El bodorrio

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El sonido de los tacones resonaba por uno de los cientos de pasillos en el gran salón haciendo un eco, pero este sonido era muy suave a comparación de los gritos de lamento que salían de habitaciones contrarias. Incluso en Monte Olimpo estos dos chicos no podían estar quietos y no paraban de lloriquear, el lugar era demasiado hermoso para permitirse tener penas y llantos, pero ambos no parecían notarlo.

Mintaka, la oficiante de la boda caminaba hacia aquellos lamentos, desde hace ya bastante tiempo que estaba acostumbrada a escucharlos quejarse, esos gritos siempre le provocaban una pequeña molestia. Tenía que ser paciente, era un día especial.

Escogió abrir la puerta de la izquierda primero, se preparó mentalmente para analizar lo siguiente que vería. Al poner un pie en aquella habitación donde se encontraba Carlos, no se sorprendió al ver que estaba amarrado de pies y manos, sentado en un sillón elegante, al momento en que él miró a su amiga Mintaka sus palabras le saltaron encima como un tigre salvaje y hambriento:

– ¿Cuántas veces tengo que pedirlo? ¿¡Quítame estas ataduras, maldita!? ¡No me voy a casar con Manuel!

Mintaka se rió, Valentina rodó de nuevo los ojos, Carlos llevaba más de medía hora tratando de escaparse, por lo que ella, Nicole y Diana tuvieron que atarlo para que no fuera a ninguna parte.

La organizadora miró una vez más la apariencia del novio para una rápida revisión ignorando las palabras del chico. Sí, se veía espléndido, tan lindo en un traje blanco, sus zapatos lustrosos y bien arreglados, su pelo oscuro peinado perfectamente. Todo en él era adorable, a excepción de sus palabras rebeldes. Lo agarró de los hombros y se estiró lo más que pudo para darle un beso en la frente.

– Te ves muy guapo corazón, al igual que tú, no puedo esperar a verte en el altar.

– Te lo dije Carlos. – Dijo Maxi dando tres rápidos aplausos de emoción.

– Espero que no olvides tu discurso. – Le recordó Sebastián.

– Cierto, todo tiene que salir perfecto. – Respondió Mintaka. – Le llamaré a las demás chicas para que te den buena suerte y podamos dar inicio a este gran evento... Habrá bebidas para después en la fiesta, de tus favoritas.

Carlos se quedó sin palabras por unos segundos al procesar eso último, como buen hijo de Dionisio no podía negarse a las fiestas y el alcohol, es cierto que podía estar furioso porque el staff los obligó a contraer matrimonio, pero estaba feliz por ver a todos reunidos. Mintaka tomó ese silencio como aprobación y salió a la siguiente puerta para encontrarse frente a la habitación del siguiente novio.

Al instante en que abrió la puerta un jarrón se estrelló frente a ella, una risa en grupo sonó por parte de las chicas que se encontraban con Manu, era obvio que había estado haciendo mucho drama por obligarlo a casarse con Carlos. Andrea y Nancy lo sostuvieron de los brazos para que nada más pudiera ser lanzado.

Patty se disculpó por parte de Manuel mientras recogía los trozos de vidrio del piso y Andy recogía las flores para dejarlos en otro jarrón.

– Ha estado más salvaje de lo normal, no para de llorar y decir que estamos arruinando su vida. – Mencionó Itzhel burlándose.

– ¿Salvaje? ¿No paro de llorar? Ustedes me secuestraron y me engañaron, no debería estar en este lugar, ¡Sueltenme!

– Nuestros padres merecen ser felices, aún si ellos no están de acuerdo. – Defendió Michel mientras se escuchó otro coro de las demás afirmando y apoyando.

Manuel fue forzado a levantarse para mostrar el lindo y pesado vestido que tenía puesto, se veía costoso, tenía un diseño con perlas en el área de la cintura, mangas con encaje, metros y metros de cola... El vestido era mágico, literalmente, porque de ser necesario se convertiría casi en una camisa de fuerza en el interior para reducir sus movimientos y así evitar que escapara.

Los declaro: Admin y AdminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora