llegada

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Comenzaba el año 1997 y al club Boca Juniors llegarían dos jóvenes promesas. Héctor el dt les presentó en el vestuario a Guillermo, un pibe medio petiso y flaco que venía de jugar en Gimnasia y Esgrima La Plata, donde hacía magia con la pelota y su seguridad junto su personalidad extrovertida llamó la atención de sus nuevos compañeros, integrándose casi al instante al grupo.

Totalmente distinto al pibe rubio, alto y grandote pero totalmente tímido que presentó minutos después, se llamaba Martín y varios lo tenían fichado de su pasada por Estudiantes de La Plata y ese icónico festejo con ese tal Scaloni. Reflejando todo lo contrario a ese titán que brillaba e imponía respeto en la cancha, Palermo medio que se escondía atrás del dt y se mantuvo callado excepto por un saludo bajito y vergonzoso, no esperaban que sea tan introvertido pero en poco tiempo también supo integrarse.

Para ser directos, desde el primer minuto compartido en el vestuario a Guillermo le parecía que Palermo era un pelotudo y Martín creía que Schelotto era un banana como lo calificarían en su barrio.

Con el paso del tiempo cada uno se fue por su lado y se evitaban lo máximo posible siempre que estén fuera de la cancha, el rubio se hizo amigo de un morocho con cara de culo que se llamaba Román y era más chico pero pasaba a todos por encima. Guillermo también se juntaba con él pero hacia algo que Martín odiaba.

Y lo hacía siempre.

Cada vez que estaba con Román y llegaba el alto, Schelotto lo miraba mal o lo evitaba.

- ¿Y a este pelotudo qué le pasa? No me lo fumo más - Dijo Martín rodando los ojos mientras se sentaba al lado de su amigo en el banco y se sacaba los botines.

- Ya están peleando de nuevo, son peores que los pendejos ustedes -

- Pregúntale al boludo de tu amigo vos que tanto le hablas, yo no le hice nunca nada - Román suspiró harto mientras escuchaba al mayor quejarse de su compañero como siempre.

Esa situación se repetía constantemente y Martín ya estaba harto, en especial de los comentarios pasivo agresivos de el más bajo después de cada partido o en cualquier mínimo error cometido en los entrenamientos.

- Mirá vos al final un forro el enano, no le des bola loco no te vayas a meter en algún quilombo por ese- Le decía Scaloni su ex compañero de estudiantes.

Capaz que Lio tenía razón y no tenía que renegar pero las ganas de irse a las piñas no le faltaban.

rivales ; palermo x schelotto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora