CAPÍTULO 3. EXPUESTO

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El resto de la noche me la pasé recostado en el sillón de la sala, sin poder dormir y rogando a Dios que me ayudara y que me perdonara, que perdonara por favor a este hijo suyo, a este pobre pecador.



Al día siguiente nos dirigimos a ver nuevamente a Jaziel a primera hora. Esta vez llegamos temprano antes de que abrieran las puertas a los fieles católicos que ya se encontraban haciendo fila desde la madrugada sólo para ver al joven.

El cura nos acompañó a verlo y nos presentó con él.

-Buenos días Jaziel, sabemos de la situación que te rodea, nuestro trabajo aquí consiste en corroborar o desmentir la veracidad de los presuntos milagros que dices conceder a la gente.

Jaziel se veía como un niño alegre y amable. Su cara tenía rasgos andróginos, cabello pelirrojo, pecas, piel blanca, y tenía un cuerpo delgado, en realidad parecía demasiado delgado y frágil. Sentí que se veía más demacrado que el día de ayer, aunque solo lo ví de lejos. Pero sin duda, cuando lo observé detenidamente, lo que más me llamó la atención de su aspecto, era el color de sus ojos, tenía una ligera heterocromía, que solo era perceptible si lo observas contra la luz o con mucha atención, pero uno de sus ojos era de color café claro, y el otro era oscuro, casi negro.

Además de su apariencia poco común, el niño tenía un aura suspicaz, se percibía que era alguien extrovertido y sociable, hablaba con soltura y se dirigía a nosotros sin titubeos. Nuestra presencia no le incomodaba ni un poco.

-Hola, padre Hiraga, si, el cura me contó ayer sobre usted, es increíble que siendo tan joven ejerza una labor que requiere de tanta responsabilidad y capacidad. - Saludo a Hiraga extendiendo su brazo para apretar sus palmas con agrado mientras le sonreía.

-Hola padre Roberto, un gusto conocer a una persona tan admirable como usted, espero que durante su estadía aquí pueda despejar todas las dudas que hay en su corazón. - me dijo mientras me saludaba también, sin embargo en esta última frase noté cierta hostilidad, además de que sentí que su sonrisa era completamente falsa. Desde ese momento me mantuve en estado de alerta.

Durante varios días Hiraga y yo observamos las curaciones de Jaziel, que sin duda nos dejaron atónitos, fuimos testigos de cómo curó a una persona con lepra, a una jovencita con cataratas congénitas y a un hombre que aseguraba ser mudo desde los 22 debido a un medicamento mal administrado, además de otras personas que acudieron a él para curar cánceres, VIH, enfermedades cardíacas y respiratorias, entre otras patologías.

Por supuesto que aún teníamos que investigar a fondo si realmente estas personas estaban enfermas, si realmente los había curado, si no se trataba de enfermedades mentales, etcétera.

Al llegar la tarde del 5to día, Jaziel dejó de atender a los asistentes para que el cura de la iglesia pudiera oficiar una misa y después retirarse a descansar.

Antes de irse a descansar, Jaziel pasó a despedirse de nosotros y nuevamente volví a sentir esa sensación incómoda cuando se dirigía a mi, con Hiraga parecía ser muy sincero y cordial, pero conmigo parecía un poco hipócrita su actitud.

El cura de la iglesia también se despidió de nosotros y se fue a descansar, no sin antes desalojar el recinto de los asistentes.

Finalmente Hiraga y yo nos quedamos solos en el templo, escribiendo aún algunos datos en nuestro guion de observación de lo sucedido el día de hoy y llenando nuestra bitácora.

TENTACIÓN// VATICAN KISEKI CHOUSAKAN (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora