Séptimo Capítulo: "¿Qué paso en realidad?"

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No lo quería hacer.

No fue mi intención.

No quería que ellas murieran.

No quería que mi hermano me odiara después de eso.

Era temprano en la mañana.

Nadie se había despertado aún.

Momento idóneo.

Fui a la cocina del departamento en el que estábamos y tome el encendedor.
Había decido esto hace mucho tiempo.

La mejor manera de morir es siendo incinerado, sentir como la piel se encoge, se fríe y convierte en cuero, la grasa se derrite y mancha su derredor.

La carne se cocina, los vasos sanguíneos explotan y se derraman la sangre contenida.

Finalmente se convierte en cenizas y los huesos se queman y la agonía sufrida se acaba.

En el acto, sientes como tus ojos se desprenden de las órbitas y la piel se retira

Sientes todo eso.

Todo.

Muchos se preguntarán, ¿pero como es posible que una niña de tan sólo 10 años, piense en cosas tan maquiavélicas?

Pues es sencillo, al final la enviada no fue tan sana como pensaba.

Ella nunca me quiso, siempre creyó que yo tenia un problema, que yo era un problema.

Por eso amaba a Aileen, esa hermosa niña que tenía a todos en la palma de la mano.

Sin embargo, nunca fue culpa de Aileen tener tantos dones, nunca fue su culpa.

Pero si fue culpa de mami, esa mujer, es una de las personas que más he odiado en mi vida.

Nunca se preocupo por mi, ¡JAMÁS!

Bueno, puede jamás no sea la palabra adecuada, ya que ella me llegó a querer pero solo por 2 cortos años que no los recuerdo muy bien.

Pequeña, asquerosa, miscerable, ¡merece un castigo! ¡lo he dicho! ¡un castigo!

Y mami también.
¡Ha cometido un sacrilegio!

Dolor.

Lo he sentido todos los días de mi vida.

Desprecio.
Preferitismo.

El odio y rencor han crecido diariamente en mi.

Necesito dejar este dolor salir.
Ya no lo soporto más.
Lo lamento mamá, lo lamento Lee.
Un poco de dolor no las afectará.
Sólo un poco.
Un poquito.

Abajo de nuestro edificio había una bomba de gas que distribuía este elemento a todo el edificio.
Un conducto los unía.

Nuestra edificación era bastante reciente.

El conserje usaba velas de limpieza.
Eran grandes y largas, tenían una mecha bastante extensa, la cual prendía cuando quería usarla.
Se derretia y caían gotas de la cera, pasaban limpiones y el piso quedaba perfecto, la cualidad de estas velas era que duraban mucho tiempo debido a su composición química.

El cuarto de conserjería esta un piso antes de la bomba.

Generalmente el conserje no deja con llave el cuarto, pues nadie quiere las cosas que están dentro.

Excepto yo.

Tomé una caja grande que contenía esas velas. Aproximadamente unas 100. También tome una botella de thiñer, un litro, y también un estropajos.

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