2. En tiempos de guerra

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—Ya es hora de que ellos se vayan. Tú, en cambio, debes seguir con tu entrenamiento.

—¿Puedo hablar con ellos un momento?

—Si comienzan a hablar, perderemos valioso tiempo.

El semblante de Ichigo se tornó triste. Realmente deseaba despedirse de ellos, pero sobre todo de ella. Ichibe notó el cambio en la expresión del muchacho y no tuvo otra opción.

—Aunque quizás pueda hacer una excepción, pero sólo puedes hablar con uno. Tú decides con quién.

***

Ichibe le dijo a Rukia que alguien quería hablar con ella antes de partir. Ella pensó que sería alguna advertencia o consejo importante. Se acercaron a uno de los lugares de entrenamiento, el gran hombre le abrió la puerta, haciéndose a un lado para permitir el paso.

—Solo tienes 15 minutos—le dijo Ichibe, haciendo un gesto hacia adelante. Rukia entró y se llevó una sorpresa al encontrarse con Ichigo.

—Rukia, me alegra verte —dice Ichigo con una sonrisa en su rostro

—¿Para qué me llamaste?

Su respuesta no le agradó, pero eso no evitó que apartara la mirada de ella, mostrándose más serio que antes.

—Rukia, yo quería verlos a ti y a Renji, para poder hablar antes de que se fueran, pero solo me dejaron hablar con uno.

—¿Y por qué conmigo?

—A ti era a quien más quería ver —respondió con sinceridad

Algo dentro del pecho de Rukia comenzó a agitarse solo con esas palabras pronunciadas por los labios de Ichigo. No sabía exactamente qué tipo de sentimiento era, solo que resultaba molesto e incómodo.

Ichigo, por otra parte, sentía que ahora tenía más claros sus sentimientos, especialmente después de la charla que había tenido con su padre. De alguna manera, se sentía más seguro de sí mismo y de lo que realmente quería. Se acercó a Rukia, posando su mano con suma delicadeza en su mejilla. A ella le pareció curioso porque nunca antes había sentido que el tacto de Ichigo fuera tan agradable como en ese momento.

—Mírame, Rukia.

No pudo negarse. Alzó la mirada y se encontró con los ojos de él, que la miraban intensamente. Haciendo que la opresión en su pecho doliera más.

—Quería despedirme de todos ustedes. Yo tengo que quedarme más tiempo

—¿Por qué hablas como si no nos volviéramos a ver? Te ves patético —respondió en tono de broma para cambiar el ambiente que los rodeaba. Funcionó, ya que Ichigo comenzó a reírse, al igual que ella.

—Tienes razón, me puse sentimental. Lo siento. Dale mis saludos a Renji y a Byakuya

—Se los daré. Nos vemos

Rukia estaba lista para salir, pero la mano de Ichigo retuvo la suya, obligándola a mirarlo.

—Prométeme que tendrás cuidado.

Sus ojos mostraban preocupación, pero Rukia no quería ver esa expresión en su rostro. Solo hacía que el dolor en su pecho se intensificara. Entonces, se acercó a él y unió sus manos, intentando transmitirle algo de calma.

—Cuántas veces tendré que decírtelo, no necesito que te preocupes por mí. Sé cuidarme. Tú debes preocuparte por otras cosas.

Ichigo se acercó aún más, juntando sus frentes y mirándose directamente a los ojos.

—Hace mucho tiempo me di cuenta de que debía dejar de preocuparme tanto por ti. Sé que eres fuerte, créeme, me lo has demostrado en muchas ocasiones. Aun así, no puedo evitarlo. Así que prométeme que tendrás cuidado. Solo de esa forma dejaré de molestarte.

—Lo prometo, pero solo si tú prometes no ser tan impulsivo como siempre y buscar la forma de ganar

—Lo haré —respondió Ichigo.

Ambos se quedaron mirándose a los ojos durante un largo rato, sin sentir la necesidad de hablar. Se dejaron llevar por sus sentimientos y poco a poco comenzaron a acercarse. Ichigo posó su mirada en los labios de Rukia, lo cual ella notó, pero no se molestó en detenerlo.

—¡Tus quince minutos se acabaron! —interrumpió Ichibe.

Se separaron de golpe, ambos sonrojados y con el corazón latiendo aceleradamente, sintiendo el eco de sus latidos en sus oídos.

—Parece que los interrumpo en un mal momento

—No se preocupe, solo nos estábamos despidiendo, ¿verdad, Ichigo? 

—Claro —respondió él, tratando de no demostrar su descontento.

—Es hora de irse, Kuchiki Rukia —anunció Ichibe

Ella asintió en respuesta y se dirigió hacia la salida, pero no sin antes echar una última mirada.

—Nos vemos, Ichigo —aunque ya se habían despedido muchas veces, de alguna manera para ella nunca serían suficientes.

—Nos vemos, Rukia —respondió él con una sonrisa en su rostro, tratando de transmitirle algo de tranquilidad.

Rukia salió corriendo sin voltear a ver atrás. Sabía que si lo hacía, el dolor se haría aún más insoportable.

—Tenías que entrar en el momento exacto, ¿no es así? —dijo Ichigo con fastidio.

—Qué alentador es ver el amor entre jóvenes. Dicen que en tiempos de guerra es cuando el verdadero amor surge

—Y también los amores más trágicos

—Y también los amores más trágicos

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