rivales ; palermo x schelotto

caos

Román se estaba acercando al vestuario para buscar el buzo que se olvidó ahí cuando de repente vió salir a Guillermo disparado, con una cara de horror que parecía que había visto un fantasma.

- ¿Y a este qué le pasa? - Murmuró confundido para sí mismo y entró al vestuario.

Ahí lo vió a Martín apoyado contra esos lockers amarillos, viendo a un punto fijo con la mirada perdida y la respiración agitada. ¿Qué carajos hicieron esos dos?

La cabeza del rubio era un desastre, no podía explicar su revoltijo de sentimientos ni esa revolución que sintió en su pecho y el tacto de los labios que parecieron quemarlo.

¿Por qué Guillermo hizo eso si se supone que lo odiaba?

Su cabeza era un caos de dudas sin respuestas y crisis casi existenciales.

Por suerte tuvieron el día libre luego de ese partido, pero la semana de entrenamientos para el próximo domingo se acercaba y no sabía cómo afrontar el reencuentro al tener que verse cara a cara. Cada vez que el mayor aparecía en el predio, el más alto se sonrojaba o bajaba la cabeza y Riquelme observaba curioso, necesitaba saber qué pasaba entre esos dos, por lo que recurrió a su fiel compañero en crímenes (y cagadas) para aclarar su mente.

- Yo lo sé enano, algo pasó pero no me lo dicen - Explicó hablando por teléfono con su amigo Pablo.

- ¿Pero no pelean como siempre? -

- ¡No! Eso es lo más raro - Dijo exasperado - Martín se hace el misterioso y el otro ya ni siquiera va a molestarlo. -

- Dales su tiempo, capaz fue una boludes y vos estás flasheando. -

Aunque no solo era un pensamiento de Román o algo que pasó desapercibido por los demás, porque sus otros compañeros también notaban la tensa y extraña situación, Ibarra se sorprendía de no escuchar a Palermo chillando o quejándose de alguna maldad de Schelotto y Bianchi se extrañaba de no escuchar a Guillermo puteando al contrario durante los entrenamientos, pero prefirió no indagar en la situación para no lidiar con más dolores de cabeza por culpa de ese dúo.

Cosa que ambos protagonistas apreciaban ya que sus cabezas y sentimientos estaban en guerra, eran un caos.