Su mochila colgando de un hombro, cabeza baja mientras camina hacia su escuela. Se abraza así misma mientras camina por las frías calles de Bogotá. Su buzo no ayuda mucho, sigue sintiendo mucho frio. El viento alborota su pelirrojo cabello hacia adelante, el cual ella trata de controlar en un intento insignificante. Va vestida con su buzo gris, un jean ajustado y tenis negros, bajo su buzo tiene una camiseta manga larga, gris también. Ella usa unas grandes gafas al estilo hípster, ya que no puede ver bien sin ellas. Es miope.
No llama la atención en cuanto entra a su escuela, lo cual agradece en su interior. Da un suspiro y se adentra más para llegar rápidamente a su salón de clases. Para su suerte, tal vez nadie estaría allí ese día, tal vez todos se fueron a ver algún espectáculo en el patio o simplemente no se molestaron en venir. Pero, como de costumbre y para su mala suerte, en su salón esta el 60% de todos los alumnos. Las primeras en notarla son las cuatro chicas de siempre, las que siempre se encargan de hacer de la vida de Sophie un martirio constante. En cuanto Sophie ve que la están mirando, agacha la cabeza y camina rápido a su asiento, donde deja sus cosas para después tratar de salir de su salón.
Lo cual, como es de esperarse, se lo impide una mano que la sujeta fuertemente de la muñeca.
— ¿A dónde crees que vas, fenómeno? — Dice una de las cinco chicas, Isabel.
Sophie trata de zafarse de su agarre, pero con cada movimiento, más fuerte la sujetaba.
— Wow, cálmate. No quieres terminar con el brazo roto, ¿O si? — Isabel la agarra más fuerte y la lanza hacia la pared opuesta a la puerta. En esos momentos, todos los presentes se han volteado a ver.
— Dejame en paz — Dice Sophie en un susurro tratando de levantarse, pero la mano de otra, Camila, empuja su pecho hacia la pared, haciendo que caiga de nuevo.
— Quédate quieta, fenómeno, sabes bien que si tratas de huir, esto será más largo y divertido para nosotras — Dice otra, Verónica
Sophie se queda quieta, pero no solo para que terminen más rápido con su tortura, sino también porque en parte, se lo merece.
Todos en ese salón —Tal vez todo el colegio— están enterados de que Sophie es lesbiana. Y ella lo odia, odia ser justo como es, odia ser diferente, odia ser un fenómeno y un error de la naturaleza, odia que siempre le estén recordando que solo es una falla.
Y odia que todos lo sepan, todo comenzó por el estúpido accidente con Jane...
Antes de que pudiera recordar (Y que pudiera hacer una narración al respecto) Recibió un golpe en el rostro por parte de Rebbeca, otra de las chicas. Sophie dio un gemido de dolor, pero no hizo nada para hacer que paren.
— Que obediente niña, que obediente — Dice verónica con burla, haciendo que los demás rían.
Muchos más golpes, insultos, y burlas fueron lanzados hacia Sophie. ¿Dónde están los maestros ahora? Simple, el maestro esta sentado en su escritorio leyendo un libro, esperando a que los alumnos paren por si solos. También esta enterado de la situación de Sophie, y como todo un homofóbico, dejara que los alumnos le hagan lo que quieran.
Por cada golpe, salía una lagrima, por cada insulto, otras dos más, y por cada burla, un sollozo. Y Sophie no podía hacer nada, no solo porque ellas la superaban en fuerza y en número, sino porque mentalmente se había metido la idea de que todo se lo merecía por ser un fenómeno, por estar enferma y ser un error entre gente perfecta.
— ¡Basta chicas!
Oh no. Esa voz... Sophie estaba asustada, siempre esta asustada. Pero cuando llega esa voz... es cuando todo se pone peor.
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That Whatsapp Girl
RomanceLía: ¿Te gustan las chicas? Sophie: No es algo que me enorgullezca mucho Lía: ¿Por qué no? Sophie: Todos creen que soy un fenómeno Lía: Bueno… A mi me parece lindo. Sophie: ¿En serio? Lía: … Más de lo que te imaginas… *** Sophie: Soy un fenómeno Lía...