𝐇𝐚𝐧𝐧𝐚

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Hace semanas no salía, la última vez que salí fue cuando me hice mi supuesto cambio de imagen y mi nueva ropa. Desde ahí no había vuelto a salir.

Pero no había perdido la comunicación con los chicos, al contrario. Al estar más en casa compartía más tiempo con ellos a tal punto de que todos cambiasemos números.

Mi relación con Tom ya era polémica en todos lo periódicos. "¿será que otra chica ha caído en los encantos del gran Tom Kaulitz?"  decía la revista que leía.

¿Había estado con más chica? O sea, sí pero, con cuántas exactamente. No lo sé pero no me importaba, no tenía que olvidar que todo esto era por un simple contrato.

Tenía que ir a tomar el aire un poco, saldría un poco al patio trasero que solía ir aveces. Me gustaba estar mucho ahí y más de noche.

Abrí mi puerta con cuidado, mirando a la derecha y a la izquierda para asegurarme de que nadie me viese ir, nunca se los había dicho y esperaba que no lo descubriesen.

Suena a palabra de ladrón, pero no quería que lo supieran porque nisiquiera ellos sabían que yo ya sé que hay un patio trasero.

Me daría un poco de vergüenza que alguien se diera cuenta, por eso siempre dejaba todo tal y como lo encontraba.

Solo miraba las estrellas, la oscuridad de la noche, todo. Escuché como alguien cerraba con cuidado la puerta principal que daba a la calle.

Rápidamente me escondí para ver quién era e ir a mi habitación cuando estuviese segura de que la persona que fuese también había ido.

Pero me sorprendí al ver una chica cuyo rostro no conocía de nada, me tranquilicé cuando ví a Tom entrar después de ella. Estaba invadiendo un poco su privacidad pero me causaba curiosidad.

Por más que no quisiera escuchaba la conversación, estaban a pocos metros pero staba segura que no podrían verme.

-Necesito saber quien es esa chica con la que estabas. - Acarició un poco la cara del chico y fue bajando hasta su pecho - ¿Ya no me quieres, o qué?

-Escucha, hanna, no hay nadie más, sabes que solo son rumores - Sonrió poniendo sus manos en su cintura - Y si la hubiese ya no estaría contigo.

-Eso espero, soy la única que puede estar contigo - Se acercó un poco a sus labios provocando - No quiero ser "la cuernos"

-Vamos, eso no pasará - Al fin la besó, bajando casa vez más sus manos - ¿Mhm?

-Vamos arriba ¿no? - Se separó para empezar a subir las escaleras - No queremos que nadie nos vea...

Lo último que escuché fue un leve portazo, ¿qué acababa de pasar?  Había hecho muy mal en escuchar la conversación, tenía que dejarle seguir su vida normal.

𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬; 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora