Capítulo 3: La Revelación

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La noche en el club nocturno Eclipse estaba envuelta en una atmósfera tensa y expectante. Cada paso que daba resonaba en el suelo y el murmullo de la multitud era como un zumbido constante en mis oídos. Sabía que algo estaba sucediendo, algo que amenazaba con sacudir los cimientos de mi mundo.

Al adentrarme en el club, sentí cómo las miradas de los bailarines se clavaban en mí. Era como si pudieran ver a través de mi fachada y conocieran los secretos más oscuros de mi alma. Me acerqué a algunos de ellos, intentando mantener una actitud segura y confiada.

—Chicos, ¿cómo están? ¿Listos para brillar en el escenario esta noche? —les dije con una sonrisa, tratando de transmitirles ánimo y motivación.

Sin embargo, en lugar de recibir la respuesta entusiasta a la que estaba acostumbrada, los bailarines me miraron con una mezcla de incredulidad y desconfianza. Algo no estaba bien, y necesitaba averiguarlo lo antes posible.

Uno de los bailarines, Mark, se acercó con una expresión preocupada en su rostro. Noté cómo sus ojos evitaban los míos, como si estuviera ocultando algo.

—Jennie, tenemos que hablar. Hay rumores circulando por todo el club, y parecen involucrarte directamente. No sé si debería decirte esto, pero creo que tienes derecho a saberlo —dijo, su voz cargada de incertidumbre.

Mi corazón dio un vuelco ante sus palabras. Los rumores... esa palabra resonó en mi mente, llenando el espacio con una sensación de inquietud y miedo. ¿Qué estaban diciendo de mí? ¿Quién estaban difundiendo?

—Mark, por favor, dime de qué se trata, no puedo quedarme en la oscuridad mientras todos a mi alrededor murmuran y susurran —le supliqué, mi voz cargada de ansiedad.

Mark suspiró y me miró fijamente, como si estuviera decidiendo si debía compartirme esa información. Finalmente, asintió con resignación y habló en voz baja.

—Dicen que Lisa ha estado compartiendo rumores sobre ti, dijo que una manipuladora, según ella esta revelando tu verdadera naturaleza, el rumor ha crecido tanto que todos en el club están al tanto de ello —confesó, su voz llena de pesar.

Mi corazón se hundió en mi pecho mientras absorbía sus palabras. Lisa..., la persona a quien había lastimado en mi afán de proteger mi posición en el club. ¿Cómo se atrevía a difundir esas mentiras sobre mí? Sentí una mezcla de enojo y frustración arder en mi interior.

Sin decir una palabra, salí rápidamente en busca de Jisoo, mi mejor amiga y confidente. Sabía que ella estaría al tanto de todo lo que estaba sucediendo y podría darme el apoyo que tanto necesitaba en ese momento.

La encontré en un rincón apartado del club, hablando en voz baja con otros bailarines. Me acerqué apresuradamente, notando cómo todos se quedaban en silencio al verme.

—Jisoo, tenemos que hablar. Los rumores... están circulando por todo el club, Lisa está detrás de esto, lo sé, necesito saber qué está diciendo exactamente y cómo puedo enfrentarlo —le dije

La pelinegra me miró con compasión y asintió, entendiendo la gravedad de la situación. Sus ojos se encontraron con los míos y me habló con seriedad.

—Es cierto, Jenn, los rumores son cada vez más fuertes y están generando un impacto considerable, parece que Lisa ha decidido confrontarte frente a todos, exponiendo tus supuestas manipulaciones y acciones maliciosas. No podemos dejar que esto siga así —respondió

Mientras Jisoo hablaba, noté una figura en la distancia. Era Lisa, observándonos con una sonrisa burlona en el rostro. La rabia burbujeó dentro de mí mientras la miraba fijamente, tenia ganas de golpearla y sacarla a patadas del club en este momento, pero me contuve y solo fui a paso rápido hasta ella.

