CAPÍTULO 2. POBRE PECADOR

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ADVERTENCIA: Contenido sexual explícito (+18)




-Roberto... Roberto... Tengo miedo, estos días me he sentido extraño, ¿puedo abrazarte?

Abrí los ojos y ví a Hiraga tomándome del brazo, mirándome mientras usaba un camisón de dormir y los tres primeros botones estaban desabrochados, podía ver sus clavículas y algo de su pecho. Esa no era la ropa de dormir de Hiraga, ¿acaso se había cambiado durante la noche? Se veía muy tentador así, mostrando su piel blanca y dejando al descubierto su estilizado cuello... ¡Demonios! ¡Otra vez esos impuros pensamientos! Espera... ¿que acababa de pedirme Hiraga? ¿Quería abrazarme?

-Hiraga, ¿qué pasa? ¿te sientes mal? - le dije aún algo adormilado.

-Solo quiero abrazarte para no sentirme tan angustiado, sé que es una proposición algo rara, pero pensé que tal vez así pueda dormir mejor.

-.... mmhhh... claro, esta bien, si eso te hace sentir mejor por mi no hay problema...

¡Oh no! ¡Claro que había problema! creo que nunca en mi vida había estado tan nervioso...

Hiraga recostó su cabeza sobre mi pecho y me rodeó con su mano sobre mi abdomen. ¡Oh, Jesús, ahora estoy seguro que si escuchará los desbocados latidos de mi corazón!

Puse mi mano sobre su cabeza, traté de no pensar más en eso e intenté dormir de nuevo, cerré mis ojos y me mantuve así por algunos minutos, aunque seguí sin conciliar el sueño. Empecé a orar mentalmente para encontrar fortaleza y sustento en Dios, cuando de pronto empecé a sentir que la mano de Hiraga bajaba por mi abdomen hasta llegar a mi cintura, después a mi cadera.

*********

¡Esto definitivamente era peligroso! Sentí la pierna de Hiraga posarse sobre la mía. A pesar de que yo no podía ver la cara de Hiraga, estaba seguro de que se encontraba dormido.

Hiraga empezó a moverse bajo las cobijas, subió más su pierna y rozó suavemente mi miembro, después metió su mano, con la que me estaba abrazando, bajo mi playera y acarició mi abdomen.

¡Dios, perdóname, ni yo puedo soportar tanto!

Sentir la mano de Hiraga tocando directamente mi piel, y su pierna rozando mis partes íntimas, hizo que comenzara a excitarme.

Empecé a quitar las cobijas con cuidado de no despertarlo, para levantarme de la cama y salir de ahí, cuando Hiraga movió su mano hacia mis pantalones, y sus dedos empezaron a bajar peligrosamente dentro de mi ropa interior.

Tomé su mano justo a tiempo y lo detuve. No sé cómo había tenido la fuerza de voluntad para hacerlo.

-¿Qué pasa Roberto? ¿No quieres hacerlo? -

Escuchar a Hiraga me sorprendió mucho, realmente pensé que él estaba dormido.

-Hiraga, ¿Estabas despierto? - pregunté absurdamente mientras estiraba la mano para encender la luz de la mesita de noche.

En ese momento Hiraga volteó su cara hacia la mía, pude verlo con su mejilla recargada aun en mi pecho, mirándome hacia arriba con ojos lascivos y una sonrisa cautivadora. Siguió bajando su mano hasta tocarme el pene, que cada vez se estaba haciendo más grande y duro.

-¿Crees que no me he dado cuenta de cómo me miras? Las consideraciones que tienes conmigo no son las de un amigo, Roberto. Yo sé que tú me deseas y tienes pensamientos obscenos conmigo- me dijo mientras se levantaba apoyando su brazo sobre la cama y con el otro seguía tocándome.

TENTACIÓN// VATICAN KISEKI CHOUSAKAN (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora