Tristeza en el corazón

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Yuuji se pasaba la tarde tejiendo una suave chalina, ese era su entretenimiento recientemente. Se fue a vivir lejos a los campos, donde había agricultura y no era tan estresante como en la ciudad.

Renuncio a su trabajo y ahora estaba en un trabajo donde podía hacerlo online, no era tan estresante, sukuna lo ayudaba e iba a visitarlo frecuentemente.

Su mente divagaba, ¿fue tan poco? Nunca lo sabré supongo...

Lloraba frecuentemente, aunque no quería, era tan frágil como una hoja de papel cuando se moja. Todo pasaba tranquilo hasta que sintió una fuertes nauseas.

Ya habían pasado dos meses lejos de satoru, comía poco y ahora con fuertes mareos y nauseas la comida se le hacía asquerosa.

Sukuna al ver a su hermano sentía que para nada se sentía bien, lo había convencido de ir a al doctor.

-no quiero ir... ya se me pasara

-eso dices, pero ya llevas una semana así! Vamos a ir ¡por qué vamos a ir!

-está bien...bluek- arrojo su comida en el inodoro

-felicidades usted esta embarazado!

- ¿Qué? – sukuna estaba en shock

Mientras tanto yuuji ya se había desmayado, solo esperaba que fuera una broma ¡si debía de ser una broma! ¿O no?

No definitivamente debía ser una broma.

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Aunque sabia que algunos hombres actualmente pueden quedar embrazados aún hay pocos casos, pero existen, el matrimonio es normal entre mujer y varón, pero, aunque ya pasaron mas de treinta años después de legalizar el matrimonio homosexual, hay personas que aun prefieren mujeres por tener hijos.

Nunca pensó que yuuji estaría embarazado y ahora de su ex pareja que ama a otro esto si era un problema, pero sukuna se lo pensó y lo volvió a pensar.

Se decidió, vendería su empresa e iría al extranjero.

Cuidaría de su hermano para que esa rata alvina no encuentre a su yuuji e haría que su hermano viviera una vida despreocupa.

Su hermano ya había sufrido mucho, ambos fueron felices hasta que su madre los abandono, su padre murió cuando ambos tenían 8 años, su abuelo se había echo cargo de ambos hasta que cuando cumplieron la mayoría el pobre anciano se enfermo y murió, yuuji se sentía tiste e impotente.

Sukuna cumplido el rol de padre para su hermano y aunque ambos tuvieran la misma edad él quería que yuuji estudiara y fuera feliz, el por su parte se dedico a trabajar no le enorgullece lo que tuvo que hacer para poder crear su empresa, pero no tenia de otra, nadie los ayudaría y por mas que se esfuercen nada es suficiente cuando quieres y no puedes llegar a fin de mes y no tener para comer.

Gojo fue la sanación de su hermano y también la causa de su depresión asi que lo alejaría de el cómo fuera posible.

Por su parte yuuji estaba que se despertaba de su desmayo, se sentía con sentimientos encontrados, nunca pensó en quedar embarazado pero eso paso al ver que tendría un bebe, un lindo bebe suyo solo suyo, no quería pensar en gojo el no era alguien que aceptara a su hijo además tenia a otra persona "getou" el era su amado asique no quería romper su hermosa relación ...*sarcasmo* solo creía que satoru pensaría que lo quiere amarrar con un hijo y no yuuji no quería regresar con gojo, se había decidido este bebe seria solo su hijo y gojo solo fue un "donante"

Recordaba que gojo le gustaba últimamente venirse dentro de él, o eso pensaba hasta que leyó esos "mensajitos" donde siempre que lo hacían pensaba en geto.

Nunca será suficiente y esta bien porque si él no lo ama, él se amará, ahora comprendió el significado de amarse así mismo.

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Acepto la propuesta de su hermano, sabia que era lo mejor dejar todo atrás y comenzar de nuevo, estaba emocionado por su embarazo la pequeña barriga crecía, tenia cuatro meses actualmente, aunque era raro casos como el tampoco es que no sucediera.

Fue a sus consultas con normalidad y vivía pleno.

Sin preocupaciones de su vida en Japón, ahora estaba en los estados unidos por los suburbios de la ciudad donde era relativamente tranquilo, sukuna por su parte creo otra empresa y cada vez iba mejor.

- ¿Cómo te encuentras?

-bien, solo tengo un poco de hambre...quisiera kétchup y helado....

-en verdad tus gustos están raros...bueno ahora te lo pediré

-mmm gracias- lo miro con su hermosa sonrisa.

-todo sea por verte feliz, mi sobrino o sobrina debe tener lo mejor.

-descansa...hermano deberías tener un poco de descanso- desde que llegaron su hermano solo trabajaba lo vio muy estresado y sabia que su hermano no quería que se preocupara se sentía mal por ponerlo en esta situación.

-lo siento...sniff ....comenzó a llorar

-no yuuji ...no llores...tú no tienes la culpa, no tienes la culpa es mi decisión no te sientas culpable.

....yo..y..o hermano wuuu wuuu-

Está bien llora, estaré para ti...- siempre estaría para yuuji en lo que fuera, era su hermano, siempre lo protegería haría todo por él.

Yuuji se sentía triste últimamente pensaba en todo... ¿Por qué? Si el no lo amaba por él estaba con él, solo lo usaba ... era cruel.

El embarazo a yuuji le hacia que se sintiera triste y más depresivo y sentimental.

Tras una relación que el creyó era reciproca le causa mucho recuperarse.

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-hola buenas tardes- saludo amablemente yuuji.

-sí, hola...- nanami pasaba por la pastelería, quería comprar algo de tomar como un buen café bien cargado, tenia mucho trabajo. Las horas en el hospital se hacían eternas.

Agradeció al chico lindo de cabello rosa, le precio adorable.

-te tengas un lindo día! - decía yuuji mientras salía con su pequeño pastel.

-igualmente...

Al día siguiente se encontró con aquel chico, le pareció muy interesante.

Vio que el chico estaba embarazado y cargaba unas bolsas que parecían algo pesadas, se ofreció amablemente a ayudarlo.

-dame tus bolsas, deben pesarte.

-oh ...bueno gracias- yuuji asintió, las bolsas eran algo pesadas, pero por no querer molestar a su hermano con las compras.

-gracias por tu ayuda – el peli rosa se sonrojo por aquel joven parecía en sus treintas, yuuji tenía veinticuatro años y aunque salía con gojo que era mayor no le importo.

-déjame presentarme, me llamo yuuji soy itadori yuuji.

-oh... bueno me llamo kento nanami un gusto yuuji-

-el gusto es mío nanami-san

ME ENAMORE DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora