𝑳𝒆𝒎𝒐𝒏𝒔 𝑫𝒆 𝑩𝒓𝒂𝒘𝒍 𝑺𝒕𝒂𝒓𝒔 [18+]

Rosa x Bea

Comisión realizada por:

Unrandom5928

Llevo una cantidad considerable de tiempo sin hacer esto.

Me siento oxidado.

Pero espero y no me quede mal ಥ⁠‿⁠ಥ

_______________________________________

Era un martes caluroso de mayo y me encontraba en casa, tratando de combatir el sofocante calor de la ciudad. El sudor corría por mi cuerpo y mi cabello rizado naranja se pegaba a mi cuello, lo que solo contribuía a mi incomodidad. Justo cuando pensaba en tomar una ducha fría para refrescarme, sonó el timbre de la puerta.

Abrí la puerta y allí estaba Rosa, su rostro brillaba con una capa de sudor y su cabello afro morado estaba un poco aplastado por la humedad. En sus manos llevaba varias bolsas de compras.

"Hola, Bea", dijo con una sonrisa amigable. "Vengo de hacer unas cuantas compras y estoy sudando como un cerdo. ¡Irré a bañarme en un minuto!".

Asentí, algo sorprendida por su franqueza, pero también intrigada. Rosa era mi maestra y amiga, conociéndola desde siempre, normalmente hubiera preferido quedarse así, ya que estaba acostumbrada a estar sudada, ya que fue maestra de gimnasia, pero, está vez fue diferente.

"¿Quieres venir conmigo?", me preguntó, mirándome a los ojos. "Podríamos refrescarnos juntas. Además, hay espacio de sobra en la tina para dos".

Dudé por un momento, no estaba segura de cómo interpretar su invitación. Pero el calor era abrumador y la idea de un baño refrescante era tentadora. Además, había algo en la mirada de Rosa que me intrigaba y me excitaba al mismo tiempo. Así que di un paso adelante y sonreí.

"¿De acuerdo...?", murmuré algo extrañada.

Cerré la puerta detrás de nosotras y segui a Rosa hasta el baño. Mientras nos quitábamos la ropa, sentí un valor entre mis piernas, una extraña sensación de calidez que se sentía muy bien, tambien, pude notar su mirada admiradora sobre mí. Me sentí halagada y mi corazón latía con fuerza. Rosa era una mujer segura y hermosa, y el hecho de que mi mente pensara que ella me deseara me hacía sentir poderosa.

Cuando estuvimos desnudas, Rosa me tomó de la mano y me llevó a la gran tina. El agua estaba fresca y nos envolvió, relajando nuestros músculos tensos.