Capítulo 3

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El lugar donde descansan las almas, esta seccionado en tres; el primer lugar un manantial rodeado de campos verdes y flores multicolores cuya estación del año siempre es primavera, este el lugar donde habitan inicialmente las almas nuevas, un gran acantilado de ríos y arboles frutales es donde las almas que no están destinadas a renacer viven, entre nubes esponjosas y blancas viven las almas están listas para volver a renacer.

Un alma es pequeña llama de luz celeste, sin recuerdos de sus primeras experiencias, aquellas almas que difieren de esa tonalidad por un pecado o muerte traumática deben ser llevadas ante el Dios de la muerte.

Max es un Dios tan longevo como el de la vida, ya que para esta pueda existir siempre debe haber un equilibrio entre ambos, ninguno debe interferir con el otro, en todos los mundos...

- Mi señor – el recolector de almas se hinca con el rostro abajo.

- ¿Perdiste un alma? – el ser sereno mantiene su postura relajada mientre lee, la lectura es un hobbie adquirido hace casi mil años.

- S.. si mi señor.

- Solo revisa la carta, nadie escapa de su destino por largo tiempo, unas horas después, días, una semana, meses o un año...

- Es... es que... se borró y...

- ¿Ah fue el demonio Prachaya! es el único que tiene como negocio alterar los equilibrios, el destino de ese mortal cambio unos cuantos años, solo guarda la tarjeta la muerte es un destino difícil de alterar, tarde o temprano llega... ese Zorro astuto aun no descubre como controlar el destino

- No fue Prachaya – Max levanta la mirada y cierra su pergamino, se pone de pie para dejar su lectura, nuevamente nervioso. – Si estaba ahí.

- Entonces fue él, como es tu primer encuentro con su fuerza es normal estés tan sorprendió, no fallaste no hay castigo, solo tengo que volver aclarar las cosas con ese demonio terco

- No, no fue él, fue un... un mortal, un muchacho... - un fuerte suspiro para no perder la paciencia.

- ¿El propio mortal cambio su destino?

- No, un muchacho, el detuvo sus pasos... y me vio.

- Que un mortal atento a su entorno vea el peligro, actúe y gire en tu dirección no significa te haya visto.

- ¡Lo hizo!, sus ojos se encontraron con los míos, esos profundos ojos, uno azul como el mar y otro como el cielo - Max centra todo su atención - no solo cambio el destino de una persona, fue como si supiera exactamente que pieza del destino debía mover – Max sonríe- no hubo más que dos heridos, Prachaya lo conoce, él sabe pudo verme.

- La carta – el mensajero la entrega, quien la recibe la revisa por ambos lados ensanchando su sonrisa.

- ¿Va a salir mi señor?

- Debe verlo personalmente.

- Pero esta bajo la protección del Demonio Prachaya, es imposible entrar a su palacio.

- No, si tocas la puerta.

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La casa del Tarot cerro sus puertas tan pronto volvieron.

No han dicho ni una palabra, Esmeralda a estado tirando sus cartas una y otra vez, la esfera de cristal no ha deja de pintarse de varios colores.

- Hueles a sangre ¿Dónde estas herido? – el zorro olfatea su cuerpo, se detiene tan pronto ve la mancha de sangre en su espada - ¿Cómo?

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