Primeros encuentros

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Theo se encontraba desanimado, acababa de cortar con su prometída y recibió ese horrible aviso que lo dejó en shock. Casarse con la lunática o abandonar el mundo mágico...
Si lo pensaba no hay tanta diferencia que cuando se iba casar con Susan, ambas impuestas, una por su padre y otra por el gobierno, ni modo, la visitaría.

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Luna se encontraba en el jardín detrás de su casa con unos grandes binoculares tirada en el suelo, observando el comportamiento de una nueva especie para su colección.

De repente, una voz helada llama su atención.

-Luna Lovegood

-Hola- responde ella con su particular voz que parece no prestarte atención.

-¿Cómo estás? - dijo mirándola con extrañeza, tal vez sería interesante preguntarle que hacía tirada en su propio césped.

-Bien ¿Theodore Nott? - Luna lo reconoció en seguida, aún lo recordaba de la escuela.

-Así es, ¿vine muy pronto?

-No lo sé, depende de lo apurado que estés por casarte conmigo.

-No mucho, no te ofendas, pero acabo de deshacerme de un compromiso para entrar en otro.

-Oh que pena, ¿la amabas?

-No

-Bien entonces, porque yo tampoco amo a nadie ahora, si nos gustamos podremos permanecer aquí, en el mundo mágico.

-Pues vaya noticia, disculpa que no comparta tu alegría por ser obligado a contraer matrimonio con una desconocida para poder seguir teniendo derecho a la magia que vino conmigo desde que nací.

- Hay personas que al luchar por la justicia les fue arrebatada su magia y de paso la vida, a nosotros nos piden nuestra colaboración trayendo vida al mundo para que eso por lo que han luchado los que ya no están no se pierda, sino que tenga un legado. Y lo de desconocida se puede solucionar, si es que te interesa.

-Yo... lo siento, tienes razón, vamos por una cerveza de mantequilla- dijo cediendo ante la severidad de ella.

-Lo siento, estoy ocupada ahora, deberá ser la próxima semana, si quieres yo llamo a tu secretaria- Luna estaba enojada porque él había desestimado tan fácil una paupérrima solución que les había costado mucho alcanzar para que no sea violenta ni ofensiva. Él no lo sabía, pero la idea surgió de ella y un par más de brujos luego de discutir muchas opciones.

-Está bien, supongo que no tienes ni un pequeño momento ahora.

-No, disculpa, nos veremos pronto de todas maneras.

- Muy bien, adiós entonces- dijo Theo retirándose exasperado del jardín.

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Bien, tienes que concentrarte Ginebra Weasley, no es un partido más, tienen que clasificar para el campeonato, ya deja de mirarlo, Él no te dará la victoria por más guapo que sea...

-Que me ayude Merlín- murmuró Ginny.

Su principal problema estaba sentado en una de las gradas de las Arpías, mirando muy atento al parecer. Cuando había leído su nombre en el documento del ministerio su corazón dio un pequeño brinco, ella sabía perfectamente quien era él.

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Blaise siempre fue muy impulsivo, un tipo bueno para los deportes, y un humorista nato,pero ahora...

Estaba bastante molesto, no recordaba a Weasley de la escuela, solo que apareció de pronto en el mapa cuando se hizo novia oficial de Potter.

-Mmm así que el ministerio le sacó la novia a Potter para dármela a mí, no hay favoritismo ni con el Salvador.

Ginny estaba jugando muy bien, se notaba que tenía carácter y estrategia, realmente era la estrella del equipo, eso le gustaba a Blaise, si iba a tener una esposa, al menos que sea la mejor en quidditch no estaba mal, tampoco lo estaba que tuviera un cuerpo de infarto.

Unos momentos después terminó el partido, dando por ganadoras a las Arpías y clasificaron al fin para el campeonato, Ginny estaba eufórica al bajar de su escoba y festejar con sus compañeras de equipo, tanto que no notó cuando un fanático se acercó y tocó gustoso su trasero. Ella se dió la vuelta ofendida y le propinó un cachetazo, a lo que el extraño la tomó del brazo y comenzó a arrastrarla lejos de la multitud mientras le decía cosas vulgares sobre lo que haría con ella.

Ginny se desesperó intentando resistirse, pero por la forma en que la tenía no pudo hacer nada... en ese momento Blaise apareció dando un derechazo y noqueando al desconocido para que ella pudiera escapar.

Una vez afuera, ella se dijo que él la había salvado y le debía al menos un café, ya que antes de comenzar el partido lo había rechazado por diversión.

Las nuevas leyes del mundo mágico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora