Llegada a Dubái

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La sensación de que algo se arrastra en su piel despertó su mente, es algo muy caliente, pero sumamente tierno que logró erizar su vientre, un movimiento inconciente en el cuerpo lo sobresaltó y abrió los ojos

Por lo visto estaba dormido en la habitación que está conectada a la Oficina, tal habitación casi nunca es usada puesto a que el dueño es alguien adicto al trabajo y sus horas de descanso la utilización para trabajar

Se apoyó en sus codos para levantar un poco su cuerpo y en un instante encontró la profundidad de unos ojos que lo miran tan extrañamente que se sintió atrapado, como una trampa pegajosa que puede cerrar todos sus movimientos

La situación es muy simple, la ternura contra la piel que sintió fueron los dedos de Álex que estaban cerrando los botones de su camisa en el vientre, empezó por debajo y apenas logró unir los botones a la altura del pecho hasta que Eduardo despertó

Se acostó de nuevo en la cama al sentir un cansancio extremo en su cintura baja y piernas, las imágenes propias junto con las de Álex invadieron como remolinos y tapó su cara con las manos ¡tuvo sexo con Álex y al último instante se aferró en su cuello mientras se ahogaba en un profundo placer!

Es humillante

Álex arrugó las cejas con una impotencia surgiendo en su pecho, abrió la boca, pero después apretó sus diente ¿qué le sucede? Pensó que la barrera ya estaba totalmente quebrada, pero cuando se miraron solo hubo un nudo que les impidió hablar. Dejó un libre suspiro y se alejó para agarrar un reloj de la mesita de luz

Eduardo tenía el cuerpo limpio ¿Álex lo ayudó? De todas formas no quiere averiguar, se sentó en la cama y colocó unas pantuflas que estaban en el piso. Antes de escuchar palabras afiló sus movimientos y abrió la puerta, tomó su abrigo del escritorio y corrió con la ropa alborotada

Álex al ver el pensamiento de Eduardo extendió la mano para detener, no obstante la puerta se abrió y el cabello suave solo tocó la punta de sus dedos. Siendo conciente de su propia apariencia, Álex lo dejó ir mientras levanta su teléfono móvil

El elevador tenía un cristal que sirve de espejo, con las manos rápidas Eduardo dejó su abrigo y ató los botones que le faltan, se colocó el abrigo y quitó las lágrimas de sus ojos, limpió su cabello hacia atrás y con un corazón alborotado se deslizó en la pared hasta sentarse en sus piernas

Tocó el último número yendo directamente al subterráneo, tratando de evitar la vergüenza y miradas incómodas, no sabría cómo enfrentarlas. Cuando salió del elevador se encontró en el estacionamiento

Estaba listo para correr y huir en alguna parte cuando de repente una mano lo agarró de la ala, levantó sus brazos hacia arriba y lo arrastró. Su mente ya estaba en caos y no puede captar rápido las cosas que suceden como si se hubiera bloqueado, fue arrojado en algo poco suave y la puerta del auto se cerró

Cuando abrió sus ojos y recuperó conciencia, se dió cuenta de su propia precipitación, su respiración es áspera y pesada. El auto avanzó y salió del subterráneo, rápidamente se estacionó frente a la empresa

El agarre tan salvaje y rápido fue del asistente de Álex que ahora mismo tenía la boca cerrada y una expresión fría. Se sentó normalmente y apretó su mano en la cabeza ¿por qué está tan fuera de sí? Su mente está agobiada, su pecho sube y baja constantemente

Ser tomado desprevenido y bruscamente le nació una rabia que hizo apretar sus manos en puño. Sin embargo, antes de abrir la boca la puerta se abrió y Álex se sentó a su lado y el auto avanzó sin obstáculos

Tranquilo y sereno como si nada hubiera pasado, tan limpio y elegante con el borde de sus ojos oscuros como si tuviera un delineado perfecto: haciendo su mirada profunda como el fondo de un mar por explorar. Un mar en calma después de tantas tormentas

Fue mala idea casarme en Las Vegas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora