CAPÍTULO 4. HUNDIDOS

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ADVERTENCIA: Contenido sexual explícito (+18).



Lo entendí todo, ese demonio de la lujuria había logrado que Hiraga y yo tuviéramos esos extraños sueños.

Realizamos la expulsión del cuerpo de Jaziel y conseguimos, con mucho esfuerzo, que el demonio abandonara el cuerpo del menor.

Ese día le informamos todo al sacerdote de aquella iglesia. El recinto cerró por varios días y enviamos el reporte al Vaticano.

Hiraga y yo regresamos a nuestra vida de siempre.





***

Después de un largo día de trabajo, escuché que tocaron la puerta de mi habitación, mi corazón se aceleró y me apresuré a abrir.

-Pasa, ¿quieres tomar algo?

-No es necesario, mejor no perdamos tiempo y hagamos lo de siempre Roberto

Sabía que Hiraga estaba ansioso porque teníamos poco tiempo, no queríamos arriesgarnos a ser descubiertos.

Tomé la cabeza de Hiraga por la nuca y lo acerqué a mi para poder besarlo, un beso fuerte y húmedo, nuestras lenguas se enredaban en la boca ajena y las respiraciones se hacían cada vez más profundas.

Pronto la ropa nos estorbó y poco a poco pero con premura nos deshicimos de ella, nuestros cuerpos desnudos se tocaban, mis manos acariciaban la piel blanca de Hiraga, apretaba sus muslos, rodeaba su cintura, besaba su cuello y clavículas con desespero.

Lo llevé a la cama donde lo recosté. Besé su cuerpo desde su cuello hasta su virilidad, comencé a lamer la punta de su miembro ya erecto, mientras con la mano subía y bajaba por el tronco del mismo. Sin dejar de lamer, comencé a introducir mis dedos dentro, utilicé saliva como lubricante. Escuchar como se quejaba Hiraga hacia que mi erección aumentara, sentía mi pene caliente a punto de reventar.

-Roberto... ya mételo, quiero sentirlo dentro

Vaya que ese niño se había vuelto experto en hacerme excitar.

Después de escuchar las súplicas de Hiraga entre jadeos, no pude resistirme más y empecé a penetrarlo. Abrí por completo su piernas y lo coloqué a la orilla de la cama, puse sus pantorrillas en mis hombros y con mis manos tomé sus muslos. Con cada embestida aumentaba en ritmo y el ver cómo Hiraga movía sus caderas y se mordía los labios mientras arqueaba su espalda, solo hacía que quisiera hacerlo más y más fuerte y rápido.

El sudor en el cuerpo de Hiraga lo hacía ver aún más sensual, ver como el cabello negro se pegaba a su frente mientras no dejaba de gemir mi nombre, me brindaban un panorama fenomenal.

Hiraga se corrió manchando su abdomen, mientras ligeros espasmos le recorrían el cuerpo y fuertes gemidos que eran ahogados por sus propias manos inundaron la habitación. La adrenalina de ser descubiertos y la pasión del momento eran una combinación perfecta.

Saqué mi miembro de su cuerpo y cambiamos de posición. Hiraga se recostó completamente boca abajo en la cama, cerré bien sus piernas y puse mis rodillas a los costados de su cadera. Con mis manos acaricié su blanco trasero y mientras separaba sus glúteos dejé caer saliva desde mi boca hasta su entrada, para después introducir lentamente mi miembro. 

Coloqué mis manos en su cintura para tener mejor agarre y embestirlo con más fuerza. Me gustaba el sonido que hacían nuestros cuerpos al chocar. Quería sentirlo más cerca de mí, así que me recosté sobre él, entrelacé mis brazos con los suyos mientras Hiraga mordía la almohada blanca de mi cama y yo mordía su cuello. Le pedí que levantara un poco la cadera para poder meter mi mano debajo de él y tomar su miembro y masturbarlo mientras seguía penetrando por detrás. No tardamos mucho en corrernos los dos. El semen de Hiraga manchó mi mano y las sábanas, y mi semen inundó su cavidad mientras mi pene seguía palpitando dentro de él.

****

Hiraga y yo seguimos nuestras vidas como si nada, aunque algo había cambiado, ahora teníamos sexo casi todas las noches y cuando nos enviaban a viajes al extranjero, aprovechamos aún más el tiempo que teníamos a solas. Me di cuenta de que aquel demonio no era el causante de mis sueños eróticos, yo seguía sintiendo lo mismo por Hiraga, y él por mi. Nos entregábamos al deseo todas las noches, ya ni siquiera sentíamos culpa o remordimientos, ¿fue el demonio el que desató todo esto, o solo fueron nuestras propias decisiones lo que nos llevó a hundirnos en la tentación?

FIN





¡¡TERMINADO!!  Sé que fue un fanfic corto, pero espero que haya sido de su agrado. Díganme si les gustó. También soy consciente de que mi manera de escribir puede llegar a ser muy vulgar y explicita, pero me gusta que mis lectoras perciban todo el ambiente que se desarrolla en las escenas, sobre todo en las +18, aunque esto pueda llegar a incomodar, pero igual me gusta incomodar a las personas así que esta bien jaja 

Pásense por mi perfil, tal vez otra historia les llamé la atención. ¡Muchas gracias por leer!

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