levantó su arma de nuevo y se adentró más en el apartamento. Distinguió en la oscuridad una figura apoyada en la encimera de la cocina. Antes de poder reaccionar, la misteriosa figura habló.

"Hace mucho que no nos vemos, Leon".

"¿Ada?"

Se le había olvidado un pequeño detalle, Ada solía visitarlo por sorpresa.

Normalmente llegaba cuando él estaba en casa y, ocasionalmente, cuando él estaba fuera. En esos casos ella solía esperar a que él le diera un buen susto. Y si tenía una misión, solía dejarle una carta con una linda marca de lápiz labial.

Aunque después de los acontecimientos en China, ella no lo había visitado, y tampoco había oído sobre ella.

Después del shock inicial, su instinto estaba por superar su razón, se habría apresurado para envolverla en sus brazos para besarla. Sin duda, eso era lo que estaba a punto de hacer, hasta que encendió la luz de la cocina.

Su mano izquierda estaba aferrada sobre el mostrador y, su mano derecha, descansaba en el costado de su abdomen, cubierta de sangre. Inexplicablemente, tenía una pequeña y cálida sonrisa en su rostro, que también estaba herido.

Ada intentó moverse, sin embargo, sólo logró dar dos pasos antes de desvanecerse.

Leon corrió hacia ella, gritando su nombre y atrapándola antes de que ella se golpeara en suelo de la cocina.

𝐋𝐨𝐯𝐞 𝐋𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora