Capítulo 4: Consiguiendo armas.

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Carlos era el capitán del Bloody Diamond, toda la tripulación le tenía una fiel lealtad al español.

Y claro, Alice quién era su primer oficial era más ruda con todos, sin embargo Carlos había estado demasiado callado desde que lo habían encontrado en Altamira.

—¿Aún no ha dicho nada? —le dijo la rubia a Sebastian.

—No, y no lo hará, ni siquiera se ha acercado a hablar con Lando.

Todo siguió su curso, entonces Charles quién divagaba por la nave fue detenido por el español. Charles le dio una sonrisa al guapo capitán.

—¿Cómo es que un lindo y hermoso joven terminó entre sucios y terribles piratas? Eres como… un ángel entre cucarachas inmundas —Carlos lo miró curiso y fascinado.

—Tus hombres se colaron a la boda de mi amigo, y todo por una brújula que sí cae en las manos equivocadas nos va a matar a todos —Charles contestó mirando al mar.

—Yo lo sé, difícil —dijo el español— pero necesito llegar primero a Ícaris, sí lo hago y consigo esa espada voy a derrotar al mestizo.

Charles lo miró, el más joven se acercó aún más al capitán, realmente estaba fascinado, jamás había visto a un pirata, no le gustaba navegar y mucho menos nadar, toda su vida había estado fuera de la costa por muchos años.

—Creía que eran leyendas —el ojiverde le contó— jamás había visto así el mar.

Carlos vió al chico y se acercó más a él, poniéndole una mano en su hombro delicadamente.

—¿Ron? —le ofreció al ojiverde pero este negó amablemente.

—No, yo no suelo tomar, muchas gracias —dijo Charles como una sonrisa amable

—¿Cómo puedes ser tan… lindo? —Carlos no le quitaba la vista de encima a Charles.

Charles se sonrojó y le dió una sonrisa al capitán, el español lo tomó del mentón suavemente y acarició su mejilla.

Ninguno de ambos quería separarse, ninguno quería romper el contacto que tenían del otro, era realmente raro y muy hipnótico.

Como si fueran imanes que se atraen con una fuerza impresionante.

—Demasiado atrevimiento al estar muy cerca, capitán —sonrió Charles.

—No es atrevimiento, o tal vez soy demasiado descarado —Carlos sonrió.

Ambos estaban en un aura de romance al menos hasta que la primera oficial llegó y carraspeo para decirle a su capitán algo.

Carlos aún con la interrupción no dejó de sonreírle a Charles, al girarse su semblante cambió completamente a uno serio.

—¿Qué sucede, primer oficial? —Carlos habló con autoridad.

—Estamos cerca de nuestro destino mi capitán, estamos llegando a la India —habló la rubia.

Carlos tomó de la mano a Charles y lo llevó hasta dónde estaba el timón, ahí junto a él empezó a darle rumbo a la nave.

Lewis, George y Pierre sólo veían las interacciones de Charles con Carlos y todos definitivamente estaban confundidos.

—Dime por dios que no está enamorado de ese rufián —George miraba a su amigo sonreírle al capitán.

—No creo, es Charles —dijo muy seguro Lewis.

—Jamás lo había visto así, definitivamente sí pasa algo entre esos dos  —contestó Pierre.

—Si les sirve de algo, el capitán tampoco es un hombre de ¿Romance? —dijo Lando— puede ser que haya estado con muchas personas, pero, jamás muestra sus sentimientos… hasta ahora.

⟶Charlos. ♡ La Brújula Dorada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora