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"Toda la noche"
Ada despierta de una pesadilla.
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Su pesada respiración rebotaba en las paredes del pequeño baño, mojó sus temblorosas manos bajó el frío chorro de agua y las llevó a su rostro. El sudor se pegaba a la tela de su camisa y las lágrimas picaban sus ojos.
La cálida luz se filtraba por debajo de la puerta y el olor a manzana se desprendía del aromatizante. Se recargó sobre el lavabo, con el agua corriendo sobre la cerámica y el miedo aún impregnado en su corazón.
Está bien, está ahí. Está con él.
Limpió las lágrimas que caían libremente sobre sus sonrojadas mejillas, necesitaba aire fresco. Apagó la luz y salió sigilosamente, aferrándose al borde de su camisa. Regresó a su lado de la cama, con Leon durmiendo profundamente a su lado, con las sábanas mezcladas en un espiral alrededor de su espalda.
Sonrió, pasando suavemente su mano sobre su despeinado cabello hasta que un escalofrío que recorrió su columna la hizo abrazarse a sí misma. Las pesadillas eventualmente habían dejado de aparecer, tal vez porque ni siquiera tenía tiempo para pensar en ellas. Hasta que sentir el calor de los brazos de Leon le permitió soltar ese peso en silencio.
Un débil suspiro se escapó de sus labios, las lágrimas volvían a humedecer sus ojos y el molesto nudo en su garganta amenazaba con estallar. Frotó con fuerza sus ojos. Solo deseaba escapar por la ventana, como todas las veces anteriores en las que su corazón amenazaba con gritar sus emociones y no podía hacer más que huir de todo.
Dejó caer su cabeza contra el respaldo de la cama, su cuerpo temblaba desesperado. El aire comenzaba a escapar de sus pulmones. Se estaba desbordando en débiles sollozos casi inaudibles y su única preocupación era no despertarlo. Se deslizó sobre el colchón, acostándose de lado para que Leon no pudiera verla. Juntó sus rodillas hacía su pecho y se abrazó, perdiendo la noción del tiempo al sumergirse en el recuerdo de la pesadilla.
Su pecho subía y bajaba de manera irregular y sus ojos, levemente enrojecidos, se mantuvieron entrecerrados. Lentamente se acercaba a caer dormida hecha un ovillo a la orilla del colchón cuando el brazo de Leon la envolvió con las sábanas. Un toque tan delicado que ni siquiera lo sintió, y no pudo evitar congelarse.
Permanecieron en silencio y, con sus pocas fuerzas, débilmente se giró y escondió bajo de su mandíbula, sus heladas manos tocaron su pecho para calentarse. Leon se limitó a acariciar lentamente su fría espalda. Ada no tenía que decir nada. Desde un inicio, se había despertado al no sentir su cuerpo a su lado, decidió quedarse quieto y darle su espacio.
"Estaré aquí toda la noche"
Él también lidiaba con los mismos demonios.
Ada formó una débil y sincera sonrisa.
"Lo se"
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@roseesbyh

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𝐋𝐨𝐯𝐞 𝐋𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫
FanfictionUna colección de pequeñas historias aleatorias sobre Leon y Ada.