Capitulo 1: ''ella y el''

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Odiaba ser el favorito del profesor de matemáticas, ¿acaso no le bastaba con mandar tanta tarea? ¿Por la cual su adolescencia no fue un desperdicio, con ella pudo ser el mismo O con mandarlo al pizarrón? A veces era tan injusto para el ser el de las notas altas, el niño sabelotodo. A veces necesitaba descansar un poco, y sus padres tampoco ayudaban mucho, quería poder descansar sin tener que pensar en la clase al día siguiente, en la semana de exámenes poder estar bien y tranquilo para estudiar. Deseaba no tener preocupaciones, deseaba ser como los demás, salir a escondidas con sus amigos, los cuales no tenía gracias a (otra vez) por el estudio.

Quería poder ser como los de su edad, no preocuparse por nada y aun así tener buenas notas, ser el orgullo de sus padres aun con un 8 de nota, sin necesidad de un 10.

Sus padres decían que él debía ser el orgullo de esa familia, ser el perfecto, tener buenas notas, ayudar en casa, ayudarles en sus cosas. Cada vez aguantaba más cosas, hasta sus 16 años su vida fue de esta manera, notas perfectas, comportamiento perfecto, vida perfecta para sus padres, pero para él la vida infeliz, fue de esta manera hasta el día que la conoció a ella

Ella lo cambió, ella fue la razón por la que su adolescencia no se fue a la basura

¿Cómo la conoció?

Fácil, en la escuela. En ese lugar de disciplina fue donde conoció a aquella chica, él estaba guardando sus cosas en su casillero, a veces no estaba de humor como en esos días, que solo pensaba para que se había levantado de la cama, para aguantar a toda esa gente fingiendo ser amable, cansado de todo se fue a su salón, sentándose en su lugar, alejado de todos, se quedó callado, observando a los que entraban, rápidamente frunció su ceño al ver una chica que no conocía entrar, nunca la había visto por allí, era rara, aunque sea para él, esta vestía un suéter color pastel crema, una falda verde claro , y unas medias blancas, la hacían ver delicada y tierna.

Llevaba una boina color celeste tapando un poco su cabello con aquel corte de pelo típico, el Wolf CUT, un corte tan desgastado por la gente, pero en ella se veía realmente bien, se veía hermosa y delicada, si era sincero le daba ganas de meterla en una cajita de cristal y cuidarla.

Y ahí cayó en cuenta que la chica lo miraba fijamente, vio a esta mover los labios, pero no logró entender lo que dijo.

Hasta que vio su sonrisa, se notaba que esta cuidaba muy bien su dentadura. ¿Aquella chica sería igual a él? ¿sería un intento de ser perfecta al igual que él? por intuición le devolvió la sonrisa mirándola a los ojos, esos ojos celestes, tan tentadores.

-Puedes sentarte, nadie ocupa el lugar - habló el, sonriéndole de lado sin mostrar los dientes, la chica se sentó y con aquella cercanía bastó para que estos se hicieran amigos.

Desde ese día su relación amistosa creció en inmensa confianza, él se encontraba explicándole un tema de matemáticas por llamada, hasta que en ese momento ella lo interrumpió.

-Estoy aburrida, ¿no podríamos salir un rato? - dijo ella, sugiriendo aquello que él ansiaba, pero ahora que se lo decían, no sabía qué responder.

-Pero... son casi las doce de la noche...-hablo ahora, ella se quedó callada del otro lado de la llamada.

-Estoy en tu casa en 15 minutos... ábreme la ventana - dijo esto para luego cortar la llamada

Qué mierda...?" pensó.

Era una locura, y le comenzó a gustar aquello.

. . .

Él estaba nervioso mirando hacia su ventana, con la vista perdida y hundido en sus pensamientos "ella realmente es... ¿realmente le importo?'' se preguntaba y dudaba de aquella amistad, ¿por qué aparecía algo así de repente? ¿por qué...?

Dos golpecitos

Tres golpecitos

Cuatro golpecitos en su ventana bastaron para sacarlo de sus pensamientos y hacerlo mirar su ventana, una chica con capucha estaba allí, casi hecha bolita y con una sonrisa deslumbrante, aun siendo casi las dos de la mañana esta tenía bastante energía como para sonreír de esa forma.

Se levantó y le abrió la ventana, rápidamente se colgó de su cuello, dejándolo inmóvil por unos segundos del shock. Vio como esta esperaba ser correspondida en el pequeño abrazo, él sonrió y aferró su brazo a la cintura contraria mientras cerraba la ventana y acariciaba su rostro en el cuello de ella.

Romántico, ¿no?

Tres golpes en la puerta de la habitación hicieron que los menores se separaran, el suspiro y ella lo miró confundida.

"Tierna " pensó él para luego guiarla a su baño personal.

-Quédate aquí y no hables, ¿bien?

- Esta bien

Cerró la puerta para luego ir y fijarse quien tocaba a su habitación a aquella hora, dejó a su padre pasar y se quedó callado.

-me imagino que estudiaste para tu examen, o no? -hablo mientras entraba al cuarto examinando todo con la mirada

-si, he estudiado padre - dijo él quedándose quieto en su puerta y callado.

-Mejor que no me vuelvas con un asqueroso 8, es matemáticas, debes ser un experto en matemáticas para poder estudiar contabilidad, agradece que no pasas lo mismo que tuve que pasar yo. En m Coi época no tuve la suerte de estudiar...-su padre seguía hablando. Pero él no le prestaba atención, quería llorar, pero no debía, quería escapar, pero no podía, quería huir, quería no existir.

Soltó un suspiro y forzó una débil sonrisa.

Falsa al igual que todas, estaba haciendo lo que odiaba, lo que todas las personas en su escuela hacían; Mantener una imagen feliz y respetuosa, cuando están asquerosamente podridos por dentro.

Duele aceptarlo.

Duele todo ahora.

-y...hijo, ¿estás conociendo a alguna chica, campeón? - preguntó ahora su padre mirándolo.

Ella sintió curiosidad y él sentía furia.

¿Acaso trataba de formar un lazo con preguntas así? Él apretó la mandíbula y miró a su padre, tenía miles de cosas que decirle y él tan solo se las guardaba para no dañarlo como ellos hacían con él. El volvió a sonreír falsamente.

- Conocí a una chica realmente hermosa padre, de hecho...iba a pedirte permiso para salir el sábado, es nuestra primera cita y... -él mentía mientras veía a su padre, fingiendo vergüenza.

-Claro que puedes hijo, te daré dinero el sábado, ahora debes descansar, ¿bien? Buenas noches - habló su padre con una sonrisa plasmada en su rostro, saliendo de la habitación.

El suspiro y fue a cerrar su puerta, trabó esta y luego se dio la vuelta, camino al baño y abrió este. Ella estaba mirando todo el baño, él sonrió y le agarró la mano mirándola. Los nervios y pánico los invadió a ambos seres.

-salgamos...vámonos de aquí...- pidió él mirándola. Y obviamente ella no se negó, no iba a negarse de sacarlo de allí aunque sea por más de media madrugada si eso aguantaba su sistema de sueño.

Los dos se fueron de allí, salieron corriendo por las calles como los adolescentes que eran, tratando de escapar de esa realidad por momentos aunque sea, tratando de no volver a decaer en tantas cosas que logran superar...







































Lo que hacemos no es vivir, es soportar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora