Alguien más - Bokuaka

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Capítulo 2: Besos y visitas cortas.

Era lunes por la mañana y Akaashi ya se encontraba desayunando para irse a la escuela, su padre tomaba un café mientras su madre terminaba de peinar a su pequeña hermana mientras esta comía un poco de fruta y veía caricaturas en la televisión -pues solo de esta forma lograban que se dejara peinar-

—Hoy llevaré a Yaichi a la escuela, ¿quieres que te lleve a ti también hijo?

—No, no es necesario, Bokuto pasará por mí como de costumbre.

—Puedo llevarlos a ambos, sabes que no me molesta.

—Lo se papá, la verdad es que quiero hablar de algo con él, así que es mejor irme con él a solas.

Sus padres se dedicaron una mirada, pero no comentaron mayor cosa, luego de quizás unos diez minutos el timbre sonó, Akaashi tomó sus cosas y se despidió de su madre, pues su hermanita y padre también iban de salida. Abrió la puerta y se encontró con su novio, el cual tenía una pequeña sonrisa.

—Hace mucho no te veía muchacho, ¿por qué no has vuelto a visitarnos?

—Lo lamento, señor Akaashi, he estado algo ocupado.

—Podrías venir hoy a comer, te estoy invitando personalmente.

—Qué honor, —soltó una pequeña risa mientras miraba de reojo a Keiji. —Aquí estaré.

Su padre se despidió con un par de palmaditas en la espalda y un beso en la cabeza de su hijo mayor, en cuando ya no estuvieron en su campo de visión Keiji se inclinó un poco para darle el beso de buenos días a Bokuto -que ya era costumbre- más este corrió la cabeza porque su teléfono había empezado a sonar.

Ah, mira que maravilla, pensó Keiji.

—Uh, se nos hizo tarde, vamos, tenemos que correr.

Entrelazo sus manos y empezó a correr, no habían llegado tarde, pero entre el afán de llegar no pudo hablar con Bokuto sobre los mensajes, pensó en hablarlo con él en el recreo o práctica, pero no se pudo en ninguna de las dos. En el recreo, Kuroo, Kenma, Oikawa y un montón de gente se había sentado con ellos justo ese maldito día, y en la práctica simplemente no se dio el momento.

Así que lo haría cuando estuvieran de regreso a casa o en su defecto después de la cena a la que su padre lo había invitado, pero la suerte no estaba de su lado, porque al parecer ese día Kuroo estaba más chicle que de costumbre, los había acompañado ¡eso nunca pasaba! ¿Qué karma estaba pagando? En cuanto llegaron a su casa, creyó que quizás el amigo de Kotaro se iría, pero este se quedó en la entrada del jardín, mientras estos sí habían entrado completamente a este y estaban parados en la puerta principal, Akaashi se giró un momento antes de introducir la llave para abrir.

—¿Por qué Kuroo no se va?

—Oh, bueno —Bokuto miro atrás para ver a su amigo, —Voy a acompañarlo a hacer unas cosas, así que me está esperando. —Keiji levantó una de sus cejas y lo miró con algo de reproche. —¿Por qué me miras así?

—Le dijiste a mi padre que comerías aquí, y necesitaba hablar de algo urgente contigo.

—Agh, olvide lo de tu padre, discúlpame con él, ¿sí?, y sobre lo otro, puedes mandarme un mensaje o llamarme y hablamos.

Si tan solo me contestaras.

—¿En serio no vas a entrar?

—Luego, cielo, te lo prometo.

—Bien...

Akaashi se inclinó para besarlo, pero Bokuto se hizo un poco para atrás, Akaashi lo miró confundido y el otro simplemente soltó una risita.

—Estoy supersudado, amor.

¿Desde cuándo ese era un problema? Kotaro solo dejó un beso en su frente y se fue. Y la presión en el pecho que había sentido hace unos días por los mensajes y llamadas sin responder se hizo presente de nuevo. El suceso de los besos y el no querer entrar a su casa a pasar el rato se repitió durante toda la semana, siempre con una excusa diferente.

No hubo llamada, ni mensaje.