II

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Corea del Sur, 1392

Siete horas después de haber iniciado su viaje, Kim Taehyung y Min Yoongi llegaron a Pyongan, una pequeña provincia bastante alejada del palacio. Ambos habían almorzado, descansado y bebido agua, y ahora caminaban como simples mortales hacia una taberna común y corriente. Estaban camuflados con prendas gastadas y botas de cuero al estilo vikingo, de modo que nadie podría adivinar que se trataba del Capitán Min y del futuro Emperador de la dinastía Joseon.

Llegaron rápidamente al lugar que tanto ansiaba el Capitán. No era un sitio miserable, pero sí muy diferente a lo que el futuro monarca estaba acostumbrado. La pequeña taberna tenía muros de concreto y un techo de bambú, y un letrero enorme con el nombre del establecimiento: *Magic Shop*. Ambos pidieron dos botellas de makgeolli para refrescar sus gargantas antes de empezar a buscar al omega que traía delirando al Capitán.

—¿Lo encontraste? —preguntó Kim, obteniendo una seña de negación por respuesta. Soltando un bufido y jugando con el pequeño vasito en sus manos, volvió a hablar—. ¿Estás seguro de que ese omega está aquí?

—Estoy más que seguro. Aquí estaba mi bonito omega —respondió Min, decidido a acercarse a la señora que preparaba la comida y las bebidas para preguntar por el pequeño omega.

Min se dirigió directamente hacia la anciana sin tomarse el momento de saludarla. Solo quería saber el destino del omega al que buscaba. La señora, de alrededor de cincuenta años, lo atendió de manera muy amable, sin importarle la poca cortesía del alfa frente a ella.

—Jimin está atrás, lavando algunos vegetales que necesito para el bibimbap, pero en unos momentos lo mando con usted —dijo la anciana, reverenciando al imponente alfa antes de regresar a la cocina.

Min regresó con Taehyung, quien estaba distraído revolviendo su bebida en el pequeño vasito.

—¿Y lo vas a cortejar o pagarás por él? —preguntó Taehyung.

—Pagaré por él. Mi plan inicial era cortejarlo, pero no tenemos tiempo para eso. Tú tienes que regresar para disfrutar tus últimos días de libertad y yo tengo que acomodar a mis hombres en diferentes áreas del palacio. Tenemos que tener bien protegido el palacio, ya que en tu boda habrá muchos infiltrados y no queremos quedarnos sin rey tan pronto —concluyó Yoongi, dando un sorbo a su bebida mientras veía por el rabillo del ojo al lindo omega que se acercaba a ellos.

—¿Preguntaron por mí? —dijo un omega de complexión delgada, acercándose a ambos alfas con las mejillas sonrosadas y los labios temblorosos.

—Necesito hablar con tu padre. Quiero llegar a un acuerdo con él —respondió un serio Min.

Taehyung miró perplejo a Yoongi. No imaginó que trataría de manera tan fría al omega.

—Claro, venga por aquí, señor —dijo el omega con voz suave y sumisa, guiando a Yoongi hacia la parte trasera de la taberna. Taehyung pensó que necesitaba un omega así, tan obediente.

—Iré a resolver este asunto y volveré. Espérame aquí, Kim —dijo Yoongi antes de seguir al omega.

Taehyung asintió y se quedó en su lugar, esperando a su amigo. Pagar por un omega campesino era tan normal como respirar. No era ilegal, ya que las familias pobres a menudo recurrían a vender a sus primogénitos para sobrevivir. Aunque cruel, este sistema beneficiaba a las familias que se libraban de una carga económica.

En la parte trasera de la taberna

Jimin llevó a Yoongi a una pequeña habitación detrás de la taberna, donde un hombre mayor, de semblante severo, estaba ocupado cortando vegetales.

—Padre, este señor desea hablar contigo —dijo Jimin con una reverencia.

El hombre levantó la vista y evaluó a Yoongi con desconfianza.

—¿Qué asunto trae a un hombre como usted a mi humilde establecimiento? —preguntó el hombre.

—Vengo a hacerle una oferta por su hijo, Jimin —respondió Yoongi sin rodeos.

El hombre dejó de cortar vegetales y se limpió las manos con un trapo.

—¿Y por qué querría yo vender a mi hijo? —preguntó, aunque la expresión en sus ojos revelaba que ya conocía la respuesta.

—Le ofrezco una cantidad sustancial de dinero. Su familia podrá vivir cómodamente y Jimin estará bien cuidado —dijo Yoongi.

El hombre suspiró y miró a su hijo. Jimin, con los ojos bajos y los labios temblorosos, sabía que no tenía otra opción.

—No es una decisión fácil, pero acepto. Jimin, ve y recoge tus cosas —dijo el hombre con voz resignada.

Jimin asintió y salió de la habitación, mientras Yoongi sacaba una bolsa de monedas y se la entregaba al hombre.

—Asegúrese de que esté bien cuidado —dijo el hombre, aceptando el dinero con manos temblorosas.

—Lo estará —respondió Yoongi con firmeza

De vuelta en la taberna

Taehyung observaba a los clientes de la taberna mientras esperaba a Yoongi. El ambiente era ruidoso y animado, muy diferente a la serenidad del palacio. Se preguntaba cómo sería vivir una vida tan simple y despreocupada.

Poco después, Yoongi regresó con Jimin, quien llevaba una pequeña bolsa con sus pertenencias. El omega parecía nervioso, pero también resignado a su destino.

—Ya está hecho. Vamos, Kim —dijo Yoongi, colocando una mano en el hombro de Jimin para guiarlo fuera de la taberna.

Taehyung se levantó y siguió a su amigo. Mientras caminaban de regreso a sus caballos, Jimin no podía evitar sentir una mezcla de miedo y curiosidad. No sabía qué le esperaba, pero algo en la firmeza de Yoongi le daba una extraña sensación de seguridad.

En el camino de regreso

El viaje de regreso fue silencioso al principio, con Jimin sentado tímidamente entre los dos alfas en el carro que habían alquilado. Taehyung, observando al omega, no pudo evitar notar lo delicado y hermoso que era. Aunque nunca había considerado seriamente a un omega macho, algo en Jimin despertaba su interés.

—¿Estás bien, Jimin? —preguntó Yoongi, rompiendo el silencio.

—Sí, señor —respondió Jimin con voz suave.

—No necesitas llamarme señor. Llámame Yoongi —dijo el alfa con una sonrisa, intentando calmar los nervios del omega.Jimin asintió, aunque todavía parecía un poco nervioso.

—¿Y tú, Kim? ¿Alguna vez has considerado tener un omega macho? —preguntó Yoongi, cambiando de tema.

—No realmente, pero Jimin es diferente. Puedo ver por qué te atrae tanto —respondió Taehyung con sinceridad.Yoongi sonrió y puso una mano en el hombro de Jimin.

—Lo cuidaré bien, Kim. No te preocupes —dijo, dándole una mirada de confianza.

El resto del viaje transcurrió con conversaciones ligeras y momentos de reflexión. Taehyung pensaba en su futura esposa, Na-yeon, y en el complicado futuro que les esperaba. Mientras tanto, Yoongi no podía dejar de mirar a Jimin, imaginando el futuro que construirían juntos.

 𝗔𝗻𝗴𝗲𝗹𝘀 𝗟𝗶𝗸𝗲 𝗬𝗼𝘂 ||ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ||✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora