DOCE: "Nauseas y camisas desaliñadas"

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DÍAS ANTES.

— Quita esa cara, Jeongin.

— ¿Qué quieres que haga, papá? ¿que llore de felicidad?

La novia de su padre hizo una mueca de incomodidad y se acomodó en su silla. Jeongin la miró con fastidio, ¿también tenía que estar ella ahí? ¿no era suficiente con el pesado de su padre?

— Comportarte de manera cortés no te matará.

— No tener esposa a los veintes tampoco. — su padre sonrió con gracia y asintió.

— Ser maricón sí te mataría, pero gracias al cielo no lo eres.

Ahí estaba. Las amenazas disfrazadas de simples comentarios, su padre lo sabía. Sabía que las mujeres no eran lo suyo, pero se empeñaba en simplemente negarlo por el bien del legado.

Jeongin se tensó en su asiento al escuchar eso. Se enderezó y miró llegar a la familia de su prometida, ella al frente con una cara de conejo asustado.

"Al menos no soy el único forzado aquí"

— ¡Yeonsang! — se levantó su padre, dándole un apretón. El hombre le sonrió y procedieron a hablar de cosas que a Jeongin realmente no le interesaban. Lo único que quería era salir de esa estupida fiesta.

La chica se acercó a él y le sonrió tímida, Jeongin le devolvió la sonrisa forzadamente.

— Soy Minjeong. — se presentó ella.

— Jeongin — la chica asintió.

— Tengo veintidós, ¿tú?

— Lo mismo.

— Te estoy molestando, ¿cierto?

— Ajá. — Jeongin la miró con los ojos abiertos como platos y ella soltó una carcajada. — Lo siento, no quería decir eso.

— No te preocupes, yo sé que no quieres esto. Se nota. — ella le restó importancia.

— ¿Y tú? ¿lo quieres? — cuestionó él.

— Querer y deber son dos cosas que yo no puedo relacionar con esto; quiero muchas cosas, debo cumplir con muchas más. — Yang tuvo su respuesta con eso.

Minjeong no lucía como una chica hueca o inspirada en quererse casar tan joven, parecía bastante centrada y consciente de sus deberes.

— Es cansado eso, ¿no?, las supuestas responsabilidades.

Ella se encogió de hombros. — Fui prácticamente criada para esto, soy la menor de dos hermanos que crecieron para ser los cabecillas de la empresa en caso de que el otro fracasara. Lo divertido es que ambos lo hicieron, me toca ser la que pueda sacar a flote esto.

Jeongin, sorprendido, prestó atención.

— ¿Por qué me lo dices?

— Si nos vamos a casar y a montar la farsa, prefiero que no haya secretos. Esto no es un:"nosotros por siempre y para siempre", esto es un:"hasta que nuestras familias lo vean necesario". — ella sonrió como si fuera un chiste sutil.

— Estoy un poco aliviado de que pienses de esa manera, si estuvieras ilusionada con un matrimonio de ensueño sería una verdadera lástima.

Ella se río de nuevo.

— Aprendí a la larga que los sueños no son lo mío.

Jeongin levantó la copa y le sonrió cómplice.

— Por los deseos y sueños que no podemos cumplir.

— Salud.

El padre de Jeongin llamó la atención de ambos, pidiéndoles que se acercaran a ellos en medio de la fiesta. El señor Yang tomó una copa y la tintineó con una cuchara, todos los invitados miraron a su dirección.

— Primero, quiero agradecerles el haber venido a esta importante reunión donde mi hijo Jeongin y Minjeong, estarán comprometiéndose tras algunos meses de noviazgo. ¡Por favor, un aplauso!

Todos celebraron la ocasión, mientras Jeongin colocaba la sortija de compromiso a la chica, y ella a él. Estos sonrieron incómodamente, agradeciendo a los presentes que los felicitaban y les deseaban prosperidad.

Jeongin sentía que en cualquier momento vomitaría, sentía el cuello de su camisa apretarle la garganta. Asfixiado, desesperado. Se excusó y caminó rápidamente a los sanitarios, en el camino desabrochándose los botones tan bruscamente que uno de ellos cayó al suelo. Se miró al espejo, transpirando frío y se echó agua en el rostro.

La sortija golpeteó con la llave del lavamanos, destellando. La analizó, sintiendo náuseas inmediatamente y corrió a uno de los cubículos, vomitando lo poco que había ingerido en todo el día. Cayó al suelo, recargándose en la pared improvisada del pequeño lugar.

La opresión en su pecho no hizo nada más que crecer, aborreciendo su destino y lo que su padre lo obligaba a hacer.

PRESENTE.

Jeongin tomó otro shot, demasiado mareado y chistoso como para dejar de balbucear incoherencias que ninguno de sus amigos entendían.

Todos lo miraban extrañados, el chico había desaparecido de repente y tan inusual como eso, había vuelto diciendo que iba a casarse y que necesitaba más que nunca emborracharse y perderse. No era algo habitual en él siquiera que tomara tanto, era más del tipo que disfrutaba acompañar a sus amigos en las fiestas.

Sin embargo, ahí estaba cantando una canción de desamor como si se la
hubieran escrito a él. A ellos.

— Está horrible.

— ¡No seas insensible! — rechistó Felix, pegándole a Changbin. — Tuvo una discusión con Hyunjin, él ya sabe del compromiso. In entró en pánico y no le explicó nada, no quiere perderlo.

— Pero tampoco hace nada por tenerlo.

Felix hizo una mueca y asintió. — Algunas veces, dejar las cosas por la paz puede ser el acto más sincero de amor.

Jeongin se levantó de su asiento y se revolvió el cabello, riéndose cuando casi se cae de la silla.

— Me voy.

Dijo cortamente, sin más explicaciones. Changbin negó y lo tomó de los hombros.

— Vamos, amigo, yo te llevo.

Yang asintió, completamente ido. Pensante, adormilado. Todo el camino en silencio, hasta que se bajó y caminando rápido y tambaleante, se dirigió a un edificio que no era el suyo.

Agarrándose de las paredes, intentando no caerse y recordar la habitación que estaba buscando. Cuando encontró la puerta, tocó suavemente, pero insistente.

Tres de la madrugada, con una camiseta blanca desaliñada, el cabello revuelto, los ojos entrecerrados por la borrachera y un aliento que delataba el tipo de alcohol que consumió.

Así fue como Hyunjin lo encontró en su puerta.

𝗕𝗿𝗼𝗸𝗲𝗻 𝗟𝗼𝘃𝗲 ★ JeongJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora