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Él se levantó de su mesa, y se acercó a ella. Sus manos comenzaron a sudar.

-¡Hola!- Y sonrió, como si realmente la conociese.

-Buenos días.- Murmuró ella.

-Me suenas, ¿sabes?- Se limitó a decir él.

Le sonaba. Tantos sueños en común... Pero sólo le resultaba familiar.

-Ya veo.- Respondió, encogiéndose de hombros.

-¿Te conozco?- Él se quedó mirándola fijamente, tratando de hallar respuesta a su propia pregunta.

-Quién sabe...- Ella no quería sufrir más, prefería dejar atrás su pasado.

-Oye, yo solía tener una vida. Y lamento no recordar nada de ella, pero, creo que me he enamorado de ti.

-¿Y qué? No me conoces.

-Eso dices tú...- La miró fijamente a los ojos.

Tantos recuerdos para nada...

Nunca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora