cap 2

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Harry y Draco llegaron a París por separado, sin saber que el otro estaba en la misma misión. Cada uno recibió una lechuza con la dirección de Blaise Zabini y las instrucciones para contactar con él. Harry tenía que hacerse pasar por un comprador interesado en el anillo de Merlín, y Draco por un vendedor que lo tenía en su poder.

Harry se alojó en un pequeño hotel muggle cerca del museo de magia, donde esperaba que nadie lo reconociera. Se puso una gorra y unas gafas de sol para disimular su cicatriz y sus ojos verdes. Luego salió a la calle y tomó un taxi hasta el edificio donde vivía Blaise.

Draco se alojó en un lujoso hotel mágico en el centro de París, donde esperaba que nadie lo molestara. Se puso una capa y una bufanda para ocultar su rubio cabello y sus ojos grises. Luego salió a la calle y tomó una escoba hasta el edificio donde vivía Blaise.

Los dos llegaron al mismo tiempo, pero por entradas diferentes. No se vieron ni se cruzaron. Cada uno subió al ascensor y pulsó el botón del último piso, donde estaba el apartamento de Blaise.

Blaise los estaba esperando. Los había citado a la misma hora, sin decirles que había otro invitado. Tenía un plan para engañarlos a los dos y quedarse con el anillo de Merlín para él. Sabía que Harry y Draco eran aurores, pero también sabía que eran enemigos. Pensaba aprovecharse de su rivalidad para enfrentarlos y escapar con el botín.

Blaise abrió la puerta cuando oyó el timbre. Primero entró Harry, con una sonrisa nerviosa y una maleta en la mano.

- Hola, Blaise -saludó Harry-. Soy James Smith, el comprador interesado en el anillo de Merlín.

- Hola, James -respondió Blaise con falsa amabilidad-. Pasa, pasa. Bienvenido a mi humilde morada.

Blaise le hizo un gesto para que entrara al salón, donde había un sofá, una mesa, una chimenea y una gran ventana con vistas a la ciudad. Harry entró y dejó su maleta en el suelo. Miró a su alrededor con curiosidad, buscando algún indicio de la presencia del anillo.

- ¿Y bien? -preguntó Harry-. ¿Dónde está el anillo?

- Tranquilo, tranquilo -dijo Blaise-. Todo a su tiempo. Primero quiero presentarte a alguien.

Blaise abrió la puerta otra vez cuando oyó otro timbre. Esta vez entró Draco, con una expresión seria y una caja en la mano.

- Hola, Blaise -saludó Draco-. Soy Damien Black, el vendedor que tiene el anillo de Merlín.

- Hola, Damien -respondió Blaise con falsa amabilidad-. Pasa, pasa. Bienvenido a mi humilde morada.

Blaise le hizo un gesto para que entrara al salón, donde estaba Harry sentado en el sofá. Draco entró y dejó su caja en la mesa. Miró a su alrededor con desconfianza, buscando algún indicio de una trampa.

- ¿Y bien? -preguntó Draco-. ¿Dónde está el comprador?

- Tranquilo, tranquilo -dijo Blaise-. Todo a su tiempo. Primero quiero presentarte a alguien.

Blaise cerró la puerta y se dirigió al salón con una sonrisa maliciosa. Se colocó entre Harry y Draco y los señaló con las manos.

- James Smith, Damien Black -dijo Blaise-. Damien Black, James Smith.

Harry y Draco se miraron con sorpresa y horror al reconocerse. Sus ojos se abrieron como platos y sus bocas se quedaron mudas. No podían creer lo que veían.

- ¿Qué haces tú aquí? -exclamaron los dos al mismo tiempo.

- Oh, vaya -dijo Blaise fingiendo inocencia-. ¿Os conocéis?

Harry y Draco no respondieron. Estaban demasiado atónitos para hablar. Solo se miraban con odio y confusión.

Blaise se rió por lo bajo. Su plan estaba funcionando. Solo tenía que esperar el momento oportuno para actuar.

La misión de DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora