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Todos se movían de un lado a otro en la acomodada casa del azabache más alto, esperando que este terminara la reunión con su padre para ir a jugar sus partidos de fin de semana.
Abril estaba cansada, llevaba durmiendo mal últimamente y se notaba en su cansado rostro. Las ojeras marcadas y sus ojos pidiendo a gritos algo de paz.
Miró el espacioso sillón de cuero negro de Valdo, vacilando unos momentos, para finalmente acostarse a lo largo de este, sonriendo al sentirse undir levemente, pero era algo realmente cómodo. Cerró sus ojos unos segundos, no tomaría mucho a decir verdad, solo sería... Un pestañeo.
Bueno, eso creyó la castaña pero simplemente se quedó profundamente dormida. Todos los chicos observaron a la más baja dormir como un bebé y un ''aww'' se les escapó. Samantha les gruñó discretamente y se acercó a Ari para acostarse a su lado, por inercia, el cuerpo de la castaña apresó el cuerpo de la más alta en un abrazo de oso.
Samantha sonrió consciente de todo y feliz con el resultado. Dejó pequeños besos en el cuello de la mayor, embriagándose con su aroma a duraznos característico del shampoo que la castaña usaba.
Adoraba el suave aroma que esta portaba y como incluso al caminar de un lado a otro cuando salían todos juntos lo podía percibir.
Ignoró cómo todos miraban la escena con una sonrisa en la cara, pero luego de captar la indirecta de sus miradas, habló. — No homo, chicos. No se hagan ilusiones.
Todos suspiraron, Samantha era una lenta total.
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