#3: Mismo Blanco, Diferente Flecha

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Las noches se volvían aburridas luego de un tiempo en el crucero de guerra kree

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Las noches se volvían aburridas luego de un tiempo en el crucero de guerra kree. Y una de las victimas de dicho aburrimiento era la heroína conocida como Black Canary. La mujer se encontraba recostada en su cama sumamente inquieta. No había nada con lo que entretenerse en aquel lugar, más que sus pensamientos o la sala de entrenamiento. ¿Quién diría que los días previos a una batalla podrían resultar tan... aburridos?

La mujer llevaba puesto un sencillo bikini negro de dos piezas como piyama improvisado. Y aquella vestimenta tan escasa le daba cierta libertad para recorrer con sus manos su curvilínea figura. Primero acarició suavemente sus pechos, dando especial énfasis a sus cada vez más duros pezones. Su aliento cálido empezó a escapar de sus labios, mientras la temperatura de su cuerpo iba en aumento. Con su mano izquierda empezó a jugar con su pezón, mientras su mano derecha fue descendiendo por su abdomen hasta introducirse bajo sus bragas. Un lento gemido escapó de su boca, mientras se penetraba a si misma con los dedos. Su espalda se arqueaba mientras su mente divagaba entre diversos hombres. Aquel fiero murciélago que la había iniciado, ese temerario arquero esmeralda que ahora era su pareja, y un color verde que se volvió morado.

Sus pensamientos se centraron en ese último por unos minutos, hasta que un espasmo repentino y un gemido ahogado marco su esperando orgasmo. Fue así que Dinah se fue relajando, y se quedo observando al techo por unos instantes. Se preguntaba por qué se había masturbado pensando en Clint Barton. Era cierto que su relación con Oliver no estaba pasando su mejor momento pero, aún así no podía evitar sentirse un poco culpable por lo que su mente había imaginado. Sacó lentamente su mano de entre sus piernas y observó unos instantes sus dedos mojados por su orgasmo. Y en un acto fetichista se los llevó a la boca, chupándolos lentamente.

—Podría hacerlo —murmuró la mujer tras sacarse los dedos de la boca—. Podría simplemente ir y hacerlo. Oliver no tendría derecho a reclamarme.

Ojo de Halcón salía de la sala de entrenamiento, con su arco colgado de uno de sus hombros y el carcaj de flechas en la espalda. Mientras caminaba por los pasillos, el varón no pudo evitar bostezar un poco debido al enorme aburrimiento que allí dominaba. No era que no hubiera belleza en la paz, pero para alguien tan acostumbrado al conflicto intermitente, una paz duradera era tan molesto como una guerra perpetua. Y cuando el héroe abrió la puerta de su habitación, se encontró con algo que lo dejo sin palabras.

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Justice League/Avengers: Sex SpaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora