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Se ha juntado el arcoíris de milagros, incluyendo a Abril y Nuvia en la cancha de todos los fines de semana, donde juegan amistosamente.
Ya han terminado un partido, bastante cerrado en diferencia, donde el equipo del lado de Samantha ha ganado.
No se esperan las maldiciones por lo bajo de Abril, pero esta termina pensando que la próxima ella ganará definitivamente.
El sol ha bajado y en general todos se sienten cansados. Todos se tiran al suelo y descansan un poco; tomando agua o simplemente relajando su respiración.
Pero como siempre pasaba, Abril se paró con intenciones de ir a estirar nuevamente y todos vieron como Samantha se levantó rápidamente para darle una fuerte nalgada a la castaña.
— SAMANTHA. — En el grito, y las sonrosadas mejillas de Abril se notaba la molestia más la verguenza por la atenta mirada de todos.
— No homo. — Respondió tranquilamente la rubia, mientras Abril intentaba no ir a golpearla e inconscientemente hacía un puchero.
Y Samantha pensó que Abril era adorable.
Y Nuvia pensó que en verdad sus amigas eran adorables, pero que Samantha era una idiota.
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