Quinto Capítulo: "Mi pequeña"

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Narra Rhys

Ella.
Simplemente ella.
Con su hermosa sonrisa.
Con su peluche de conejo siempre a la mano.
Con su hermoso cabello claro.
Mi princesita.
Ella.
Mi hermanita menor.
Jadyn.

"¿Qué vamos a hacer?" - pregunta curiosamente.

"Adivina"

"¿Comer?"

"¡No tonta!"

"¿Entonces?"

"Cierra tus ojos y dame tu mano" - le ordene con una sonrisa en el rostro.

"¿Para?"

"¿Confias en mi?"

"Claro que si"

"¡Entonces solo hazlo!"

"Vale"

Tomé su manita y bajamos corriendo por la quebrada que estaba al otro lado de la estación de trenes, empezó a reír, esa risa que me hacia olvidar todos los problemas que teníamos en casa, esa risa por la que podía dar mi vida.

El sol de media tarde golpeaba nuestras cara, ya casi llegabamos, pero aún no podía permitir que abriera los ojos, tenía una sorpresa muy grande para ella.

"Jay ya llegamos" - le decía así a Jadyn de cariño- "abre tus ojos".

"¡Va!" - Abrió sus ojos descomunalmente, ya de por sí eran gigantes, como queriendo presumir su hermoso color. Me quedó viendo incrédula, como esperando a que de repente todo eso se esfumara y se diera cuenta de que era un sueño.

"¿Te gusta pequeña?" - Pregunte sacudiendo su flequillo

"¡TE AMO RHYS! ¡ERES EL MEJOR HERMANO DEL MUNDO! "- dicho esto se lanzó a mis brazos aunque se soltó rápidamente para ir hacia la bicicleta negra que estaba alli.

Era una bicicleta de segunda mano, ya que nuestra familia no estaba pasando por un buen momento; y yo estaba ahorrando, hace más de 1 año, para poder comprarme una cámara de segunda mano.

Lo que más amo era eso... paisajes, fotografías y la belleza que transmiten las fotos, los recuerdos que se quedaban congelados en una época precisa, guardamos esas memorias para nosotros mismo, en las que el tiempo pasará siempre congelado y no habrá días tristes.

Pero... decidí comprar lo que mi pequeña princesa quería, una bicicleta.

"Jay" - dije yendo hacia ella para ayudarla a subir en la bicicleta - "¿por qué te gustan las bicicletas?" - pregunté con curiosidad.

"No me gustan las bicicletas"

"¿Entonces?" - Pregunte desconcertado.

"Me gustan lo que me hacen sentir" -prosiguió - " Me siento libre, por eso siempre quise una... ¡puedes ir a donde quiera!"

"Lo que me estás diciendo es que no te gusta montar bici, o no te gusta la forma de la bici o ¿qué no te gusta de la bici Jadyn?"- Pregunté aún intrigado

"Me gusta el acto de pedalear, y solo puedes hacer eso en una bici, me gusta tambien pararme en los pedales, o subir los pies al manubrio, pero la bici no. Es fea, parece un montón de cables retorcidos, juntados y ¡ya! Pero, en medio de su fealdad, es guay" - cogió inmediatamente la bicicleta, y saltó en el asiento empezando a pedalear desenfrenadamente.

La ví alejarse, y me puse a pensar en cuantas cosas habíamos vivído los dos por problemas familiares. Cuando mis padres tenían bonanzas, nosotros compartíamos la alegría, cuando teníamos falta de algo, nos entristecíamos juntos, pero yo siempre trataba de hacerla sonreír.

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