kalopsia. (borrador)

Cómo arruinar tu vida en 5 rápidos pasos

I knew you were trouble (Taylor's versión) para mayor disfrute.

16 DE JULIO, 1770.

La felicidad es efímera.

La traición al corazón es como un pequeño rasguño que con el tiempo se va haciendo cada vez más grande.

A mi corta edad no me percataba del gran error que cometía al mentirle y mentirme en aquel momento, busqué la respuesta ese mismo momento, pero, por alguna razón, lo dudé e ignoré a mi corazón. Y tuve que asumir las consecuencias de aquella decisión.

No dije mucho antes de irme ese día, hice lo que pude para irme rápido, no fui capaz de despedirme ni siquiera de mirarla, pero de su parte no fue distinto, aunque no la culpo, yo hice lo mismo.

Era el día del tan esperado evento y yo me encontraba tirada en mi cama, lo que era raro para mí, ya que era mucho más allá del medio día. Nadie se había atrevido a entrar, como en todo lugar los chismes llueven como si de tormentas se tratasen. La versión que se cuenta es que en mi corta visita al reino de Wezindon, Lavander y yo discutimos por el corazón de Carl,
¡vaya tontería!. Nadie en este pueblo puede pensar en nada que no sean peleas por chicos, es como si tuvieran una ardillita en lugar de cerebro que solo les da vuelta para pensar en amoríos o discusiones por amoríos.

Ha pasado una semana desde aquel día y todo ha sido una catástrofe, cuando regresé fue como si estuvieran pagando por preguntarme sobre aquel viaje, de un día a otro a todos les interesaba por completo mi estadía allá.

Mi única salvación fue mi señora chismosa favorita, que me ayudó a llegar sana y salva a mi dormitorio, lo comprendió en cuanto me vio y me ayudó a escapar de las molestas preguntas. Marjorie York o Mar para los amigos (solo yo le digo así) ha sido mi compañera literalmente desde que nací, fue contratada como mi nodriza y ahora es mi cuidadora, aunque ya no se la vive detrás de mí como cuando era pequeña, por razones un poco obvias. Ella y Su única hija, Leonor, han sido mis más grandes compañeras durante muchos años, hasta que con el tiempo se fueron uniendo Marie y Dorothea.

Y ahora me encontraba tumbada en mi cama cuestionando cada decisión que he tomado en mi vida, desde la vez que robé un pastelito hasta hoy. Pero como es obvio la gente nunca se puede quedar a gusto sin entrar o intentar entrar a mi dormitorio, me alarme cuando escuche la puerta abrirse.

Levante mi cabeza para buscar a la responsable de interrumpir mis sagrados pensamientos, pero no había nadie.

Suspire aliviada, me volví a recostar y lleve mi manta a mi cara para cubrirme de los rayos del sol, pero para mi mala suerte, no había pasado ni un minuto cuando sentí el disturbio venir a mí.

Destape mis ojos lentamente, cuando vi a la mitad de la servidumbre entrar a mi habitación. Mujeres con vestidos, hombres trayendo cajas de zapatos y señoras con cepillos. Fui obligada a salir de mi sorpresa cuando una mujer regordeta y pelirroja se acercó a mí para ayudarme a levantarme.

— ¡¿Qué es todo esto?! — exclame. Todo se paró al instante, pero nadie tuvo la decencia de responderme, solo me miraban sorprendidos. La única que no se sorprendió y me siguió jalando al centro de la habitación fue Mari.

— A esto se le llama vestirse, no sé si ya lo había escuchado antes, señorita. — Anuncio Mari de la manera más sarcástica que he escuchado.

Decidí no protestar y dejar que la vida (Mari) guiara mi camino. Mi destino fue una pequeña habitación en donde me esperaban damas con un hermoso vestido. Dentro de este lugar se encontraba una diminuta plataforma elevada a la que me ayudaron a treparme.

El vestido era de color rojo vino, con detalles de encaje de flores en la zona del torso, los brillos no podían faltar, que se encontraban en el alrededor y en el centro de cada flor. La falda era muy larga y satinada, igual del mismo color. Esta en la mitad tenía una partidura que se podía ver una tela mate, pero de tonos más oscuros. El vestido dejaba ver los hombros, con una muy pequeña manga puff que apenas y tapaba la zona de la axila.