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Suspiró, y lo observó. Siempre estaba ahí, a esa misma hora.
Absorbió café de su taza.
Pero ella no volvería a caer. Nunca más.
Él alzó la mano, y la saludó. Sonriendo.
Y ella, solamente, continuó repasando su forma de vestir.
Elegante, pero no anticuada.
Él sabía lo que quería, y nunca había tenido ningún reparo en conseguirlo; eso era lo que la asustaba... Que lo volviese a conseguir.
Había dedicado demasiado tiempo para una persona.
Prometió no volver a caer, pero sólo era una promesa más...

Nunca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora