OO1. 𝙈𝙚𝙚𝙩. 1

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¿Cómo conoció Shairi a Sungho, Woonhak y Leehan?

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¿Cómo conoció Shairi a Sungho, Woonhak y Leehan?

Aquel día Hairi llevaba el alborotado e incontrolable pelo recogido en un moño alto y obsidiana. No tenía fuerzas ni siquiera para dar pasos precisos, pues se había pasado el día anterior entrenando con dureza. Su sueño de ser "idol" parecía escaparse de sus manos. Todo aquel esfuerzo fue tan sólo para que, por la mañana, la llevaran a un encuentro con Zico, el famoso rapero que tenía su propia empresa, KOZ, en Hybe Labels. Estaba emocionada. Una parte de ella gritaba en su interior porque iba a conocer a un ídolo que quería hablar con ella, pero la otra parte de Hairi lloraba pir las agujetas y maldecía la dureza del suelo que pisaba e impactaba contra su cuerpo.

Ese día habló con él, recibió la noticia de que iba a ser movida a KOZ como buena candidata para un futuro grupo femenino, se emocionó, lloró, lamentó otro cambio y dejar atrás a sus compañeros y, lo más importante, la esperanza volvió a brillar un poquito en ella. Aquel relucir se proyectó en su mirada, lo supo porque, cuando recogió sus cosas de la sala de prácticas de Belift, donde las había dejado, y las llevó a KOZ para que una secretaria le enseñara las instalaciones y después le permitiera comenzar a familiarizarse con el lugar, un chico se lo dijo.
Era un aprendiz como ella. Le sorprendió que había muchos más chicos que chicas.

—Vaya, pareces emocionada. ¿Te han mandado aquí? —el susodicho estaba estirándose. Parecía cansado, estaba sudando y le temblaban las piernas. Ella suponía que el desconocido de cabello negro llevaba horas bailando, pero lo cierto es que no había parado desde el día anterior. De eso se enteró meses después, recordando el momento. A pesar de todo, sonreía.
—Zico me ha reclamado —explicó. Estaba confundida por varias cosas—. ¿Por qué lo dices?
—¿¡Zico te ha reclamado!? —vociferó alto. Tan alto que llamó la atención de otros chicos—. ¡Eso es increíble! Me llamo Park Sungho. Encantado. —le extendió la mano, pero la apartó rápidamente, como alarmado, e hizo una reverencia. Ella devolvió enseguida así como dijo su nombre también, aunque pronto se percató de un detalle y se reincorporó.
—Perdona, ¿ésta es la sala de chicos?
—Puedes quedarte —negó—. Hay varias habitaciones para practicar, pero todas son para todo el mundo —resumió con una sonrisa. De algún modo, eso alegró a Hairi.

Un poco más calmada, observó la estancia y de lejos vio que muchos de los aprendices que estaban en una esquina, anteriormente en su propio mundo, ahora la estaban mirando atentamente. Incómoda, volvió la vista hacia Sungho.

—Me han dicho que vendría alguien a buscarme para enseñarme las instalaciones que pertenecen a KOZ —explicó.
—Mientras esperas, puedo presentarte a un amigo.

Hairi no se negó. No le venían para nada mal nuevos amigos y conocidos ahora que tenía que empezar de cero otra vez. Además, aunque Zico ya la hubiera estado observando y supiera que la quería en su agencia, tendría que pasar evaluaciones mensuales y semanales que le harían ser juzgada por sus compañeros. Era una competencia más que otra cosa, por lo que necesitaba apoyo y aliados.

Pronto llegó WoonHak, un chico cuya sonrisa iluminaba todo el edificio y parte de las calles cuando la noche las bañaba con oscuridad. Contagiosa era su alegría, pues hizo sonreír a Hairi en cuanto se presentaron.

—Si Zico te ha echado el ojo, vas a triunfar —aseguró WoonHak. Era un aprendiz realmente adorable. Ella siempre esperó que debutara desde que lo conoció, porque sólo por su dulzura lo merecía. Cuando conoció sus habilidades ese mismo día algo más tarde, estuvo segura de que le apoyaba.

...

Hairi paseó por los lúgubres pasillos algo vacíos de las instalaciones. El día había terminado y decidió no quedarse esa madrugada. Su magullado y cansado cuerpo necesitaba reponer energías y, ésta vez, como recompensa por su nuevo logro, le daría el descanso que merecía y dejaría de maltratarlo por un día. Tomó esa decisión porque no podía ni siquiera abrir los ojos del cansancio después de haber estado todo el día de clase en clase, teniendo que hacer más trabajo que los demás para que sus profesores de baile, canto, rap e interpretación conocieran sus habilidades. En algunas había coincidido con Woonhak y en otras con chicos que aún no sabía que en un futuro serían sus compañeros de grupo.

Estaba mirando hacia atrás, asustada porque algunas luces estaban ya apagadas, cuando de repente chocó con una figura. Notó calor ardiente recorrerle el pecho y un líquido empaparle la ropa. Miró al frente alarmada tras escuchar un grito masculino y ahí estaba él. Acababa de derramar sobre ella su café caliente como el fuego y se estaba disculpando en inglés, creyendo que ella no sabía coreano. Aparentemente, ya había llegado a sus oídos la existencia de Hairi y su llegada a KOZ como "la chica reclamada por Zico".

—¡Sé coreano! —fue una frase que salió directamente de su alma, un grito en el idioma que hizo callar al castaño. Hairi empezó a alejarse la camiseta del cuerpo, para intentar no quemarse con el café derramado.
—Lo siento —repitió él, algo más calmado—. No te he visto. Me da miedo éste sitio de noche.
—No pasa nada —respondió ella, sin mirarlo. Él le extendió unos pañuelos que agradeció con un susurro.
—O-oye, ¿es verdad que Zico...?
—Sí —se adelantó, mientras se limpiaba cabizbaja. Luego se arrepintió de su mal carácter al ver cómo el rostro del desconocido se transformaba—. Lo siento. Las altas temperaturas me vuelven una persona complicada.
—Anotado —rió—. Empecemos de nuevo. Me llamo Kim DongHyun, pero planeo llamarme Leehan cuando debute, así que estoy adelantándome y pidiéndole a todo el mundo que me llame así. —Sonrió.
—Hola, Leehan —Hairi no pudo evitar reír—, yo soy Hairi, pero tú me puedes llamar Shairi, si quieres, ya que estás adelantando futuros hechos.

Ambos se saludaron con una cortés reverencia. Hairi vio en su reloj de muñeca la hora y se alarmó.

—Debería irme ya. Quiero descansar —lo observó y observó lo poco que quedaba de su café. Un buen método para matar el cuerpo, llenarlo de nervios y mantenerse despierto, sobreexplotándose—. ¿Quieres un consejo? Duerme ésta noche, Leehan. No siempre es bueno practicar en exceso. Pronto no te podrás mover, como yo, si sigues así.

Fingió tropezarse al andar para mostrárselo. Él le sonrió otra vez y asintió. En aquella sonrisa había un poco de pena y un poco de entendimiento. Hairi se fue después de despedirse, no muy poco después. Al día siguiente, se enteró de que Leehan había seguido su consejo.

...

𝐋𝐀𝐃𝐘 𝐀𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐎𝐎𝐑 | Si estuvieras en BOYNEXTDOORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora