chupetines

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Martín se encontraba entre Román e Ibarra, los tres sentados en la última fila de asientos del micro que transportaba al plantel camino al entrenamiento previo a un partido.

Mientras escuchaba su cassette de los redondos de la nada lo interrumpieron chiflidos y unos "grande guillote" de parte de sus compañeros, por lo que se saca los auriculares de su walkman y estira su cuello para chusmear qué pasaba allí adelante.
En ese momento ve a Guillermo repartiendo chupetines por todo el micro hasta llegar al final y quedar frente a él, dónde lo analiza unos segundos con la mirada.

Esa mirada de arrogante prepotente que Martín detesta con todo su ser.

Este lo mira levantando una ceja y Guillermo solo eleva sus hombros indiferente siguiendo su recorrido, dándole chupetines a todos menos a él.

Al momento de bajar del micro los esperaba un periodista junto a su micrófono, que se reía y preguntaba uno por uno de dónde salieron los chupetines. Hasta que dió con el repartidor de estos, quién le tiró uno con una sonrisa de lado y de paso tiró una de las golosinas hacia atrás donde venía aquel rubio con la cara colorada de la bronca. Esa fue la gota que rebasó el vaso.

Al salir de la vista del periodista el alto empujó a Schelotto quien lo miró sorprendido, pero al ver quién era frunció el ceño.

- ¿Quién carajo te pensas que sos enano de mierda? -

- No me jodas, no te me pongas histérica rubiecita- Respondió chicaneando y haciéndole frente al que le sacaba una cabeza de altura (o más).

- Deja de buscarme porque me vas a encontrar y te voy a romper la cabeza -

Al escuchar la discusión que subía de tono, sus compañeros se dieron cuenta, comenzando a murmurar y el nuevo director técnico, Bianchi suspiró cansado por sus usuales peleas.

- Dale, a que no te animas trol- Antes de que terminé los interrumpió una fuerte voz.

Era Bianchi.

- ¡Me tienen harto ustedes dos! ¿Qué los tengo que separar como a pendejos de ocho años?- Palermo agachó la cabeza y Schelotto se cruzó de brazos -La próxima que escuche quilombo, comen banco los dos-

Ambos asintieron apurados y juraron que no volvería a pasar.

Bianchi ya sabía que esa paz duraría dos horas.

rivales ; palermo x schelotto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora