CAPÍTULO 10 (anteúltimo)

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7 meses después.

Julieta había crecido muchísimo. Estaba muy sanita, sus padres morían de amor por su hija. Cada vez que ellos le sonreían, Julieta les devolvía la sonrisa.
- Ay que hermosa bebita!, quien es la bebita más hermosa? Le hablaba Maura. Salazar bajaba de darse una ducha.
- Salió a ti amor. Es verdaderamente hermosa. Le decía Salazar al oído. Haciendo que Maura se estremezca.
- Ay tonto, me asustaste. Dijo en un gritito fino y dramático.
Salazar inundó la sala con una risa.
- Cállate ya! Me vas a despertar a la niña.
- Como digas...bueno mi amor, me tengo que ir a trabajar.
- Te voy a extrañar mucho...
- Pero puedes ir tu con la niña a comer luego de mi jornada. Si quieres podemos comer sushi.
- Me gusta la idea de comer contigo y con la niña ahí...
- Bueno amor, me voy, tengo muchas cosas que hacer.
- Bueno mi amor. Que te vaya bien.
Antes de irse le dio un beso a su mujer en los labios y un beso en la cabecita a Julieta.
- Las amo- susurró Salazar en el oído de su esposa.
- Nosotras a ti- le dijo ella en un tono bajo.
Salazar salió de la casa sonriendo, en todo el viaje fue pensando en su mujer y en su hija, las amaba más que a su vida.

Maura amaba cada día mas a su marido. Estaba sumamente feliz.

Más a la tarde se dirigió al hospital con Julieta en su carreola, aprovechó para caminar.
Cuando llegó tocó la puerta y Salazar abrió rápidamente.
- Hola mi amor. Por fin vienes, tengo unas ganas de..., ay viniste con la niña. Pero bueno, vamos a estar los 3 juntos, tranquilos.
- Ay, cochino. Agradece que vine eh!
- Pero, mientras la niña duerme en la cunita de ella aquí en su cuartito, tu y yo aprovechamos y le damos un hermanito, que piensas?
- Pienso que esta bien? Pero... no se...
Salazar comenzó a besarla apasionadamente, la llevó hacía el sofá, y lentamente se acostó encima de ella. Besandola fuertemente.

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Al cabo de las horas, la ropa de los dos estaba tirada por todo el suelo. Estaban acostados en el sofá, y esta vez era Maura quien estaba encima de el. Sus pieles chocaban y apenas se tocaban ya se sentía el calor que provenían de ahí. Sus respiraciones agitadas iban a ritmo.

El momento era intenso y lleno de pasión mientras Maura y Salazar se entregaban el uno al otro. Sus cuerpos entrelazados reflejaban el amor y la conexión que compartían. Ambos sabían que este era solo el comienzo de una nueva etapa en su vida juntos.


De repente, la pequeña Julieta comenzó a llorar en su cuna. Maura y Salazar se dieron cuenta de que habían estado tan inmersos en su momento de pasión que se habían olvidado de ella. Rápidamente se vistieron y se levantaron para atenderla y calmarla.

Mientras Salazar sostenía a Julieta en brazos, Maura se acercó y la acarició con ternura, susurrándole palabras dulces para tranquilizarla. La pequeña bebé dejó de llorar y comenzó a sonreír, como si supiera cuánto la amaban sus padres.

Maura y Salazar se miraron el uno al otro con cariño y complicidad, sintiendo que su amor por su hija y por el otro crecía más cada día. Sabían que tendrían muchos desafíos por delante, pero estaban seguros de que juntos podrían superar cualquier obstáculo.

Con una sonrisa en el rostro, Salazar tomó la mano de Maura y la llevó hacia la cocina para preparar algo de comer juntos mientras Julieta dormía plácidamente en su cuna. La familia felizmente unida disfrutó del resto del día juntos, creando recuerdos que atesorarían para siempre.

...

Mientras disfrutaban de su comida, Maura y Salazar comenzaron a hablar sobre sus sueños y planes para el futuro. Ambos compartieron su deseo de brindarle a Julieta una vida llena de amor, felicidad y oportunidades.

Discutieron sobre la posibilidad de viajar juntos, explorar nuevos lugares y enseñarle a Julieta sobre diferentes culturas y experiencias.

También hablaron sobre la importancia de mantener viva la pasión y la conexión en su relación, incluso después de tener más hijos. Prometieron dedicar tiempo el uno al otro, nutrir su amor y recordarse mutuamente lo especiales que eran en sus vidas.

Con cada palabra compartida, Maura y Salazar se daban cuenta de cuánto se necesitaban el uno al otro. Su amor era verdadero y profundo, y juntos sabían que podrían enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara.

Así, con sus corazones llenos de esperanza y determinación, Maura, Salazar y Julieta continuaron escribiendo el hermoso capítulo de su historia familiar, sabiendo que cada día sería una oportunidad para amar, crecer y crear recuerdos inolvidables.


Maura susurró al oído de Salazar:
- Eres mi todo, mi amor.

Salazar la abrazó con fuerza y respondió:
- Y tú eres mi razón de ser, mi vida.

Se fundieron en un beso apasionado, entregándose el uno al otro una vez más. Los latidos de sus corazones se sincronizaron en perfecta armonía mientras se perdían en su amor mutuo.

||Cómo te soñé|| •COMPLETA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora