Matrimonio arreglado - Haganezuka Hotaru KNY

6-¿Digno?

Oh

No.

Claro que no había dicho eso, esa maldita mujer loca no se había atrevido a decir una cosa como esa. Haganezuka miraba a su alrededor y pudo ver algo que se movía y le lanzó una piedra, a los segundos un grito y un estruendo se escuchó. Por supuesto que le había dado y la hizo caer del árbol.

— ¿Acaso me quieres matar? — gritó mientras se agarraba la frente. Hotaru la tomó de su Haori con rabia y la levantó de suelo.

— ¡Escúchame bien!

— Me cortas la respiración. — al hablar Haganezuka la zarandeó.

— ¡Callate y escúchame! — volvió a zarandearla—Yo siempre he sido libre,  siempre he podido hacer lo que quiera y lo que quiero es casarme contigo. ¿Te quedó claro?

Hanae no dijo nada y el la soltó, estaba tan absorta en sus palabras ya que no tuvo tiempo de tomar equilibrio y cayó al suelo, el estaba sentado de espaldas, solía hacer eso cuando se enojaba.

— pero...

— Nada. La única mujer que me interesa eres tu.

Hanae se puso también de espaldas. ¿De que hablaba ese hombre loco? Estaba en las termales con la vieja mugrosa, además de eso ella casi tendría 18 y no había una propuesta formal, menos un indicio de que pronto sería la boda.

— Viejo embustero.

— ¿Que dijiste? Dilo en mi cara.

Hanae se giró y se encontró con el rostro fúrico del hombre.

— ¡Viejo embustero!

Hahanezuka la tomó del cuello y la beso, para su sorpresa ella no opuso ninguna resistencia y siguió el beso. Fue corto, más una orden de silencio que algo que demostrar.

— No te atrevas, ni por un segundo: a dudar de que nos vamos a casar.

Hanae solo asintió, había mucho que podía decir pero simplemente no quería hacerlo.

Por su parte Hotaru intentaba contener las lágrimas, agradecía que además de que estaba de espaldas, tenía su máscara y esa noche no tenía luna. ¿Como se atrevía a "liberarlo"? El no quería ser libre, si pudiera se encadenaría a ella para estar siempre a su lado.

La quería demasiado, la amaba... hasta amaba lo inmadura que era para algunas cosas.

— Hotaru... — Llamó. Su voz se escuchaba aguda.

— Espero que te quede claro. Nos casaremos y no habrá fuerza sobre la tierra que lo impida. Incluso si muero, regresaré de la muerte para tomar tu mano.

La rubia se quedó sin palabras ante eso, solo lo abrazo por la espalda.

Terminaron acostados en el suelo del bosque, en silencio total viendo las estrellas y buscando constelaciones hasta que Hanae cayó dormida en los brazos de Hotaru. El de ojos naranja besó su frente

— Algún día te casarán con un hombre digno de ti... que pueda darte todas las comodidades de una reina, que pueda defenderte de demonios con sus propias manos si es necesario — Hotaru guardó silencio y escuchó la brisa— estoy trabajando para ser el.

-.-.-.-

Hotaru regresaba de un pequeño claro que había cerca de las termales, aprovechó que Hanae está perfeccionando su técnica de pulido. Aprovechó para también reunirse con el líder de la aldea y ver si había llegado algún cuervo con un mensaje, pero no.

En cambio había un revuelo en la aldea ya que había llegado un pilar, Mitsuri Kanroji. La única mujer más irritante que Hanae.

—¡Hola! Haganezuka-kun ¿como se encuentra hoy? ¿Sabe donde se encuentra Hanae? Estoy muy emocionada por su cumpleaños, me molesta que mi Katana se haya dañado pero me alegra que haya sido cerca de su cumpleaños.

La de cabello vistoso hablaba y hablaba y hablaba y la paciencia de Haganezuka se agotaba, le disgustaba esa mujer, irradiaba más luz que el mismísimo sol. Entendía bien la razón de que ella y Hanae se llevarán tan bien, eran casi lo mismo solo que la polar era muchísimo más habladora de que la futura forjadora.

—¡Mitsuri! — gritó Hanae apareciendo de la nada y Hotaru agradeció a los dioses que la de cabello bicolor guardó silencio.

Ambas se abrazaron, hablaron al mismo tiempo y se volvieron a abrazar, luego Hanae hizo un gesto con su mano de que había recordado algo. Sacó un bento de la pila de tablas que cargaba en su espalda y se lo entregó para marcharse con Mitsuri.

Fue a la cabaña donde forjaba a comer allá. Se obligó a comer ya que el nudo en su estómago se lo dificultaba bastante.

En pocos días ella cumpliría 18.

En pocos días se comprometerían oficialmente.

En poco días después de eso también se casarían...

Era demasiado que procesar. ¿De verdad era digno de ella?

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