—¡Lisa! Esto es todo culpa tuya, ¿verdad? Te aseguro que pagarás por cada mentira que derrames sobre mí —grité, 

La rubia no mostró ningún signo de inquietud. Se acercó lentamente, con una mirada desafiante en sus ojos, esta chica no me tenia miedo, pero yo tampoco a ella.

—Solo estoy revelando la verdad, señorita Kim—habló jocosa,—este es el momento en donde me deberías estar suplicando que no diga nada— me susurró al oído. 

—¿Estas loca Lalisa Manobal? ¿Quien te crees que eres? Tremenda malparida hija de puta— la empuje con un dedo haciendo que retrocediera. 

—Mira como tiemblo— sonrió— solo eres niña arrogante, no tiene caso hablar contigo, nunca vas a entender. 

—Maldita perra...— le dí una tremenda cachetada en el rostro, haciendo que casi se desvaneciera, mu furia era tanta que no pude controlar mi fuerza.

Lisa no reaccionó, simplemente solo siguió riendo tocándose el rostro con una mano.

—Al parecer eres muy violenta, señorita Kim, ¿que dirían tus superiores si les cuento que tú me golpeaste?

Mi corazón latía desbocado mientras la discusión con Lisa se intensificaba. Las palabras llenas de rencor y veneno volaban de un lado a otro, alimentando el fuego de nuestra rivalidad. Nos estábamos insultando mutuamente, creándonos heridas muy profundas.

La multitud se acomodó al rededor de nosotras, nos rodeaba y estaba absorta en nuestro enfrentamiento. Susurros y murmullos se propagaban como una marea inquieta, alimentando el caos que se había desatado en el club. Todos esperaban ansiosos la próxima palabra, el próximo golpe verbal que lanzaríamos.

La mirada desafiante de Lisa se encontraba con la mía, sentí esas chispas de odio y resentimiento chocando en el aire. En ese momento, el destino de nuestras vidas se había entrelazado de una manera irreversible. La confrontación pública se había convertido en una batalla que ninguno de las dos podía permitirse perder.

Pero en medio de la tormenta de palabras, un grito resonó por encima del ruido. Era la voz de Jisoo, quien se abrió paso entre la multitud, buscando poner fin a nuestra confrontación.

—¡Basta! ¡Ya es suficiente! —exclamó Jisoo—No pueden seguir así, Lisa, Jennie, cálmense o llamaré a seguridad. 

La ojiverde y yo nos miramos, deteniendo brevemente nuestro enfrentamiento. El brillo en sus ojos se desvaneció, reemplazado por un atisbo de duda. Era evidente que nuestras acciones habían causado un impacto más allá de nuestra rivalidad personal.

La tensión en el aire era palpable, como si estuviéramos al borde de un precipicio. Era el momento de tomar una decisión, de elegir el camino que seguiría a partir de ese momento.

Suspiré profundamente, tratando de calmar mi furia y poner las emociones en orden.

—Tienes razón, Jisoo, así que Lisa, deberías disculparte por todo lo que ocasionaste —anuncié

—Aparte de arrogante, eres una tremenda conchuda, Kim— dijo indignada e incredula de lo que dije—No lo haré, ahí te ves— Se dio media vuelta y se fue.

Lisa me miró con sorpresa, sus ojos buscando la sinceridad en mis palabras. Lentamente, asintió, su expresión transformándose de incredulidad a una mezcla de cautela y esperanza.

—Eres una...

—Ya déjala, Jennie— Jisoo tomó mi mano para que no fuera tras ella. 

Asentí, comprendiendo el desafío que se avecinaba después de las palabras de Lisa. Esto no se iba a quedar así, no después de esto. 

La multitud, que había estado expectante ante nuestra confrontación, observaba en silencio. No podían creer lo que estaban presenciando, el cambio repentino en nuestra dinámica. Pero esa noche, en medio del caos y la confrontación, nació la semilla de la transformación.

NEON HEARTSWhere stories live. Discover now