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Estaban todos acomodados en el cuarto, unos en la cama de George, otro par acomodadas entre unos almohadones y mantas en el suelo entre ambas camas y Iván estirado en su propia cama, aún envuelto en la manta azul que compartían con George y era usada cuando uno de los dos se sentía decaído.
-Todavía me siento ofendido por no haber sido invitado a tan esperado evento -murmuró Juan, jugando con un mechón que le caía por la frente. Iván bufo y se ocultó dentro de la sábana mientras Nicki, única testigo del encontrón, reía divertida.
-No fue tan espectacular como para que te indignes -dijo, su voz sonando ahogada por la manta. Al sentirse acalorado, sacó la cabeza, bastante despeinado-. Solo dije-
-¡No! -interrumpió Nicki-. Yo lo voy a contar, pero necesitaré que todos volteen a ver al techo.
-¿Por qué? -preguntó confundido Karl. Vio la hora en el reloj casero del cuarto y suspiró derrotado. Debería estar en química, no en chisme.
-Para efectos dramáticos - respondió. El resto, queriendo oír la historia de una vez, volteó sin rechistar.
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Llegó con todas las ganas de irse de regreso a su camita, porque es muy perezoso.
-¡Oye!
-Silencio, Bambi, estoy contando la historia -Iván gruñó, pero por su bien y el de sus lastimadas piernas, decidió hacerle caso a Nicki.
Rodri ya estaba ahí, sentado en las gradas, y, ¡por la guitarra de Angus Young! La foto de perfil en Twitter no le hace justicia. Es más alto de lo que parece, y tiene más aire de Birmano que el que deja ver sus caritas con signos y letras. En conclusión: si Iván no se aviva todo lo que será de Rodrigo es cuñado. Cuando nos volteó a ver estoy muy segura de que sonó música angelical.
-Yo escuché un riff, creo que llevar audífonos para ignorar tus suspiros tenía mucho qué ver.
-¿Quieres callarte?
-No -Sharon le tiró una almohada-. Prosiga, bella dama.
En lo que iba. Nos volteó a ver y casi me pongo de rodillas para besar el suelo que pisaba. Bueno, no, pero ustedes entienden. Se acercó medio tímido, algo irónico con el porte que se carga. Ligeramente musculoso y algo despeinado, había mucho aire en la mañana. Le preguntó a Iván si era, pues, Iván, y después de que le jalara los audífonos para que pusiera atención de una puta vez, le respondió que en efecto. O algo así, no sé, yo andaba perdida en los ojitos de Rodrigo. Se formó un silencio medio incómodo, porque Iván es un berrinchudo y quería irse, yo andaba nadando en los ojos de Rodrigo, y Rodrigo... no sé, creo que quería irse a correr. Lo lei en sus ojos.
Entonces, como la buena hermana-no-hermana que soy, le recordé a Iván que tenía que estirar antes de correr porque capaz se quedaba todo tieso a mitad de la primera vuelta, aunque Rodrigo tendría que haber ayudado y no hubiera estado nada mal, pero dejar en evidencia que Iván es un flojo en el primer encuentro como que no era muy... lindo, de mi parte. Procedieron a estirar mientras yo me quedé cuidando los suéteres y las chaquetas, porque les repito que había algo de frío, y les iba poniendo algo de música para evitar que se formara un silencio muy incómodo.
-Nos puso Bad Bunny. ¡BAD BUNNY!
-Qué exigente eres, ¿qué querías?
-¡DUKI! ¡Siempre será Duki!
-Básico.
Siguieron estirando y, honestamente, ¡qué vergüenza! Un chicle masticado y al aire es más elástico que Iván. Iván, eres un vago. Después de que estiraron y Iván me alegara, empezaron a correr y yo les puse Duki. Ya cuando no escuchaban porque tenía que hacer pagar a Iván la cobardía, aunque en ese momento era exactamente lo que hacía. George, gracias por tanto, perdón por tan poco. Corrieron unas dos vueltas y la diferencia en los estados de ambos era tan divertida que rozaba lo ridículo. Rodrigo estaba jadeando un poco, pero Iván se miraba más allá que acá. A mitad de la tercera, Iván tropezó y en lugar de correr doscientos metros, los rodó.
-Solo caí de rodillas, ni me raspé.
-Le quitas lo divertido a la narración de Nicki -Samy le sacó la lengua.
Carre terminó la cuarta vuelta y se acercó a Iván, creo que iba con intenciones de hacer algún chiste de atletas, pero como lo vio medio muerto y con una rodillita negra por la tierra de la caída, dijo que podía irse, que realmente no era necesario y que él de corazón creyó que a Iván le gustaba correr. Quise abrazarlo, maldita sea. Pero Iván no, a Iván le hirió el orgullo y, terco como una mula, insistió en terminar aunque sea cinco vueltas. Rodrigo, no muy convencido, accedió a terminar cinco vueltas. pero le bajó al ritmo y estuvo más pendiente de Bambi que de su camino, porque tiene el corazón de un gatito Birmano. Fin del encuentro.
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♡veinte tweets de amor y un post desesperado♡ (rodrivan) (adaptación)
FanficTwitter + chisme = felicidad todos los créditos a @latitadepringles