Durante el viaje del Ejercito de Midgard al planeta Hala, capital del Imperio Kree, la espera se hace muy larga para cuatro bellas heroínas. Con tanta testosterona dando vueltas por la nave, la lujuria y el deseo no podían ser reprimidos.
En el espa...
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En la soledad que le brindaba la nave, Scarlet Witch contemplaba en silencio el vacio del espacio. Mas su soledad se vería interrumpida cuando una gran y oscura figura se aproximara desde su espalda, deteniéndose a unos pocos metros.
—¿No puedes dormir? —preguntó Odín, provocando un gran sobresalto en la mujer.
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—¡Me asustaste! —recrimino la fémina, antes de soltar una pequeña risa nerviosa—. No, no puedo. No dejo de pensar en mi hermano. Él es muy impulsivo, y temo que lo dañen.
—No le pasara nada, te lo aseguro —afirmó Odín, con una pequeña sonrisa.
—¿Cómo lo sabes?
—Veo el futuro.
—¿En serio? —preguntó incrédula Wanda, mientras levantaba una ceja—. ¿Has visto el mio?
Odín sonrió mientras cerraba su único ojo, recordando un sueño que había tenido hacia muchas lunas. Un sueño donde la realidad misma se desmoronaba, con héroes desesperados tirados por los suelos y alzando la mirada con temor. Y en el centro de todo, una Wanda descontrolada. Energía carmesí saliendo de su cuerpo, del mismo color que las lágrimas que soltaban sus ojos. Y delante de ella, un hombre de cabellos blancos.
—No. Más. Mutantes.
—En el futuro revelaras tu verdadero poder. Lo que ahora tienes no es ni la superficie de lo que realmente eres capaz. De hecho, eres de las pocas mortales que llegaran al nivel de los dioses.
Wanda quedó impactada al escuchar esas palabras. Había una mezcla de orgullo y temor por ese futuro, y el verdadero despertar de su poder. Una gran presión sobre sus hombros, que no sabía si sería realmente capaz de soportar.
—¿De qué se supone que eres dios?
—De la vida, de la muerte, la guerra, los poetas, la magia, el conocimiento, el placer, el éxtasis, y otras cosas.
Wanda lo escuchaba completamente cautivada. La voz de Odín era madura y serena, demostrando una sabiduría inhumana. Pero también había un ápice de salvajismo y misterio. Un enigma oscuro y atrapante, que lentamente la atraía hacia la perdición.
