La vida de Kim MinGyu nunca fue fácil.
Nació como el hijo bastardo de un alfa empresario surcoreano muy reconocido y algo mayor, de alrededor unos treinta, el cual había tenido ligero amorío con su madre, una omega americana-coreana de diecisiete, la cual le creyó todas las mentiras que el le dijo solo para acostarse con ella en un viaje de negocios que tenía en Estados Unidos.
Tras esa noche, el hombre nunca más volvió a contactar a la omega, la cual devastada tuvo que contarle todo a sus padres, una pareja de betas que la habían tenido ya siendo algo mayores. Ambos se enojaron y tenían sus razones, pero apoyarían en lo que pudieran a su hija, no la iban a dejar sola.
Sin embargo, la sorpresa llegó un tiempo después, cuando tras diversos mareos y náuseas decidió ir al hospital para un chequeo médico y tras algunos estudios finalmente hubo un diagnóstico, estaba embarazada, tenía dos meses de gestación. Ese día llegó en un mar de lágrimas a su hogar y entre su llanto logro darle la noticia a sus padres, los cuales le dijeron que la apoyarían, era tan afortunada.
Dos meses después cumplió los dieciocho y al tercero se graduó de la preparatoria, sabía que no iría a la universidad, el dinero que sus padres tenían ahorrado para esto iría ahora al desarrollo su pequeño cachorro en camino; estaba triste, no lo negaría, pero sabía que valdría la pena en un futuro para verle crecer sano y fuerte, ella misma lo aseguraba o dejaría de llamarse Kim MinHee.
Pasaron los cuatro meses restantes y un día algo caluroso de primavera nació Kim Mingyu, un pequeño bebé de 3.200 kilogramos, un dichoso seis de abril. A simple vista se podía decir que se parecía a su abuelo, lo cual fue una dicha para la familia, no querían el mal recuerdo del alfa.
Su crecimiento fue sencillo, sus abuelos y madre no tenían mucho dinero por lo cual los lujos no eran permitidos, sin embargo, la comida y necesidades básicas nunca faltaron en la casa. Sus abuelos trabajaban una pequeña granja que daba los ingresos diarios y su madre trabajaba en una cafetería, dónde la paga era buena para el horario flexible y variado que tenía.
Su infancia fue buena, no tenía de que quejarse, iba a la escuela y además de aprender inglés también aprendió coreano, quería conocer un poco de las raíces de su madre y abuelos. Muchos niños lo criticaban debido a la falta de un padre, pero, el siempre justificó que no lo necesitaba, su familia era perfecta tal y como estaba.
Sin embargo la tragedia tocó a sus puertas en poco tiempo, primero, aquel empresario que tras diez años desaparecido volvió, queriendo recuperar a la chica y al cachorro, MinHee se negó y lo corrió de la casa, pero su molesta presencia era común por la zona diariamente. Lo peor llegó en diciembre, en circunstancias desconocidas ocurrió un incendio en la granja, los abuelos no habían conseguido salir a tiempo y habían muerto junto a varios animales, quedando solos y sin un lugar donde vivir.
La ya adulta de veintiocho y el pequeño cachorro de diez no sabían a dónde ir, además los gastos del funeral y reparación sobrepasaban mucho su presupuesto. Curiosa fue la aparición del alfa, el cual ofreció un trato que no pudieron negar.
En menos de una semana sus abuelos ya habían sido sepultados, los restos de la casa destruidos, los trámites y papeles fueron resueltos, y ellos ya se encontraban en Corea del Sur, listos para ser constantemente vigilados para que no representarán un peligro a la familia y empresa del alfa Kim (su padre).
A las semanas de llegar, Mingyu notó a su madre cada día más pálida, con el cabello quebradizo, sus ojos habían perdido el brillo que los caracterizaba, cada vez más delgada y con bajo peso, no era tonto, su madre estaba enferma, pero a nadie parecía importarle más que a él.
Recuerda muy bien las palabras que le había dicho su mamá un día de febrero, mientras se veía a punto de derrumbarse, ella ya no estaba enferma, estaba muriendo —MinGyu, mi niño, recuerda, este lugar es peligroso, no puedes confiar en nadie, no importa qué subgénero seas, tu eres fuerte y podrás salir de aquí, libérate de las garras de tu padre y su esposa, se lo que desees pero nunca olvides de dónde vienes, tus valores, aquello que te hace tú. Sobrevive, sal de aquí, huye y se feliz, por favor, prometemelo MinGyu, hazlo.
—Lo haré mamá, saldre de aquí, lo haremos ¿Verdad?— la omega solo lloro y se abrazo a su cachorro, sabía que ella no lo haría.
A los días de llegar, la omega recuerda como escucho a la cocinera hablar con alguien respecto a comida envenenada, posiblemente la esposa del alfa; decidió afrontar a ambas mujeres, las cuales decidieron contar todo, solo querían deshacerse de ella, la esposa le veía como una amenaza a su matrimonio, al niño lo podrían usar como herramienta para un futuro, se veía como un futuro alfa. La omega pensó acusarles, pero la señora le amenazó, si ella no moría el que saldría afectado sería MinGyu, así que con el mayor dolor de su alma decidió aceptar, cuidaría sobre todo a su hijo aún si implicaba morir.
En pequeñas cantidades el veneno no afectaba tanto, pero el tomarlo diariamente le afecto en su salud considerablemente. A finales del mes de marzo ella ya no podía levantarse de la cama y a mediados de abril su capacidad pulmonar era poca y tenía constantes arritmias. Un día a finales de abril, un MinGyu de once años llegaba de la escuela rumbo al cuarto de su madre, al entrar la vio dormida, tan pacíficamente que no quería despertarla, pero debían comer.
La movió para que despertara pero ella no se movió; volvió a hacer otro intento, nada; se empezó a preocupar, moviendola y llamandola a la vez. Cuando tomo su mano su peor pesadilla se confirmó, estaba fría, ella había muerto.
MinGyu rogó por ayuda a la vez que lloraba, al poco tiempo llegaron algunos empleados de la casa y personal de seguridad, los cuales le alejaron del cuerpo y sacaron del cuarto. Era un escenario desgarrador, un pequeño niño de tan solo once años el cual rogaba por su madre muerta, la cual se encontraba tendida en su habitación, con un aspecto tan enfermo, rogando por la última familia verdadera que le quedaba, tras haber perdido a sus abuelos hace menos de medio año.
El funeral se realizó la misma semana, solo asistió MinGyu y unos cuantos del personal de la casa que se habían encariñado con la amable mujer. Unos cuantos consolaban al cachorro, el cual lloraba sobre la tierra que ahora sepultaba a su madre.
Kim MinGyu ahora estaba solo.

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Sweet Pain - WonGyu
Fiksi PenggemarKim MinGyu ha sufrido mucho en la vida, desde la muerte de sus abuelos y madre, hasta el desprecio de su padre. Ahora, es un omega comprometido con Choi Seungcheol, un famoso empresario alfa. Pero el día de la boda algo ocurre y termina con el mayor...