𝖙𝖗𝖊𝖘

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Jeongin desde pequeño siempre lograba lo que se proponía, esa era una característica especial de él. Y en estos momentos su objetivo era que Chan lo follara como nadie.

— Solo con una follada lo olvido...— se dijo así mismo cuando se miró por última vez al espejo.

Chan iba a llegar dentro de veinte minutos para después ir por el helado que le había prometido.

Jeongin se habia vestido con una camisa blanca y unos jeans negros, se había perfumado bien y su cabello rosa lo había peinado de una manera que se viera muy sexi.

Hoy Jeongin iba a dejar las cosas en claro, si Chan lo rechazaba y no se cedía por nada... Jeongin se apartaría, le gustaba tocar lo prohibido pero también, si aquella persona estaba lo suficientemente enamorada, Jeongin no se entrometería.

Si Bang Chan amaba lo suficiente a Seungmin, lo rechazaría y Jeongin se alejaría.

Jeongin podría conseguir a alguien más, podría tener a más. Y en estos momentos, Felix era una buena opción.

El sonido de su teléfono lo distrajo y miró como un mensaje de Chan aparecía en la pantalla diciendo que ya había llegado.

Jeongin tomo lo necesario y bajo las escaleras de su gigantesca casa. En cuanto llego a la sala de estar, lo miro, luciendo yam elegante, tan formal y tan jodidamente sexi. Yang se mordió el labio inferior observándolo.

Bang Chan miro como Jeongin llegaba a su lado y el perfume del menor inundó sus fosas nasales. Amó tanto ese olor.

Jeongin era su fruto prohibido, era aquella cosa que porque más quisiera no podía tener. Desde que lo conoció, pudo jurar que su sensualidad y belleza que emanaba, lo habían cautivado pero sus principios morales lo habían detenido. Yang solo tenía 16 años cuando se conocieron, sería anti moral.

Bang Chan había tratado de olvidarlo estos años, había tratado de dejarlo atrás y dejar en el olvido todos los pensamientos impuros que le llegaban a la mente.

— Vamos por ese helado, pequeño — dijo Chan tomándolo del brazo y sin hacerlo notar mucho pero acercarlo un poco mas.

— Si... daddy — dijo Jeon con una sonrisa juguetona al ver el ceño fruncido de Chan.

— ¿Como me dijiste?...

Yang sonrió negando — Nada, nada... Vámonos — y así el pelirosa se escapo de las preguntas que seguramente Chan le haría.

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Ambos iban en el coche del mayor en un silencio no tan incomodo, bueno, solo para una persona. Chan se encontraban aún confundido por como los había llamado Jeongin.

Le gustó.

Cuando aparcaron en el lugar, Yang salió primero del coche y espero a su hombre en la entrada del local.

Ambos pidieron sus respectivos helados con la camarera y esperaron mientras Jeongin miraba su celular y Chan trataba de sacar al tema de cómo lo había llamado.

— Yang...

— Ya te dije que dejes de llamarme así — Jeongin sonrió pero Chan no.

— Tenemos que hablar... — Chan dijo juntando sus manos sobre la mesa y mirándolo seriamente— Tu hace unos momentos me llamaste de una manera...

Yang río levemente

— ¿Daddy? ¿Hay algo de malo? — dijo Jeongin mirandolo inocentemente.

— Claro que si. Sabes que si mi novio llega a oírte lo va a malpensar — Chan le explico y Yang bufo.

— Relájate. Lo dije de broma... no eres mi daddy, ni tampoco era para insinuarme o algo...

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Habían pasado 20 minutos desde que habían traído los helados y ahora las cosas estaban más relajadas. Hablaban de la empresa de Chan y los estudios de Jeongin, nada fuera de lo normal.

— Oh hola, Jeongin — dijo una voz a su costado, a lo que el pelirosa volteó.

Era Felix.

— ¡Felix! ¡Hola! — Jeongin se alegro tanto de tenerlo ahí.

Hoy su suerte estaba por los cielos.

— Me da mucho gusto verte aquí... — Felix le sonrió y luego se percató de la presencia de Chan, quien los miraba con el ceño fruncido — Oh hola, Chan.

Chan lo saludo con una sonrisa fingida.

— Por cierto, Jeongin. No se si recuerdas pero ese día que te conocí dije que te mostraría algunos de mis diseños... ¿Quieres ir a verlos hoy?

Felix le había propuesto y Jeongin quiso dejar de ser malvado pero necesitaba tomar esta oportunidad.

Tú eliges Chan o me quieres o dejas que alguien más me tenga.

—Claro! — Yang sonrió y miró a Chan — ¿Verdad que no te importa?.

Jeongin el sonreía con felicidad, con felicidad de irse con Felix. Chan sonrió pero algo dentro de él estaba que lo mataba, odiaba pensar que en esa visita Felix lo tomaria.

— Claro que no! Ve con él — la voz de Chan sonó tosca y enojada.

Yang quiso reír.

— Bueno nos vamos.

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Jeongin estaba a punto de cruzar por la puerta de aquella costosa heladería, quería ver si Chan iba a tomar esta última oportunidad que el pelirosa le había otorgado.

En cuanto sintió que su brazo había sido sujetado fuertemente, sonrió.

— Lo siento, Felix. Yang y yo tenemos algo de que hablar. — La voz de Chan sonó ronca y sexi.

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★彡[ʟɪᴛᴛʟᴇ ʙᴏʏ]彡★⊱⸺ chaninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora