Capítulo 26.

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Los siguientes días Felix fue al colegio con su colita vendada y cada tanto la abrazaba, mirando con falso odio a Chan. Chan, por su lado, sólo rodaba los ojos antes de agarrarlo por la cintura y darle un beso en la mejilla.

―Qué exagerado eres ―comentó Jeongin―, no te hizo daño en la colita.

―¡Claro que sí! ―exclamó Felix, indignado―. Pudo habérmela arrancado...

―Eres un exagerado ―apoyó Soobin―, ya verás, no te quejarás tanto cuando Chan te coma la cola ―y puso una expresión coqueta.

Felix tardó en entenderlo. Cuando lo hizo, sus mejillas se pusieron rojas con fuerza y soltó un chillido, empujando a su amigo que estalló en risas. Jeongin tuvo que esconder su sonrisa para no ser agredido también.

De cualquier forma, las bromitas siguieron durante los otros días, en especial porque el invierno ya iba acabando y daba paso a la primavera. Con su llegada, el tiempo cambiaba bruscamente y los días de sol eran mucho más calurosos. Felix había decidido sacarse ya la venda de la colita porque se la apretaba y daba calor. Apenas lo hizo, Chan se la abrazó de sorpresa y le arrancó un grito.

―¡Chan! ―le regañó.

―¿Qué pasa? ―Chan, ahora, aplastó la colita contra su espalda para abrazarlo―. Tu colita es muy bonita.

―¿Por eso me la mordiste?

―¿No lo vas a superar? ―se rió Chan, y ahora lo soltó sólo para abrazarlo por la cintura―. Ya, bebé, te pedí perdón. No seas rencoroso. Además, cuando nos conocimos, me mordiste el dedo.

―¡Porque pensé que ibas a comerme! ―reclamó Felix, pero dejó que Chan le besara la mejilla.

―Claro que quiero comerte, bobo ―dijo el alfa.

Felix le picó el costado, pero sus mejillas sólo se colorearon y aceptó otro beso.

Gracias al aumento de las temperaturas, Felix comenzó a evitar los suéteres y sudaderas gruesas, lo que era un poco difícil para él. Sin embargo, lo malo de ser híbrido, era que la temperatura corporal era un poco más alta del humano promedio, y Felix solía sudar con facilidad.

Dos semanas después, escogió una de sus playeras enormes y unos pantalones cortos, que llegaban a medio muslo y de tela de mezclilla. Se puso brillo en los labios, pintó sus uñas de verde y naranjo, y guardó los cuadernos en su mochila. Chan no pasaría por él ese día, pero había quedado en irse con Jeongin y Soobin, y no tardaron en aparecer.

―Estás muy arreglado hoy ―comentó su amigo conejito―, ¿tienes una cita con Chan?

―¿Qué? No ―Felix se rió―. ¿Por qué dices eso?

―Mmm ―Jeongin sólo se encogió de hombros, sin responder nada más, y el omega pronto olvidó esas palabras.

Tuvieron clase de Biología en la primera hora y, como ya era costumbre para ellos, hizo el trabajo de la clase con Jisung. Era normal que híbridos iguales trabajaran en conjunto para facilitar los temas de investigación. En esta ocasión, tenían que hacer un informe sobre...

―¡Los períodos de celo! ―exclamó la profesora, la que era híbrida de jirafa―. Para cada animal es distinto y los síntomas pueden variar por lo mismo.

―Qué lindas tus uñas ―le dijo Jisung.

―¿De verdad? ―Susurró Felix.

―Sí ―Jisung le sonrió―. Chan es muy afortunado.

Felix le dio un suave empujón, ignorando el claro coqueteo. Él ya se había acostumbrado a que Jisung lanzara alguno de esos comentarios cada cierto tiempo, porque no hacía más que eso. Luego de conversarlo con él, el alfa le dijo que ya no le daría más regalos si le incomodaba, pero le preguntó si podía seguir halagándolo.

Wild chipmunk › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora